Capítulo 21

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"¿Por qué no lo puedo matar? Si de todas maneras vamos a morir."
– Mary Bell

Había perdido mi identidad, no conocía mi lado malo, ese que acaba de salir. En aquellos momentos había perdido mi virginidad en manos de un cualquiera y más que un cualquiera; un maniático asesino, (asesino por que era cómplice de la locura de Charly), le había hecho creer que me gustaban sus asquerosas caricias pero lo que más sentía cuando me toca era asco. Era un plan para asesinarlo aunque no me creía capaz, lo hice.

Me sentía más triste de lo que ya estaba. Sentí que en mi, ya no había eso que se llama: valor. Que había sido usada, violada y eso era como perder el valor que tiene una mujer cuando es Virgen.

Mi entrepierna dolía, me ardía todo por dentro. Me sentí húmeda y sabía que era sangre.

Ya no había nada en mí y sé que durante mucho tiempo, no iba a soportar que ningún hombre me tocara, me daba asco sólo pensarlo, me decepcioné al tal grado que me sentí insuficiente, traicionada por mi misma, y era peor. La peor decepción es cuando tú mismo eres quien te decepciona, cuando haces algo y luego caes en la realidad y te das cuenta que ha sido un error, uno insoportable. Mis mejillas estaban tan hinchadas que me dolía hasta tocarlas.

Me sentía una basura. Una no reciclaje.

Respire profundo, intentando asimilar la actitud que se posó en mí cuando asesine a Danny y lo fácil que lo hice y no solo eso, sino lo mucho que me gustó, pues se había llevado mi virginidad sin ni siquiera conocerme, se supone que la tendría con mi chico, no con alguien así. –¡Maldita sea! Me negaba aceptarlo, me daba tanta rabia toda aquella situación que solo quería asesinarlos a todos de una buena vez.–

Mire al techo, abatida, realmente agotada tratando de entender mi acto violento de hace unos minutos.

Mi conciencia no paraba de gritar que era una asesina y que terminaría siendo peor que todos allí, otra parte, una muy oscura de mi pareció salir a la superficie, pues solo quería vengarme de todo el mal que me había hecho Charly. Tenía una batalla mental, estaba entre ser y no ser, entre hacer y no hacer, en momentos me decía a mi misma que lo mejor era rendirse, pero por otro lado pensaba defenderme hasta que todo acabe y quede un ganador, y sin duda alguna, mi meta era asesinar a Charly. Me propuse a ir por ello.

Giré mi cuerpo escondiendo la mancha de sangre que tenía mi vestido, aunque sabía que era inevitable que no se dieran cuenta que había asesinado a Danny, sabía que todo iba a empeorar en cuestión de segundos, que Charly no dudaría en asesinar de una buena vez, pero estaba tranquila, lista para atacar, no importaba que fueran 10 iba contra lo que tuviera que enfrentar y estaba preparada. Por fuerte, entró la estupida y traicionera de Melody.

–Te traje una sopa, niña mal criada.– hasta su tono de voz había cambiado, parecía tener una doble personalidad, una que me hizo creer que estaba de mi lado cuando era lo contrario, y la otra que acaba de manifestarse, tenía dos caras.

–Ya veo que nunca me apoyaste, siempre estuve con una traicionera, una muy barata, ¿Por qué lo hiciste?–dije con la calma que no estaba ni cerca de tener.

Escuché sus pasos cautelosos, un silencio que me hizo creer que ya había visto la sangre que salía por debajo de la puerta del baño donde estaba Danny, apuñalado.

–Supongo que debemos estar en las buenas y en las malas, pues no dejaría a mi amante por protegerte a ti.– respondió igualando mi tono.

–Deberías de echar un vistazo a la bañera.– añadí centrando mi mirada en la de ella. Ella giró su rostro en dirección al baño y soltó el plato de vidrio que tenía en sus manos, (la sopa que me había traído). Llevó sus manos a su boca y ahogó un grito.

Mi hermana es un monstruoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora