Capítulo 10

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No tardé ni media en hora en llegar al hospital donde se encontraba Melody. Cuando llegamos a recogerla no pensé que la caída había afectado tanto su pie izquierdo, pues lo tuve más que claro cuando vi que lo llevaba enyesado, se le dificultaba caminar, se podía ver a leguas.

–Dime que te encuentras bien.– solté cuando la rodee con mis brazos.

–Si lo estoy, ¿Algún paradero de tía Michell?– respondió y vi la clara tristeza en sus ojos, unas gruesas lágrimas bajaron por su mejilla cuando mi silencio fue toda una respuesta contraria a la que ella esperaría y yo desearía. Que mamá estuviera aquí, sana y salva pero no estaba.

No había pegado un ojo en la noche entera, abracé la almohada, la pegué a mi cara y ahogue un grito, solloce, lloré hasta quedar sin lágrimas, me sentía vacía, no dejaba de pensar y preguntarme ¿dónde estaba mamá? ¿donde podría estar?

Me sentía ahogada. Mi mente lograba ahogarme en los inmensos pensamientos que llegaban, haciéndome desesperarme aún más, todo era negativo.

Algo dentro de mi me hacía sentir culpable de todo.

En mí, era como si hablaran y habitarán dos personas distintas.
La que se desesperaba en medio de una laguna de pensamientos y la otra que simplemente se encontraba en una tierra movediza, sin moverse pero hundiéndose poco a poco, pero con persistencia.

A pesar de estar en la casa del tío Axel, no me sentía para nada segura, la veía, la escuchaba en todas partes.

La oscuridad era su refugio.

Mi miedo también lo era.

Charly parecía habitar en mis pensamientos y alimentarse de ellos, de mi.

–Michell nunca quiso que varios temas de tu hermana fuesen tocado en tu presencia.– Comentó Axel retorciéndose en el volante del coche, mientras Melody reposaba su cabeza en mi hombro y dormía profundamente.

–¿Cuales temas?– lancé, esperando la peor respuesta.

No sé por qué, pero la paciencia del tío Axel era casi siniestra e inquietante. ¿Como podría comportarse así, sabiendo con quién estaba mi madre, su hermana?

Suspiró y continuó. Esta vez tenía aferrado el volante con más fuerza, haciendo notar sus gruesas venas en sus manos.

–Charly desde pequeña intentó asfixiarte cuando dormías. Su mente evolucionó más rápido que la tuya, tú siendo la mayor de las dos. Era agresiva e impulsiva, no sé si tu madre te contó, pero una vez intentó incendiar la casa mientras todos dormían, pasaba horas y horas jugando con las muñecas, tu madre quemó las muñecas pero una semana después, las dos muñecas había vuelto.–

El miedo recorrió todo mi cuerpo como un incendió.

"Las muñecas".

Esas mismas muñecas que estaban allí, el día que me secuestró. Eran sin duda algo especial para ella y aquellas muñecas eran una réplica de nosotras, eran idénticas.

–Entonces ella...– Susurre asustada sin poder creer la conclusión que había llegado a mis pensamientos.

–Poseer, ella está poseída por una de esas muñecas– soltó dejándome sin apenas pestañear.

El pánico amenazó con ahogarme pero todavía faltaban cosas por saber y dudas que aclarar, que tenía que ser aclaradas de una vez por todas.

Si charly estaba poseída por las muñecas, entonces también lo estaba yo, por que eramos mellizas y las dos muñecas eran nuestro clon.

–Tú no fuiste poseída por ninguna de las muñecas, tu madre ató un hilo rojo en tu pie izquierdo al nacer, esa es la razón por la cual no entiendes nada, esa también es la razón por la cual Charly quiere asesinarte, por que no fuiste poseída, por que te protegieron a ti y no a ella, siempre fuiste tú al nacer.– dijo como si leyera mis pensamientos.

Había la mayor posibilidad en lo que el tío Axel había dicho, Charly me quería en su desastroso juego pero sabía que no podía por que no estaba condenada a algo maligno como ella.

–Es que todavía no comprendo, ¿De quién eran las muñecas?– Cuestioné mientras lo observaba con preocupación.

–Eran del aguelo, las había maldecido y arrojado al mismo sótano. Pensó que nadie podía encontrarla allí, pero tú traviesa hermana la encontró. – aclaró aparcando el coche frente a su casa.

Reunidos los tres, decidimos que era tiempo de buscar a mamá por nuestra propia vía.

Habían pasado apenas un día. Me negaba rotundamente a esperar una hora más sin saber del paradero de mamá.

Estaba dispuesta a perderme a mi, por savarla a ella.

–Tengo un plan– añadí cuando una divina idea surgió en mi interior.


Mi hermana es un monstruoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora