Capítulo 1

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No iba a haber otra oportunidad.

¡Maldita sea! ¿Cuántos años han pasado desde que no soy libre? Probablemente más de una década. Perdí la cuenta.

La libertad siempre había parecido un sueño lejano, pero ahora...¡Era ahora o nunca! No podía seguir viviendo con esa perra psicópata, y era seguro que también no podía dejar que siguiera influyendo en Ayano. No quiero pensar en lo que podría pasarle si Ryoba la influencia demasiado.

La pobre niña está lo suficientemente rota sin que una maldita psicópata la influya.

Suspiré y terminé de empacar una sola maleta. Saqué mucho dinero de la cuenta, algo de ropa y las cosas de Ayano. Empaqué una comida para el tren y guardé los boletos en el bolsillo de mi abrigo.
Listo. Tengo ropa, comida, dinero, teléfono nuevo, la ropa de Ayano, su medicina, sus juguetes, tengo almohadas y tengo un lugar para quedarme una vez que salgamos de la ciudad...Tan cerca.

Tan cerca del exterior, de la libertad, de volver a vivir de verdad.

Llamé a la puerta de Ayano para llamar su atención.

―Bebé, ¿estás lista para irte?

―Si...―Ella me respondió en su tono habitual y plano que usaba en casi todas las conversaciones.

Sabía que no podía sentir mucho, pero siempre sonaba y se veía tan triste...Creo que eso rompería el corazón de cualquier padre al menos un poco.

Abrí la puerta y la miré con una pequeña sonrisa.

―Vamos, tenemos que irnos.

―¿A dónde vamos, papá?

―Te lo diré cuando lleguemos, cariño. Será divertido, pasaremos un tiempo juntos, solo tú y yo.

―No creo que a mamá le guste mucho eso―Ayano se puso de pie y se acercó a mí, su expresión en blanco como siempre.

Tragué un poco antes de negar con la cabeza.

―Todo estará bien, hija. Vamos, vamos―Tomé a Ayano y la puse sobre mis hombros antes de tomar nuestras maletas y comenzar a irme.

Aquí vamos.

Íbamos camino de la libertad. Un nuevo lugar, una nueva vida y, lo más importante...Una vida sin Ryoba.

Fuimos hasta la estación de tren sin ser notados.

¡Perfecto! Estaba en una buena racha.

Nos coloqué en el tren y le di a Ayano uno de sus juguetes para que pudiera entretenerse. Ella no estaba tan interesada, pero aprecié que lo intentara por mí.

A veces me sentía mal por bombardearla con cosas todo el tiempo...Solo quería ver a mi hija sonreír. Una verdadera sonrisa. De alguna manera, quiero hacer feliz a mi pequeña. Ella es la única razón por la que sigo viviendo.

Tengo que protegerla.

Quizás alejarla de su madre esté mal, pero no puedo dejar que sea como Ryoba: Ella es demasiado preciosa para convertirse en un monstruo.

―Oh, hola mami―Ayano dijo sin comprender, de la nada.

Sentí que mi corazón se hundía en un pozo sin fondo casi de inmediato cuando miré hacia arriba para ver a mi esposa sonriente frente a nosotros. Ella sonrió y dejó su maleta a mis pies antes de tomar asiento.

―¡Olvidaste tu celular y tu tarjeta de débito, cariño! ¡Gracias por estas vacaciones sorpresa, es tan romántico de tu parte!―Se inclinó sobre la fila para besarme y luego susurró:―Si alguna vez intentas escapar de nuevo, estarás debajo del sótano, ¿Entendido?

Asentí nerviosamente, sintiendo que todo el color y la vida me abandonaban.

―Lo siento, cariño...Espero que disfrutes de las vacaciones.

El escapé ||Yandere SimulatorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora