Capítulo 04

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"Los monstruos son reales, y los fantasmas tambien; viven dentro de nosotros, y, a veces, ellos ganan."

Sangre, había mucha sangre en aquella cama donde estaba, la blanca sabana estaba teñida de un rojo oscuro, olía mal, a algo podrido.

¿De quién era la sangre si yo no estaba herida en ninguna parte?

Observé mis manos manchadas de aquel color rojo, demasiado rojo.

Estaba tan asustada.

Mi respiración se cortó de golpe, avisando que el pánico llegó.

La desesperación amenazó con asfixiar.

Mi cuerpo comenzó a temblar, comenzó a temblar cuando una gota de sangre golpeó mi cabeza, deslizándose por mi corto cabello, luego otra gota, y otra, hasta correr por mis labios temblorosos.

Lleve mi mirada lentamente hasta ver de dónde caía aquella sangre. Solté un gritó que me destrozó la garganta cuando vi que encima de mi cabeza estaba el cuerpo de Andrey ahorcado, y un cuchillo traspasado en su estómago y desperté.

Era solo una pesadilla. El lugar donde estaba era diferente al lugar donde me encontraba ahora, estaba encerrada pero ya no estaba atada. Tenía una bata blanca, me dolía la cabeza a un grado tan alto, que posiblemente tendría las horas contadas para que mi cabeza estallara. Había tenido una horrible pesadilla, ¿Mi mejor amiga había sido asesinada de aquella espantosa manera? No lo creía.

Me levanté del lugar donde desperté minutos atrás, caminé descalza sobre el frío suelo. En aquella habitación había una limpieza intocable, olía agradable, en un momento llegué a pensar que todo había pasado, que había asesinado a charly y que hoy, estaba en mi habitación pero por más que quería creer que era así, no lo era.

Entré a la bañera y giré la petilla y dejé que el agua callera sobre mi delgado cuerpo, estaba aún más delgada. Olía mal, tenían cabello entre mis uñas, estaba sucia, me sentía sucia. Apoye mi espalda en la pared y me deslice hasta quedar sentada, abracé mis piernas y dejé que las lágrimas corrieran mientras me arropaba el agua de la bañera, por un momento me sentí tan débil, lo era realmente pero admitirlo en voz alta era hacerlo más real. Mi mente me ahogaba, me desesperaba la idea de estar encerrada, no dejaba de cuestionarme y juzgarme.

Una vocecita no deja de escucharse en mi cabeza, repitia aquellas palabras sin parar, una y otra vez, decía:

Asesina, eres una maldita asesina, desquiciada, ERES UN MONSTRUO.

Solo escuchaba aquella voz.

El agua se convirtió en sangre, las paredes tenían un escrito: "Charlie, Charlie". Empecé a temblar, llevé mis manos, salí de la bañera y fui al espejo, mis ojos estaban negros, tan negros que parecían lo más profundo de un abismo. Retrocedi un paso y luego otro paso hasta salir de allí. Sabía más que nadie que todo aquel horror era producto de mi imaginación.

Es mental, no es real. Repetí varias veces en voz alta mientras abrazaba mis piernas desnudas y movía mi cuerpo de un lado a otro encima de la cama, desesperada.

Me estaba volviendo loca la idea de estar allí encerrada ¿hacia qué tiempo? Es que ni siquiera sabía el orden de los días, por que mes del año íbamos, no sabía ni la hora. Había perdido la noción del tiempo.

Charly me había arrancado todo. Mi felicidad, por que siempre tuve lo que quice, yo era aquella chica que tenía un futuro por delante y que quería lograr mis metas, al contrario de charly, ella solo queria destruir, hacer la vida de los demás, un desastre, quería arrastrar a todo el que se le atravesara en frente y llevarlo al caos que era ella. Eso quería, "Quería " por que de mi no lo obtendría.

Me ahogaba en mi propia laguna mental, hasta que vi como Pedro entraba por la puerta de la habitación donde me encontraba, aquella que tenía una sola ventana, que por mala suerte estaba condenada.

–Te traje desayuno.– dijo, extendiendo una bandeja con salchichas, papas y coca-cola.

–¿Desde cuando planteaste mi secuestro al junto de charly? ¿Cuando te pago por ello?– respondí con mirada tentadora y pronunciando con firmeza, cada palabra de aquellas dos preguntas.

–Veo que la droga hizo efecto.– comentó y dejó el "desayuno" en la mesita de noche que había allí, luego caminó hasta la puerta pero no lo dejaría irse y dejarme allí con lo confundida que me habían dejado sus palabras, le puse la mano en el hombro y lo atraje más adentro de la habitación.

–No me toques psicópata.– advirtió.

–Vas a explicarme. Dije con tono amenazador.

–¿En serio quieres que te digas lo desgraciada que es tu madre? Pues lo sabrás. Yo soy uno de los doctores que estuvo ahí el día que tu madre adoptó a charly, estabas tan desesperada que tuvimos que inyectarme droga para que puedas olvidar todo, esa era la única forma para hacerte olvida la existencia de tu melliza.

Cada palabra dicha por pedro, fue como lanzar piedras a mi cuerpo. Me lastimó, abrió mis heridas aún más, haciendo que mi labio inferior comenzara a temblar y luego mis mejillas dieron el paso a gruesas lágrimas.

No había un día que por mis mejillas, no corrieran lagrimas.

–¿Como fue que terminaste aliado a la locura de charly, por que esto es una completa locura, lo sabes ¿No?– Comenté con la mirada en el suelo. Había olvidado el rostro de los que entraron allí como "Doctores" pero el haber perdido a charly, no.

–Charly y yo no somos aliado.

–Oh! Lo había olvidado, son una banda de asesinos desquesiados, secuestradores, son lo peor que puede existir en el mundo, y espero que charly esté a 100 malditos metros bajo tierra, por que si no, ¿Sabes lo que pasará?– dije apuntandolo con dedo acusador. La sangre empezó a helvir dentro de mi cuerpo. Pedro retrocedió dos pasos sin despegar su mirada de mi.

–Con mi propias manos la entierro vida. Terminé mi amenaza y voltee para ir al armario y vestirme de otra manera.

–Hay mucha probabilidad de que seas tú la que esté 200 metros bajo tierra.– soltó y salió de la habitación donde me tenían encerrada.

Me daba igual morir.

En aquel instante, un desanime se apoderó de mi, me sentí decepcionada, realmente lo estaba.

Ver mi mundo caer en pedazos solo me daban deseos de morir y acabar con toda esta locura, sé que estaba muy temprano para desear aquello, pues debía haber una solución, una ayuda, un escape... la solución no siempre será es morir, no. Pero después de verme allí y no tener un rastro de mis amigos, no pensaba en nada que no sea suicidio.

Llegué a sentirme tan triste, sola y desamparada, mi madre y mi familia pareció olvidar que fui secuestrada.

Pero pensándolo bien, ¿Le llegaría a la mente buscarme en un bosque? No lo creo.

Respiré hondo varias veces, tratando de sacar aunque sea un poco de mi desespero, respiré, adentro, afuera, lo hice unas 10 veces mientras aferraba mis manos al armario.

¿Dónde estaba mi madre en aquellos momentos más difíciles de mi "Vida"? Aunque siendo sincera, no quería verle la cara, lo único que necesitaba de ella, era la verdad, una explicación aceptable a todo este desastre al que charly me sometió por su culpa y por su propia ignorancia que la cegaba, que le hacia pensar que la culpable de todo era yo, y no es así.

Tenian tanta rabia, ¿Como pudo? ¿Como pudo mi madre cometer un error como este? Pero eso no es lo peor, si que no. Lo peor fue mentirme y hacerme creer que charly había muerto?

Allí encerrada, mejor dicho: Secuestrada. Pensé en mi padre que también había muerto meses después de que charly también muriera.

Entonces dudé hasta de mi existencia.

Nota del autor:

Tendrán un capítulo por semana ya que estoy intentando dar lo mejor para que ustedes queden totalmente satisfechos con esta historía, se que están tan emocionado como yo. Gracias por leer, nos vemos en el próximo capítulo. ESTO ES EL COMIENZO.

~Julio C. Martínez



Mi hermana es un monstruoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora