... O tal vez ...

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Shoto caminaba entre la multitud, todos estaban ensimismados en sus propias cosas, por lo que el parecía no llamar la atención de quien caminaba cerca. Eso era muy agradable, que los demás no perdieran su tiempo viéndole y se enfocaran en lo que realmente les importaba.

El día era encantador, el clima tan agradable y la inmensa paz de recorrer las calles sin un traje y andar con un atuendo casual y cómodo. Amaba su trabajo, así que no podía quejarse de los días atareados y comprendía que, a pesar de no portar traje alguno, no le quitaba la responsabilidad de mantener orden. Mucho menos cuando todo está sucediendo frente a sus ojos. 

Sin embargo, trataba de aprovechar su día libre de forma que no se arrepintiera al siguiente día de no haberlo hecho. Shoto siempre pensó que aprovechar su día era quedarse mayormente en casa, ver películas, comer y dormir. No importaba el orden de dichas actividades las haría sin falta.

Esta ocasión el salió de casa, no para salir con alguien o pasar el rato, estaba decidido a comprar el nuevo volumen de su cómic favorito. Si no, ¿Cuál sería la intención de salir de casa cuando paga por un servicio de streaming y podía pedir comida domicilio?, sabía que incluso el cómic podría ser enviado por correo, pero la continua insistencia de Fuyumi- su hermana mayor- no lo dejaba en paz, ella continuamente le llamaba - mucho más que su madre, no podía evitar pensar que ella era otra madre para él- para saber cómo se encontraba, si comía bien, sobre el trabajo y más cosas. Entre ellas, Fuyumi se percató de que su hermano menor se mantenía cautivo en casa, le pidió que por lo menos saliera de casa, no necesariamente por el trabajo, si no que caminará un poco sin preocupación alguna.

 Él estaba completamente agradecido con su hermana, porque le dio apoyo cuando sintió que su mundo se venía abajo, desde la misteriosa desaparición de Midoriya. Ella era la única persona a quien le contó aquello e intentó comprender la situación de su hermano, no cuestionó nada y dejó que él soltará cada cosa a su tiempo, sabía que cualquiera en su situación sentiría temor de rechazo por parte de los demás y aún peor de la persona que le gustaba.

El plan de hoy a parte de su compra prioritaria es, comprar lo necesario para la comida de ese día, tal vez preparar algo para el siguiente de día -el cual era de trabajo-. De algún modo, se levantó de la cama con gran humor y unas inmensas ganas de preparar comida, era consciente de que cocinar no se le daba mal, hasta el momento no ha tenido experiencias desagradables como quemar la cocina o preferir pedir comida al ver una extraña masa con píxeles para menes frágiles.

Cuando todas sus compras habían finalizado, se percató que se llevó más tiempo del que había pensado. La temperatura había aumentado y la poca sombra no lograba reducir el bochorno que se sentía en ese momento, pero eso no detendría su camino a casa donde realmente disfrutaría el resto del día, compró suficientes golosinas como para no salir los siguientes dos fines de semana, los víveres faltantes los pediría a domicilio. Sí, de esa manera será.

Mientras caminaba, su mirada pasaba de un lado a otro interesándose en uno que otro local que no había visto o no recordaba haber visto en cada regreso a casa. Cuando su mirada se topó con una tienda de artículos coleccionables, se detuvo.

-Oh, tal vez la siguiente ocasión venga a dar un vistazo y llegue a comprar algo...-  de repente pasó por su mente la imagen de esa persona y una leve sonrisa salió sin querer- él podría estar emocionado al ver un lugar así, sería gracioso que a esta edad se comportará de esa manera... (Ah, espera...en qué estoy pensando... por qué él)- Solo un suspiro salió de su boca.

Decidió que ya era suficiente. Sin prestar atención a su alrededor retomó su camino, pero apenas dio un paso y chocó contra alguien que a pesar del inesperado choque no perdió equilibrio. Al parecer esa persona tiene una estatura similar a la suya, lo notó cuando su mirada se dirigía hacia él.

- Lo siento- parecía algo avergonzado- está usted, bi...- no terminó la frase cuando reconoció el rostro de la persona frente a él, ahora no sentía vergüenza si no que, estaba sorprendido- ¿I-Izuku...?

- ¿Shoto?... ¡Eres tú! - la expresión en su rostro también fue de sorpresa.

-Sí..., ¿Quién más podría ser? - intentó que sus palabras no demostraran su emoción por volver a verlo

-Jejeje, es cierto-dijo llevando su mano derecha detrás de su nuca, a pesar de soltar esa ridícula respuesta su mirada no dejaba de ser brillante ante los ojos de Shoto. Le sonreía, estaba sonriendo. Esa sonrisa que incontables veces le hizo sentir tan determinado y con tanta confianza, pero también logró hacerle sentir tan inseguro de sí mismo.

- ¿Cómo has estado en todo este tiempo? - cortó su delirio. 

Frunciendo el ceño dijo- ¿No crees que esa pregunta deba hacerla yo?-y continuo con otra pregunta- ¿Dónde has estado?-para ser evitada con otro comentario de su parte.

-Jejeje, ¿pensabas comprarte una figura de acción?, creo que eso es genial - Para Shoto esa evasión le pareció muy tonta y sintió algo de molestia.

- ¡Oye! No debes ignorar de esa manera mph...-esa fue una acción espontánea, no se había dado cuenta del momento en el que se acercó demasiado a él y terminará su reclamo con un beso...

Por la impresión sacudió bruscamente su cuerpo como sí realmente estaba empujando a otra persona- ¡pero ¿Qué ... mierda?!- sus ojos estaban completamente abiertos, por la sacudida tuvo un leve mareo. Su corazón estaba acelerado e incluso sentía algo de vergüenza, todo su cuerpo cosquilleaba...


Debería considerar esto como un... ¿buen sueño? o una ¿pesadilla?... ¿Cómo debía sentirse en este momento?

¿Puedo quedarme a tu lado?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora