Ashen weapon | Chanbaek

Capítulo 5

     Chanyeol inhaló profundamente antes de colocarse el chaleco antibalas. Luego guardó el arma en la funda unida a su cinturón de cuero.
    Dos agentes irían de encubierto a dos cuadras de distancia del encuentro por si la situación se les salía de las manos. Tres, del servicio de inteligencia, estarían en un auto a la misma distancia que él, quien iba a permanecer junto a dos más en una van.

    Claro, le faltó añadir que Baekhyun estaría con ellos.

    El ministro de defensa de Corea del Sur iba a hacer un trato con un representante de un país vecino para la venta de armas nucleares. El nombre de la otra nación no le había sido informado, por lo que tuvo un mal presentimiento. Las tensiones con Estados Unidos estaban llegando a su punto máximo. Cada acción podría ser desencadenante de una guerra. Chanyeol no creía que exponer a la población de aquella manera fuese aceptable. El desastre que los conflictos armados traían consigo eran devastadores, la misma historia lo había enseñado ya.
     Ambos representantes acordaron encontrarse secretamente y en persona. Park sabía que su obligación era velar por la seguridad del político de su nación, apenas le informaron de la situación tuvo a un equipo en mente para escoltarlo. El servicio de inteligencia trabajaba de la mano con el ejército, así que ya se encontraba planeando una estrategia cuando le dijeron que el proyecto 02/99 debía ser incluido.
   Quiso replicar y decir que no lo necesitaba. Sin embargo, la mirada severa de su superior le hizo saber que no existía otra opción.

      «Necesitamos a la escolta especial», había dicho, contundente.

     Se dirigió al estacionamiento del sótano apresuradamente. Suponía que solo faltaría él y la dichosa arma para que la operación comenzara. Los pasillos de las instalaciones estaban oscuros y silenciosos, debido a la falta de personal. Eran casi las dos de la madrugada, pero el cansancio había sido dejado de lado por la anticipación creciente.

    La luz blanca del ascensor lo cegó al entrar, su propia vista demoró en acostumbrarse todos los segundos que la puerta tardó en cerrar. Tuvo que agacharse para acercar su ojo derecho al panel para que este fuese escaneado. Sólo después de eso, el último botón táctil de la recargada tabla se prendió en señal de estar activo.

    El lugar parecía un maldito congelador, las temperaturas estaban endemoniadamente bajas. Al visualizar a Yixing, uno de los miembros de su equipo, se encaminó con más confianza. Zhang tenía ascendencia China, pero había crecido y vivido toda su vida en Corea. Fue un logro que pudiera escalar alto en el ejército, para ello tuvo que demostrar su valía y fidelidad.
    Jihyun estaba a su lado, portaba un arma con fuerza entre sus brazos, pegada a su pecho, además, su corto cabello azabache estaba trenzado en su nuca.

–Ya llegó el jefe –anunció ella al otro grupo de personas que los acompañaban.

    Entre todas las caras nuevas solo reconoció la de Do Kyungsoo, uno de los mejores agentes del servicio de inteligencia coreano. Él era además, algo así como su amigo. No mantenían contacto más allá del trabajo, pero siempre se escogían mutuamente como compañeros en misiones.
    El más bajo asintió con la cabeza como saludo y mantuvo su cara inexpresiva.

–El ministro está en el auto de allá –Señaló uno que aparentaba ser bastante caro, con lunas polarizadas–. Apenas nos saludó y se encerró –habló disgustado.

    Park solo se encogió de hombros. Con el tiempo aprendió a ignorarlos, no todos eran corteses.

    El pitido del ascensor les avisó que el último miembro había arribado. El alto se tensó en su lugar.