Chapter Twenty-six.

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—Entonces puse la carne a la sartén. Cómo eso tarda unos tres minutos pues dije, me voy a poner con el móvil. Y pues esos tres minutos se convirtieron en diez.— habló riendo Babi con una hamburguesa a medias en la mano.

—Lo mejor de todo es que le avisé diez veces. Diez.— contesto Samantha haciendo el gesto con sus dos manos.— Pero la señorita me ignoró y no me dió atención. Y desde ahí fue que mi cocina está negra.— le dió una mirada de odio.

—Ya te pedí perdón, pero es que el juego este es muy adictivo.— se excusó. Las risas de los dos hombres se hicieron presentes.

—Es que hay que ser gilipollas...— negó con una sonrisa el peligris dándole un bocado a su hamburguesa.

—Calla abuelo que tú no sabes ni hacerte un puto bocadillo.— se quejó Gustabo metiéndose una patata en la boca.

—¿Cómo? ¿Me estás diciendo que no se cocinar?— un ajá sonó por parte del rubio. El superior se ofendió.— Si no se cocinar pregúntale a Babi en su cumpleaños, listillo.

—Dime Babi ¿que tal estaba la cena?— los dos hombres que peleaban la miraron espectantes. Babi carcajeo, quiso seguirle el rollo a Gustabo esta vez.

—Bua, la carne cruda, incomible.— La boca de Jack se abrió al igual que sus ojos. ¿Era enserio?— ¿las patatas? crudas. Un asco. Todo mal.

—No te hago una cena más.— la señaló amenazante con una patata. La chica se descojono.

—Que no coño, que es mentira. Estuvo muy buena la cena. 5 estrellas, exelente servicio.— hablo divertida. La carcajada del mayor no tardó en llegar.

—Y el sexo de después también de 5 estrellas ¿no?— dijo con normalidad Samantha. Gustabo escupió su Coca-Cola, Jack se volvió rojo como un tomate y siguió comiendo mirando hacia otro lado y Babi se empezó a atragantar.

—¿Cómo me vas a preguntar eso?— hablo con un hilo de voz. Se llevó su mano al pecho, le faltaba el aire.

—Osea que es verdad eh...— levantó la cabeza Gustabo. Este se encontraba limpiando el suelo con una servilleta, lo había mandado la rubia por ensuciar el suelo.

—Tu limpia y calla.— le volvió a ordenar. Un 10-4 se escuchó por parte de su pareja.— Osea que es verdad...— repitió las mismas palabras.

—Pobre Gustabo lo tienes de esclavo.— dijo Babi ignorando a su mejor amiga. Gustabo levantó la cabeza y susurro un ayuda cosa que hizo reír a la mujer.

—¿Me vais a contestar?— insistió la rubia. Babi suspiró pesadamente y se le ocurrió una idea. Se levantó de su asiento con una sonrisa.

—Pues claro, Jack te contestará. Yo ahora vuelvo.— y se marchó con una gran sonrisa. Así se sale de una situación incomoda, pensó llendose al cuarto de baño. Jack trago saliva y se puso nervioso.

—Me hecho el marrón a mi...— murmuró con la cabeza agachada. La levantó instantáneamente al escuchar un ejem de Samantha. Cogió aire y se preparó.— Si es verdad. El mejor polvo de su vida seguro...— murmuró con una sonrisa. Los presentes se miraron y empezaron a reírse.

—Hijo de puta.— hablo entrando por la puerta de nuevo pero está vez sonrojada, había escuchado todo.— Pensé que no lo dirías, que no serías capaz. Y míralo. —Jack sonrió victorioso.— Y se piensa que ese a sido el mejor polvo de mi vida...— susurro Babi haciendo como que si no existiese el peli gris.

—¡Oye!— se quejó este. Las chicas se rieron. Gustabo cansado se levantó del suelo y se acostó en el sofá mientras reía por la conversación.— Y no fue el mejor... ¿por qué me pedías más?

«𝙉𝙤 𝙨𝙚𝙖𝙨 𝙩𝙖𝙣 𝙖𝙣𝙩𝙞𝙜𝙪𝙤 𝙖𝙗𝙪𝙚𝙡𝙤»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora