Narra Kerene.
Me encontraba empacando mis cosas en las maletas, la mitad de mi ropa se quedaría aquí pues no podía llevar tanto equipaje en el avión.
Empacar era más difícil de lo que pensaba . En el fondo de un cajón encontré una foto con Erick, cuando nos conocimos en el bar, recuerdo que ese día tenía que irme y me detuvo para tomarse una foto conmigo pues no quería olvidarse de mi. Me quedé viéndola por un momento, lo mejor era botarla y eso hice, la tiré a la basura.
La puerta se escucho, fui rápidamente a abrir lo más seguro es que eran las personas de la inmobiliaria pues había decidido vender la casa.
Pero no eran ellos, mi corazón se aceleró al verlo a el.
- Tenemos que hablar.- dijo bajo, entrando a la casa.
- Yo no tengo nada que hablar contigo, te pido que te vayas.- dije sin verlo caminando hacia mi habitación.- Estoy muy ocupada.-
- Perdóname.- dijo recargado en el marco de la puerta de la habitación, entonces me mostró un sobre.
- Ya te quedo claro que el bebé si es tuyo? o todavía lo dudas?.- dije incrédula.
- Kerene, perdóname te lo suplicó.- se acercó a mi y sus ojos reflejaban tristeza.- No debí desconfiar de ti.-
- Ya es demasiado tarde.- dije y me aleje tratando de ser fría.- Es impresionante que hayas llegado al punto de someterme a una prueba para verificar que este bebé si es tuyo, porque en mis palabras simplemente no creíste.- unas pequeñas lágrimas salieron.
- Se que no merezco tu perdón, porque he sido un maldito idiota, me he comportado como un estupido todo este tiempo contigo.-
- Que bien que lo aceptas y que lo tienes claro...- lo miré.- Ahora vete, y déjame empacar en paz.-
- Tu no te puedes ir.- entonces me acerco a el.
- Sueltame.- trate de zafarme.- Me iré y esta vez no cometere la estupidez de quedarme como la otra vez que pudiste convencerme.-
- No puedes irte, estás embarazada de mi.-
- Eso a ti nunca te importo.- logre zafarme.- ¿Ya no te acuerdas que dijiste que lo mejor era que abortara?... me destrozaste el corazón, me lo haz hecho pedazos de una y mil maneras, siempre haz jugado conmigo, me haz hecho mierda solo porque sabes que te amo y te aprovechas pero, eso se acabó y ya no voy a permitir que me sigas haciendo daño.- estaba llena de lágrimas, entonces el bajo la mirada.
- Estoy consciente de todo el daño que te he provocado, soy un imbecil.- golpeo la pared.
- Con lamentarse no se resuelve nada.- dije limpiando mis lagrimas.- Ahora vete, quiero empacar tranquila.-
- No Kerene, tu no te puedes ir.- entonces se acercó y cerró una maleta.- Perdóname.- entonces me abrazo y fue bajando poco a poco hasta quedar su cabeza en mi vientre.
- Basta Erick...- dije con la voz cortada y tratando de no acariciarlo.
- No te puedes ir... anoche recién pude confirmar algo.- se levanto y nos miramos a lo ojos fijamente.- Te amo.- dijo sin más.
Escuchar esas palabras salir de el, me aceleraron el corazón pero, no podía creerle.
- ¿Tú, amarme?.- reí incrédula.- No me hagas reír.-
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Amantes, nada más. | Erick Brian Colón.
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