Ashen weapon | Chanbaek

Capítulo 2

      Baekhyun observó, con los labios apretados, el plato de comida colocado frente a él. El filete de pollo se veía poco grasoso y las verduras recién cortadas, todo perfectamente apetecible; no obstante, no sintió ganas de comer. El tenedor de plástico lucía puntas sin filo y permanecía al lado, en el mismo lugar en el que uno de los encargados de su cuidado lo dejo al llegar.
   No tenía apetito. Tampoco es como si le dieran muchas ganas de comer con los cubiertos que le brindaban, ni siquiera podía cortar la carne, por lo que debía hacerlo con sus dientes. Todo eso implica ensuciarse el rostro y las manos, lo cual no era de su gusto para nada. Con un suspiro aburrido decidió sentarse bien en la silla, con cuidado de no botar la endeble mesa portátil en el proceso.

   Una semana. Pasaron siete días desde que sintió una presencia nueva llegar. No estaba acostumbrado al ingreso de personas en su vida, no cuando todos a su alrededor lo parecían despreciar y pensar que era una peste. Incluso desde que llegó a aquel lugar, por la misma confidencialidad de su existencia, no permitían el ingreso de personas nuevas al recinto donde él se encontraba. Por eso mismo es que sentir una presencia, distinta a la amable de Yongsun y a la intimidante del general Choi, le llamó la atención de inmediato.
   Siempre se esforzaba por percibir el aura de las personas antes de interactuar con ellas, solo aprovechaba su habilidad para poder saber de quienes fiarse y de quienes era mejor mantenerse alejado.

  Tragó saliva al escuchar los seguros exteriores ser manipulados avisando que un intruso ingresaba. No se movió, solo se mantuvo con la mirada aparentemente fija en el almuerzo. Su flequillo plateado dibujaba un antifaz hecho de sombras encima de sus orbes, lo cual permitía que observara de reojo sin ser notado.
   Zapatos oscuros y pantalones blancos de tela delgada.
   Sin necesidad de que sus sentidos se agudizaran supo de quién se trataba.

–Hey, Baekhyun, veo que te tomas tu tiempo para comer –Kim Minseok saludó con su usual tono amable, no lo suficientemente grave, pero tampoco agudo.

   Miró sus uñas cortadas casi por completo y un tanto dañadas por los mordiscos. Por momentos una bruma obstaculiza su vista. Supo que lo mantenían dopado, el precio a pagar para tener las manos libres.

–No tienes ganas de hablar, ¿eh? –continuó como si no hubiese sido ignorado hace apenas unos segundos–. Bueno, solo vengo a ver cómo estás, ¿podrías hacer el intento? Por favor.

   «Solo seguir la corriente traía resultados favorables».

   Tantos años viviendo bajo esas condiciones se repetían como un patrón a través de recuerdos. Cada noche, antes de permitirse dormir, rememoraba los sucesos más interesantes que ocurrían durante su día. Los cuales no eran muchos cuando estaba dentro de esas cuatro paredes. Era probable que la visita de su psicólogo fuera lo más interesante que podría ocurrir hasta que se dejara llevar por el sueño.
   Asintió con la cabeza y lo notó sentarse frente a él, aún a una distancia un tanto prudente. Baekhyun debió imaginar que luego del incidente las cosas cambiarían. Tenía sentido, su arrebato fue un suceso impensado. Nadie esperaba enterarse de un hecho de tal magnitud al verlo regresar a su «hogar» aquel día. Durante su vida allí jamás mostró actitudes que demostraran un comportamiento agresivo.

–Bien –Las cejas pobladas se alzaron conforme su rostro se iluminó con una sonrisa–. ¿Cómo te sientes hoy?, ¿dormiste sin dificultades?

  El joven observó el filete de carne frío evitando su mirada.
  Era extraño que no demostrará intenciones de tocar el tema que había agitado el orden. Después de su conversación con Yongsun nadie volvió a mencionar el acontecimiento. Como si todos estuvieran pretendiendo que no había ocurrido un cambio significativo. Aunque era ingenuo pensar eso, debido a que las medidas de seguridad para con él se incrementaron.
   Minseok fue quien le pidió a Yongsun que saliera de la habitación y no lo presionara a hablar. Sin embargo, no comprendía del todo la técnica que quería llevar a cabo con ello. Había pasado demasiado tiempo, tanto que el recuerdo del ataque casi se percibía lejano y poco real.
   Tomó aire antes de pronunciar: