Me Quedo Contigo (F4 y Tu)

•Capítulo 1: Conociendo a los F4•

Narrador omnisciente

Alzaste el volumen de la televisión para poder escuchar mejor, provocando que tu madre sentada al lado te dirigiera una mirada enfadada.

—La empresa ha mantenido su economía como la mejor en el país, llegando a ser una empresa de fama mundial al tener productos como electrodomésticos, energéticos y automóviles. Si usted es ciudadano de Corea del Sur, seguro reconocerá con más facilidad a la empresa Shinhwa.

—¡Oye, Tn! —llamó tu madre, una mujer elegante que no sobrepasaba los cincuenta años— Cambia al canal cuatro, ya está dando mi dorama favorito.

—Ay. —te quejaste— A veces me arrepiento de haberte enseñado lo que son los doramas. —murmuraste por lo bajo

—¿Qué dijiste?

—No, nada. —respondiste casi automáticamente

—Bueno, cambia de canal. —te ordenó— Justo ayer se quedó en lo más interesante.

—Pero estoy viendo las noticias relacionadas a mi colegio.

—Sabes que no me quedo mucho tiempo en casa, así que no siempre estoy pegada a la televisión como tú... comprenderás. —completó con cierto sarcasmo

—De acuerdo, ya cambio de canal. —accediste en tono rendido, cambiando el canal

—Te vas a Corea en esta semana, ¿verdad? —preguntó tu madre, ahora con mejor humor

—Sí, dentro de unos días me voy.

—Aprovecha la oportunidad que te estamos dando, Tn. —te miró de reojo— Hacer la transferencia para otro país fue difícil, peor aún, siendo esa una escuela prestigiosa y con bacantes muy limitados.

—¿Papá aún no llega de trabajar? —cambiaste de tema

—Ya estará por llegar, no te preocupes.

—Oh, esta vez va a llegar temprano. —comentaste

—Tienes que tener cuidado cuando vayas a Corea. —advirtió tu madre— Ya sabes que tú eres-

—Ya lo sé. —la interrumpiste— Soy Tn Geum, la heredera.

—Disculpen. —habló una de las sirvientas, apareciendo por el gran portón que separaba la cocina de la sala donde se encontraban— Lamento interrumpir, pero ya ha llegado el señor Geum de su trabajo.

—Bien, preparen la mesa para cenar junto a mi esposo.

—Sí, señora.

—¡Esperen! —otro sirviente llegó a pasos apresurados

—¿Qué paso? ¿Por qué estás tan apurado? —preguntó la madre alterada

—Es que... El señor... —tomó aire— El señor dijo que no era necesaria la cena y que las estaba esperando en el comedor.

—Ah, ya. —soltó la madre de manera aliviada— Entonces dile que ya vamos.

El sirviente salió más calmado de la sala.

—¿Solo por eso mi padre lo apura? Parecía que al pobre le iba a dar un ataque. —negaste con la cabeza

—Ya sabes cómo es tu padre.

Ambas se dirigieron al comedor, encontrándose con varias bolsas de comida sobre la mesa, pues el padre había traído platos extranjeros al pasar por una tienda japonesa.

—Tn, tu viaje se ha adelantado. —informó tu padre de la nada

—¿De verdad? —preguntaste alzando tus cejas, producto de la emoción