Capítulo 25: Epílogo

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Diez años después

Si se están preguntando qué pasó en todo este tiempo, les haré un breve resumen: Fui a la universidad y comencé a trabajar en una heladería. Crecí como persona y aprendí muchas cosas, hasta diría que fue mi mejor época. En cuatro años me recibí de profesora de portugués y mi graduación fue como lo había soñado. Inmediatamente después conseguí trabajo en una escuela y en un instituto de lengua extranjera.

Pero no todo fue tan perfecto como parece. En ese tiempo tuve algunas relaciones amorosas con personas de los dos sexos, aunque ninguna fue duradera. Cada vez que llegábamos a los tres meses decidíamos cortar porque ya no había más pasión. También sufrí la perdida de mi mejor amiga Luna, pues se casó con Alex siendo muy joven y se fueron a vivir a Dinamarca por trabajo. Está muy lejos de mí pero siempre hacemos facetime y la fui a visitar algunas veces. Tiene dos hijos preciosos y es muy feliz allí, donde es médica.

- Isa, ¿Estas lista para la inauguración?

- ¡Claro que sí, Juli! He esperado este momento desde que comencé a estudiar.

Julieta se ha convertido en mi amiga más íntima y es un gran regalo de la vida. Desde que se fue Luna hemos fortalecido más nuestra amistad. Ella es diseñadora de modas y trabaja en desfiles de grandes marcas. Viaja mucho por el mundo, especialmente a París, donde conoció a su actual novia Dominique. Es una francesa muy simpática que vive aquí.

¿Y qué es lo que estoy a punto de inaugurar? Mi propio instituto de enseñanza portuguesa. Habrá cursos del idioma para todas las edades y también se harán ferias sobre la cultura de Brasil y Portugal. Con mucho esfuerzo y ahorro, logré comprar un lugar e invertir en todo lo que se requería para que funcionara. Yo sería la directora y habría muchos profesores que contraté.

- Señorita Isabella, la estábamos esperando.

- Perdón que demoramos, es que nos agarró mucho tráfico. – dije señalando a Juli, que vino conmigo. Luego me dirigí al centro, justo donde había una cinta que estaba a punto de ser cortada.

- Señores y señoras, bienvenidos a la inauguración de este instituto. El lograr esto es un sueño que tengo desde hace tiempo y que he logrado a causa de mucho sacrificio. Pero no me voy a llevar el mérito yo sola, pues el hecho de que esté a punto de abrir este establecimiento es gracias a una persona que quiero mucho y me ayudó con esto. También tendré el honor de que trabaje aquí, estoy hablando de Valeria Raymund. – dije presentándola e invitándola a venir conmigo.

Valeria ¿Qué pasó con ella? Pues, de todo. Cuando tenía 23 años, luego de haberme recibido, fui a hacer un master a Brasil. Por casualidad del destino fui al mismo Estado donde ella vivía, Rio de Janeiro. Me la encontré en la universidad y fue muy emocionante volver a verla. De inmediato volvimos a conectar y nos hicimos muy amigas, hasta que los sentimientos que habíamos tenido en el pasado volvieron a aflorar. Decidimos dejar que fluyan para ver que pasaba y comenzamos a salir.

Al principio fue como un sueño, porque obviamente era lo que más quería cuando era su estudiante. Ella era muy romántica y protectora, trataba de que se sintiera como una reina. También descubrí que era muy apasionada y teníamos mucha química en la cama. Nuestra relación era secreta y no me importaba la diferencia de edad, pero a largo plazo se notaba nuestra brecha generacional.

Su hijo nos descubrió y fue algo avergonzante. Luego nos entendió pero ya nuestra relación no era la misma. El cuento de hadas había desaparecido y nos ganó la rutina. Aun así duramos un año y ocho meses y fue mi gran amor. Tiempo después ella volvió a mi país y fuimos colegas en el mismo colegio donde yo hice toda la secundaria. Allí logramos construir una linda amistad que perdura con el tiempo.

- ¡Muchas gracias por tus cálidas palabras! – me dijo luego de darme un abrazo. – yo tuve el gran honor de ser profesora de Isabella varios años atrás. Fue una alumna excepcional, muy brillante e inteligente. Eso se ve reflejado en la profesional que es hoy en día, una mujer comprometida con la educación y con mucha empatía. Por ese motivo fue que no dudé en apoyarla y ayudarla cuando me informó de este proyecto.

- Fue un trabajo en equipo. Por eso, a todos los presentes, los invito a conocer las instalaciones de este lugar que se abrirá – dije mientras cortaba la cinta. – ahora mismo.

La gente entró al instituto mientras yo les describía cada sector y su funcionamiento. Estaba orgullosa de lo que había hecho y tenía la cabeza llena de sueños e ilusión. No podía esperar a que vinieran alumnos a aprender aquí mismo.

- Estoy muy orgullosa de ti, hija. – dijo mi mamá abrazándome.

- Gracias mami!

- Te has convertido en toda una mujer. – mi madre siempre me ha apoyado y ha sido un gran pilar para mí.

Luego hicimos un brindis con champagne, gaseosa y comida. Era una calurosa tarde de sábado y mientras hablaba con mis colegas, sonó mi celular. Era Luna.

- ¡Hola desaparecida! ¿En qué andas?

- Acá estoy, por irme a esquiar con los chicos. No sabes el frió que hace.

- Yo estoy inaugurando mi local de portugués, y aquí hace mucho calor.

- ¡Felicitaciones! Sabía que llegarías lejos. Pronto tengo que ir a conocerlo.

- Entonces ven pronto que te extraño. – en ese momento Juli se acercó a mí y vio a Luna en la pantalla.

- ¡Luna! ¿Cómo estás?

- ¡Hola Juli! Le estaba diciendo a Isa que pronto planeo ir para allá a visitarlos, los extraño mucho.

- Sería genial, además quiero ver a tus hermosos hijos.

- ¡Yo también! – le dije - ¿Dónde están mis sobrinitos?

- Ya los llamo. ¡Bianca, Martin! Vengan a hablar con las tías. – dijo y dos niños de cinco y tres años se acercaron al celular para hablar con nosotras. Nos quedamos un rato así y un rato después cortamos.

Mientras estaba con un vaso en la mano, Valeria se acercó a mí y me puso su brazo por la cintura, dándome un abrazo. Fue muy dulce y es admirable todo el cariño que nos tenemos y cómo hemos mantenido una linda amistad a pesar de todo. Es una luz en mi vida.

- Nuevamente te felicito, es admirable lo que hiciste y seguramente tendrás mucho éxito.

- ¡Muchas gracias, Vale! ¿Te gustaría venir con nosotros a un restaurante esta noche? Así celebramos.

- Por supuesto, no me lo perdería.

- Es increíble todo lo que hemos pasado. Parece ayer cuando era una alumna de último año con muchos sueños por cumplir.

- ¡Y cómo has crecido! Y lo seguirás haciendo.

- Lo mejor que me pasó ese año fue conocerte. Fuiste y eres mi mayor inspiración y hemos estado siempre juntas.

- Siempre juntas. – dijo reafirmando lo que dije.

Y así concluye mi historia por ahora. Quedan muchas cosas por vivir y tengo muchos sueños por cumplir. Pero por ahora, me dedico a disfrutar el presente con la gente que amo. Lo más importante es que tengo la amistad de Valeria. Años atrás me había angustiado por romper con ella y terminar nuestra relación. Pero luego entendí que no importa de qué manera sea, lo importante era tenerla en mi vida ya sea siendo mi profesora, pareja o amiga. Nuestro lazo es muy fuerte y lo ha sido desde el primer momento en que la vi, aquel comienzo de clases cuando tenía 17 años.

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