3 de Julio

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Caminaba tranquilamente por las calles de Tokio, las vistas de lo que pronto destruiría me llenaban de emoción y una sonrisa sádica se formó en mi rostro.

Mi cabello desmarañado y hasta el hombro eran molestos con el viento, pero los reflejos celestinos con las luces me hacían pensar en lo mucho que avancé como joven líder villano.

Los ataques han sido realmente increíbles, los Nomus han sido de una excelente utilidad y el respeto de mis secuaces me daban más confianza.

Gracias Sensei, si no fuera por usted yo estaría muerto, abandonado, y en un sufrimiento que me hubiera consumido aun siendo un niño.

Miraba las vistas desde un puente donde se veía la luminosa ciudad, la calma antes de la tormenta, supongo que así lo llamaré, abajo de la superficie en donde estaba apoyado estaban las vías del tren bala, más famosa en esta ciudad, galardonada y amada tecnología.

La noche era mi refugio, mi aire, mi alma, con solo ver el caos y el sufrimiento me sentía vivo, sentía que debía estar agradecido por sobrevivir y haber conocido a Sensei, aunque también a Kurogiri, pero jamás se lo diría, a nadie más le diría que le tengo una afección como un familiar.

Mis pasos fueron interrumpidos por una sombra, no era alta, y apenas se notaba, levanté la mirada y era un joven de cabellera verdosa, despeinada y enredada, sus ropajes sucios y rotos, y el olor desagradable me dieron la señal de no acercarme más.

La curiosidad invadió mi mente, bueno, por unos instantes porque a los  momentos pensé, "será un mocoso de mierda"

Volteó una mirada muerta hacia mi, nuestra distancia era de dos metros pero sacó algo de su gastada mochila, que estaba llena de parches mal cosidos.

Se aproximó a mí y con una leve sonrisa me extendió una libreta, sucia, con rastros de sangre y al tomarla su agarre se aflojó.

Miré la portada aún estupefacto, y mis sentidos se agudizaron y me volvieron a la realidad cuando escuchaba un zumbido muy común en esta zona a esta hora de la noche, mi vista pasó a la figura esbelta cubierta por ese ropaje indecente de gran tamaño, el cual estaba sobre los bordes de ese puente, fue rápido, y no dijo nada más, ni si quiera volteo su mirada hacia mi.

El tiempo se había detenido, sus ojos no volvieron a mirarme, esperaba algunas palabras pero lo único que llenó mis oídos eran segundos después de esa imprudente acción, un sonido húmedo, pesado, repentino y fuerte.

Se había tirado y el tren chocó con su cuerpo, su cadáver estaba esparcido por todo el lugar, solo pude tener a la mano un mechón de pelo ensangrentado.

No tenía nada que ver conmigo, yo no tuve nada que ver con su decisión.

Pero esa mirada muerta revolvió algo en mi interior, me devolvió una sensación perdida para mi, que era la conmoción y arrepentimiento.

Quizás si hubiera dicho algo no se hubiera tirado.

Pero ¿¿Qué mierda estoy pensando??

La vida de un mocoso cualquiera no debe de importarme.

No debe de importarme.

Recogí ese mechó de pelo y aun con estos pensamientos contradictorios y sensaciones nuevas...

Guarde el mechón en la libreta que guardé en mi abrigo negro.

Sabía que no debería de importarme.

Pero esa mirada...

Me dejó con una sensación amarga en mi boca.

Eterno [shigadeku/tomudeku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora