Caminábamos con frío, las noches con neblina eran muy desfavorables.
La niña y yo escapamos, el olor a humo invadía mis fosas nasales de nuevo, esa noche de huida la casa de al frente se incendió, gracias a eso nuestro escape pasó desapercibido, pero ese olor a quemado ha perdurado en mí desde hace semanas.
Sobrevivíamos a base de cazar o de robar algo, le daba todo lo que conseguía, y me siento algo agradecido, por como tenía desnutrición, ahora sirve de algo y puedo hacer que Eri coma más.
Sonreí para mis adentros, era cómodo sentirse como un hermano mayor.
Lo único que me daba pena era que ella no crecería como los demás niños.
Pero al fin y al cabo.. yo tampoco crecí normalmente, así que sé que ella puede sobrevivir como yo.
-Izuku... perdón si digo algo malo pero... ¿Por qué tienes tantas heridas?
La miré con una triste sonrisa.
-Mi madre y compañeros me torturaban, ella más, ya que me odiaba mucho.
Mi cuerpo temblaba inconscientemente,
Eri intentó tranquilizarme tomándome la mano, pero lo único que detuvo es mi manía de llorar de nuevo.
-Pasaron tantas cosas, perdí tantas cosas, yo realmente sigo destrozado -di un largo suspiro- pero ahora te tengo a ti, y no dejaré que te pase nada malo.
Asintió con una sonrisa.
El viento movía nuestras cabelleras helándolas por completo, las noches son insufribles cuando no hay una fogata cerca.
Mantuve mis pasos acelerados por la acera, la niña me seguía sin esfuerzo, hoy íbamos a buscar un refugio, y a la distancia lo encontramos, una parada de bus antiguo, era de piedra y tenía unas maderas por donde parecía una casa abandonada para algún pordiosero.
Entramos algo entumidos por el viento y deje a la niña acostarse sobre mi regazo, mientras yo hacía guardia.
Las horas pasaban y el cielo entrecortado por las tablas cambiaba de tonalidades, otro día pasaba ante mis ojos, y así la calma volvía a mis sentidos.
Otro día sin morir.
Sonreía a la idea de que hemos sobrevivido tanto tiempo, las calles volvían a su actividad, con el ruido de los autos y de los pasos acelerados de personas trabajadoras.
Abracé a Eri para que despertara.
Así lo hizo, dio un buenos días y nos fuimos caminando a buscar desayuno.
Escondí a Eri en unos arbustos y me fui a buscar en la basura de una panadería, a esta hora botaban lo de ayer, lo que significa que sea lo que sea, están frescos.
Recogí lo que me servía, lo suficiente para llenar mis brazos y me fui corriendo, hasta llegar a salvo a ese arbusto.
Ella me recibió la comida, y con agua de un grifo de un parque tomábamos y comíamos sin dificultad, aunque nos resguardábamos del exterior y de la gente ocultándonos.
Era más favorable quedar ocultos y que nadie nos reconozca, así no se llevarían a Eri y a mi.
Cuando el tiempo pasaba y nosotros nos encontrábamos en las vías de un tren abandonado decidimos pasar la tarde ahí.
El cielo anaranjado celeste decorado por nubes rosáceas, nos brindaban una tenue luz que nos acompañaba a esos vagones abandonados, era tan cómodo, el aire cada vez más helado nos invadía, y dejé que ella se encargara de reunir objetos perdidos en ese tren, que por suerte habíamos encontrado.
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Eterno [shigadeku/tomudeku]
FanfictionUna vida de pesadilla Entre sombras de recuerdos solo momentos fugaces son los que... me hacen amarte ______________________ Solo tuve esos momentos para apreciarlo Pude haberle dicho que lo amaba Pude darle un abrazo Pude ser tantas cosas para él p...