Soy una princesa no soy reina ¿de que les sirvo a la pulpo? ¡Oh vamos! Apenas puedo tener tiempo de estar aquí atada,¡ay no! Si la abuela Leah se entera estoy muerta. ¿Donde esta Carlos?, necesito regresar a Auradon. Mis deberes reales, la cena con los dueños de un orfanato era hoy en la noche. ¡Ahg! Pero claro la peli morada no podía quedarse en Auradon tranquila y junto a Ben.
— Fathana cálmate — susurro Ben.
—Claro porque estando atada a este poste uno puede estar calmado— mi voz derrocha sarcasmo y lo confirmo al oír a Ben bufar.
—Fathana por favor, trata de calmarte — dice.
De repente su voz se oye lejana al ver un punto exacto del mar. Personas convertidas en piedras, Audrey en una cama y Hades salvando a alguien de morir. Audrey, ella, es el mal que pasará en Auradon, necesito buscar a Hades, y como si un hada madrina me oyera mis sogas se rompen, sonrió, evitare que Audrey muera.
—Ben de verdad lo siento pero esta no es mi batalla — le sonrió al estar frente a él
— ¿visiones? — pregunta y asiento —ve a buscar Fathana yo estaré bien, Mal y los chicos llegarán en cualquier momento — me sonrie para tranquilizarme.
Comienzo a correr fuera del barco, adentrando me en la isla de los perdidos, mis hermanos son mi prioridad, después de mi reino.
Me voy adentrando cada vez más, hasta llegar a un lugar que dice "cuidado con el perro" ¿Hades tiene un perro?. Me adentro al lugar, al parecer alguien dejo la puerta abierta, camino por la cueva, vaya a este dios si que le gusta la oscuridad.
Hasta que escucho voces me asomo un poco y es Hades pero no está solo, una pequeña de piel morena y risos rojos lo acompaña. Me llama la atención el espejo detrás de él, es hinoptico y muy antiguo.
Mis ojos no podían despegarse de ese espejo, hasta que veo un rayo rosa y a mi hermana con una corona, el cerro de maléfica y yo a su lado, como siempre lo hemos estado.
—Así que tu eres Fathana Beauty la princesa maldita — habla Hades logrando que lo observe a él y no al espejo —¿que has visto pequeña rubia? —pregunta interesado
—El mal que le espera a Auradon— es todo lo que alcanzó a decir, antes de caer inconsciente.