Prólogo.

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En el fondo, nadie sabe por qué ni lo que quiere. Si como se dice, la libertad es un misterio, la voluntad es un monstruo ciego.
                                                                        ~FranzTamayo

9 de octubre del 2002 Charlie y Charly.

Duermete Charlie, ¡duermete niña!
Cantaba la mujer rubia mientras movía de un lado a otro la cuna en la que estábamos mi hermana y yo, estábamos juntas, pero la mujer que tenía en frente solo me hablaba a mi, lo cual no entendía por que mi hermana también estaba ahí y no estaba dormida.

Tenia dos años, lo mismo que mi hermana, algo obvio por que éramos mellizas, ella tardó siete minutos en salir del vientre de mi madre, después de haber salido yo, claro, se llamaba charly, la diferencia entra ella y yo es que ella era delgada, su cabello era castaño oscuro igual que sus ojos, yo tenía unas libras más que ellas, era más grande y mi pelo era todo lo contrario al de ella, era marrón con mechas rubias y algo que teníamos en común, los castaños ojos que tanto parecían gustarle a mamá.

Dos años después desperté asustada, buscando entre las sábanas a mi hermanita menor que yo por tan solo siete minutos. No la encontré, empecé a gritar desesperada, no podía soportar ni tan solo un segundo alejada de charly, no podía. Tiré la almohada al piso, y luego la de mi hermana, hasta asegurarme que podía bajar de la alta cama sin que mi cuerpo se lastimara, corrí hacia al baño buscándola, más no la encontré allí. Empecé a desesperarme tanto que mi respiración se escuchaba en el oscuro pasillo de la casa en que iba, no me detuve a pesar de que mi vista fue nueblandose por las lágrimas que ya querían 0 correr en mis mejillas, choque contra una pared que golpeó tan fuerte mi frente que mi vista terminó invadida por una terrorífica oscuridad.

–Mamá, mamá, ¿donde está charly? Quiero verla desperté desesperada y con un fuerte dolor en la cabeza.

–Ella ya no está hija.– respondió mi madre con los ojos llenos de lágrimas.

–Quiero que juguemos con las muñecas, ¿Donde está? ¿Donde está? –pregunté sin parar, a pesar de el fuerte dolor en mi cráneo, ella es mi única amiga, ¿Donde está? Sin duda alguna, me estaba volviendo loca el saber que mi charly no estaba. Minutos después mi padre llegó acompañado de varios hombres con batas blancas, gorros azules y con guantes del mismo color que sus gorros, parecían doctores. Mamá se levantó y me miró con nostalgia y después de un largo suspiro, me dijo: Charlie, tu hermana ha muerto.

–¿Qué?– Grite angustiada, me levanté e intenté correr a mi habitación pero unas fuertes manos me interrumpieron el paso, me sujetaron y clavaron una jeringuilla en mi brazo izquierdo, Mamaaaaa!...

Desperté de un brinco, asustada, pasé mis manos por mi cabello frustrada y cansada por la fiesta en la que había estado toda la noche.

Otra pesadilla.

Sentía que todo en mi estaba pesado, no comprendí el por qué de esa horrible pesadilla, mamá me había dicho a la edad de 4 años que mi hermana charly había muerto después de tener casi 15 días ingresada en el hospital, se había congestionado, su salud se vio afectada por problemas respiratorios, de verdad que quería comprender aquella pesadilla pero no encontraba el hilo.

Era mi cumpleaños y no le daría más vueltas al asunto, fue algo imaginario, un sueño, algo que no sucedió.

La alarma empezó a emitir su sonido como de costumbre cuando tenía el sueño a lo profundo y hacia despertarme de brincos. Ya estaba harta de estar yendo al infierno en el que estaba cursando mi último año, "Instituto". Tomé una ducha y me vestí. Tenía mucho que hacer y estaba emocionada, por fin cumplía 18 años.

Mi hermana es un monstruoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora