Capítulo 1

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"El negocio de los conejitos"

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―¡Soto! ¡Espera!

―¡Eres demasiado lento!―Grité mientras corría hacia la escuela tan rápido como podía, dejando a mi amigo atrás en el polvo.

Era un día perfecto de otoño.

Mamá había hecho torrijas para desayunar, había dormido bastante bien y estaba ganando a Kaito en una carrera... Como siempre.

―¡Eres un maldito!

―¡Lo se!―Grité, aunque pronto me arrepentí cuando una hoja voló hasta mi garganta y empezó a asfixiarme, para diversión de Kaito.

―¡Ja! ¡Te lo mereces!―Se rió y me dio una palmada en la espalda, que ayudó a desalojar la hoja de mi garganta.

―¿Y yo soy el maldito aquí?

―Diablos, sí, ¿Alguna vez has notado cómo todas las chicas parecen enamoradas de ti?

―Ummm... ¿Les gusto a las chicas?

―Tonto de mierda, ¿En serio no te has dado cuenta de que coquetean?―Preguntó Katio con expresión exasperada.

―Um... No...―Respondí.

Empezaba a sentirme realmente estúpido teniendo en cuenta que no tenía ni idea de lo que Kaito estaba hablando. Él me sonrió divertido y cruzó los brazos detrás de la cabeza mientras empezaba a caminar hacia las puertas del instituto Akademi.

―¡Eh, no te vayas tan engreído!―Grité y salté hacia delante para alcanzarle.―¿En serio crees que les gusto a las chicas? Creía que sólo tenía un montón de amigas.

―Sí, hombre, estoy bastante seguro de que Kyoko y Mistuki se han estado peleando por ti cuando no estás cerca.

―¿No es broma?

―No es broma.

No pude evitar sonreír un poco mientras entraba con Kaito en la escuela. Los dos nos quitamos los zapatos y los metimos en las taquillas.
Kaito parecía contentarse simplemente con apoyarse en las taquillas, moviéndome las cejas. Ese bicho raro siempre hacía cosas así.

Le di un ligero puñetazo en el hombro.

―Ya, deja de mirarme así.

Kaito soltó una dura carcajada.―Sí, claro. He oído que el club deportivo va a jugar al voleibol más tarde. ¿Te apuntas?

―¿Por qué iba a querer ver voleibol? No me gustan los deportes.

―Por las chicas buenas con el culo al aire.

―Quiero decir... Por muy atractivo que sea, para eso están los revisteros de las estaciones de tren.

―Vamos, no seremos los únicos mirando.

―Tengo actividades en el club de ciencias más tarde, ve sin mí―Dije finalmente.

Quiero decir, claro, mirar a chicas calientes sonaba bastante atractivo, pero no quería que me pillaran haciendo eso. Parecía un poco espeluznante. Además, no me gustaba abandonar mi club.

Kaito suspiró, puso los ojos en blanco y se desplomó.

―Eres aburrido.

El escapé ||Yandere SimulatorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora