CAPÍTULO 11: UNA SEMANA BASTA.

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Desperté temprano, olvidé quitar mi alarma, la apagué, encendí mi celular, tenía mensajes en el grupo de chat de mis amigas.

N: Mila, ¿cómo sigues?, te llamé y tu celular estaba muerto...

D: Muerto como tus oportunidades conmigo, JA-JA-JA.

A: Chicas...

D: Y muerto como la oportunidad de Ally con el padre Alberto, amén.

N: JAJAJAJ, basta, necesitamos estar serias para Mila y ustedes salen con esto.

A: Dinah, deberías callarte o el domingo serás tú quien me acompañe a la iglesia

D: ...

N: ¡Oh, cariño!, ¿ahora eres muda?, vaya, Ally, eres intimidante.

A: Lo sé, cariño, pero a lo que veníamos, Mila, ¿estás ahí?

C: Por supuesto, no me perdería sus discusiones por nada del mundo, me hacen reír bastante, chicas.

D: No le veo lo gracioso a ser amenazada por Ally con ir a la iglesia.

A: Dinah...

D: Ya, ya, de nuevo soy muda, me retiro, ya voy para la escuela.

N: Pasa por mí, no quiero llegar sola.

D: Pensaba pasar por Mila, no por ti.

C: Descuiden, no iré a la escuela una semana, anoche me dolían los golpes y el doctor me dijo que debo tener reposo estrictamente.

A: ¡Oh por Dios!, ¿te encuentras bien?

D: Calla, monja, deja que nos cuente.

A: Dinah, ya, no es gracioso, te golpearé cuando te vea.

C: No lo hagas Ally, te dobla la altura, JAJAJA.

A: Gracias por el apoyo.

C: Las amo a las tres, no se maten, me mantienen al tanto de las clases, iré a dormir otro rato.

D: Descansa, te voy a extrañar.

A: Recupérate, cualquier cosa nos avisas.

N: Mierda, ya llegué a la escuela, te amamos Mila, nos vemos pronto.

Dejé mi celular de lado y me dispuse a volver a dormir, comenzó a sonar y pensé que sería alguna de mis amigas, sin mirar respondí.

Lo sé, no puedes vivir sin mí – dije en un tono coqueto.

Ah..., sí, buenos días para ti también – respondió Lauren del otro lado de la línea, mierda, ya la cagué.

Oh... yo... lo siento, pensé que eras Dinah o alguna de mis amigas – dije torpemente ruborizándome.

Pues soy yo, y sólo llamaba para saber cómo sigues, si quieres que te vea en la entrada para ayudarte a llegar a tu salón – dijo amablemente.

No es necesario, Jauregui, no iré a la escuela – dije fríamente.

¿Por qué no vendrás? –me preguntó.

Porque anoche mis padres me llevaron al doctor y me mandó analgésicos y una semana de reposo, ahora si te interesa, debo colgar para seguir durmiendo, adiós Lauren, saludos a Lucy – le respondí y enseguida le colgué sin esperar respuesta alguna de su parte. Bajé a desayunar algo, toda mi familia ya se había ido a sus respectivos trabajos y escuela, estaba completamente sola, después de terminar, subí a mi habitación y me dispuse nuevamente a dormir, cerré los ojos cuando de pronto escuché el timbre, quizá era Sofía que de nuevo llegó tarde al colegio y la regresaron a casa. Me levanté y bajé a abrir.

Amor predestinado CAMRENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora