Capítulo 18

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Corrimos por un pasillo y al final de el había una puerta, la atravesamos y dimos con la parte de atrás de la cabaña. La policía había entrado, pero su peor error fue no rodear la cabaña, así fue como pudimos salir de allí, por la parte trasera.

Charly me había empujado, me obligó a salir con ella y su banda de asesinos maniáticos.

Calló la noche, aún caminamos en una sola dirección, solo veía árboles y más árboles.

No podía dar un paso más, mis piernas se negaron a darlo. Caí de rodillas en la verde hierba, mis brazos estaban sostenidos por Pedro y Danny, mientras que melody y Charly iban detrás nuestro.

–Levántate inútil, no tenemos tiempo para tus berrinches.– Añadió Charly.
No respondí.

Suspiré, cansada, derrotada y sin fuerza alguna para levantarme de allí. –¿como iba a tener fuerza  si ni siquiera había comido nada? ¿Como iba a tenerla?– No había manera.

Cerré mis ojos, deseando morir allí mismo.

Sentí como unas manos gruesas tomaron mi cuerpo con rudeza, abrí mis ojos sorprendida cuando quién me tomó, empezó a caminar como si nada, como si llevara en su hombro una esponja y no una chica herida tanto física como emocionalmente. Dejé que hiciera lo que quisiera, con lastimado cuerpo. Había hecho un trato con Charly y solo esperaba que lo cumpliéramos.

Asesinarme era su objetivo y me tenía. Me había propuesto ganar esta guerra, –Pero... ¿cómo iba a ganarla si ellos eran 4 y yo una?– tocaba rendirme, pero aún no era de admitir.

Danny se detuvo y me bajó de su hombro. Todo me dió vueltas hasta quedar todo en un mismo lugar, tenía un dolor intenso en mi cabeza, y pude ver como Charly se inclinó y empezó a abrir una puerta en la tierra, entonces vi lo que parecía ser un túnel.

–Entren, ¡Vamos!– gritó Charly.

Bajamos por las escaleras y caí en la cuenta de que no habría forma de encontrarme allí debajo de la tierra, en un puto sótano, este lugar sin dudas habría sido bien construido para esconderse allí.

Caminamos por un largo pasillo, habían tres habitaciones allí, cerradas, melody había entrado en una de ellas, Pedro al igual. Charly, Danny (que no decía ni media palabra) entramos en la última habitación. Había una cama tendida con una sábana blanca, sillas y un pequeño baño dentro.

Recuerdos de aquel día en que la sábanas blancas quedaron teñidas con mi espesa sangre después que Charly apuñalara mi vientre. Frote mis dedos por encima de mi cicatriz, esa que negaba a desaparecer, aquella que era mi tortura cada vez que la veía, supongo que era ese su objetivo.
Lo había logrado.

–Oye imbecil, ¿podrías quitar tus sucias manos de mi piel?– reproche a Danny cuando me tomó y me llevo a la cama para atar mis manos con cadenas.

El solo me miró y continuó colocando más esposas en mis manos.

Dolía. Todo me dolía.

–Si vas a matarme hazlo ya.– añadí en dirigiéndome a Charly.

–¿Nos dejas divertirnos antes del hecho?– Respondió mordiendo su labio inferior.

Una sonrisa caí siniestra en el rostro de Danny fue una clara advertencia de que allí no sucedería nada bueno.

–¿Vas a asesinarme de la misma forma que lo hiciste con papá?– solté cuando dió la espalda.

Pintaba sus labios de negro en el espejo. Se entretenía en ello.

–Mamá te contó, ¿no?– Mi silencio fue su clara respuesta. Respiró hondo y guardó el labial que estaba usando en una caja de maquillaje, caminó en silencio hasta la puerta y le ordenó a Danny que nos dejara a solas. –¿Desde cuando era reservada?–

–Pues te lo contaré yo, me sobra tiempo.– añadió un segundo después que Danny saliera de allí.

–No quiero saber de tus monstruosidades.– respondí apartando la mirada.

–Pues vas a tener que escuchar.

Mi hermana es un monstruoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora