Capítulo 6

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Sentí como Chad se agitó levemente. Drew le dedicó una última mirada antes de agregar:

-Nos vemos mañana a primera hora. Los espero en la fogata.

                Por un momento pensé que Chad correría detrás por explicaciones, pero se limitó a endurecer la espalda y mascullar mil palabras por hora.

-No sé qué ni cómo sabe, pero tengo que averiguarlo.

-No creo que lo haya dicho por decir, de seguro lanzará más indirectas. Sólo necesitas saber a cuáles responder. –Aconsejé.

-Supongo que sí… -Murmuró.

                El sol comenzaba a ocultarse. Al parecer, estuvimos conversando más tiempo del que creí necesario. Daniel y yo nos retiramos en silencio, Chad no seguía por detrás.

-¿Crees que en realidad sepa algo? –Preguntó Daniel.

-Supongo. Nadie le mencionó nada sobre el padre de Chad, ningún detalle. Está la posibilidad de que haya escuchado la conversación pero… No lo sé. Para él debe ser alguna esperanza.

-Esperanza… -Gruñó Daniel.

                Lo miré entrecerrando los ojos e ignoré su repentino odio en la voz. Caminé hasta la cabaña y me despedí de mi compañero de habitación en él portal.

-¿Dónde vas? –Preguntó.

-Necesito dar algunas vueltas. Tengo que despejar la cabeza.

                Él asintió y me alejé, siguiendo el camino del lago.

                Caminé siempre por el borde, hasta quedar al otro extremo. Las hojas de los árboles susurraban con el viento y me dediqué a escuchar con cuidado. El silencio del bosque siempre me fue acogedor, incluso llegó a ser una distracción cuando tenía que cuidar de los humanos. Había algo en él que llamaba mi atención…

                Un lejano gemido captó mi atención. Era una voz masculina, a un par de kilómetros. Se calló por un momento y agudicé el oído.

-¡Ayuda! –El grito fue tan escalofriante que logró ponerme a la defensiva.

                Sin pensarlo, corrí esquivando los árboles. No era la primera vez que me dejaba guiar por un sonido o alguna imagen, pero había algo en ese pedido que hizo poner todo mi cuerpo en marcha. Las ramas cortaban mis brazos a medida que apuraba el paso, sentía como incluso volaba ligeramente, aún sin desplegar las alas. Decidí no hacerlo, ya que esta zona era más concurrida que las anteriores y puede que me encuentre con alguien.

                El gemido era cada vez más fuerte. Una vez estaba lo suficiente cerca, me detuve escondí entre los arbustos. Mi visión mejoró increíblemente, un pequeño extra que venía con ser un demonio.

-¡No sé nada! ¡Te lo juro! –Exclamó la voz.

                El muchacho estaba tirado en el suelo, sosteniéndose con el antebrazo en una roca. Tenía un gran tajo en la mejilla y algo en su cabeza sangraba descontroladamente.

-Sé que conoces al chico. ¡Deja de mentir! –La chica de pelo morado gruñó y le lanzó una flecha en la pierna.

                En el piso, él se retorció, perdiendo el poco soporte que tenía.

                Salí de mi escondite y desplegué las alas. Estas eran inexplicablemente más grandes que las de ella.

-Vaya, vaya. Pero si es el pequeño ángel. ¿Qué haces por aquí, cariño? ¿No deberías estar con Daniel? –Sonrió y me sorprendí al ver que dentro de su boca habían colmillos en lugar de dientes.

-Pasaba por aquí y vi un pequeño resplandor púrpura.

-¡Pero qué buena vista! –Alabó, dejándose caer en el suelo. Tomó al muchacho casi inconsciente del suelo y lo levantó como si se tratara de una pequeña pluma. -¿Vienes por él? Venga, aquí te espera.

                Lo lanzó a un par de metros detrás y me apuntó con el arco. Esquivé la flecha que pasó rozando mi oreja y me elevé un metro en el aire. Impulsé el viento a mi alrededor, logrando que ella se mueva hacia un lado.

-¿Cómo te llamas, ángel? –Preguntó, levantándose.

-Para ti, nadie. ¿Tú? –Respondí, aproximándome con cuidado al muchacho.

-Dime Pix. –Contestó, disparando tantas veces como se lo permitía su brazo.

                Esquivando las flechas, llegué hasta donde estaba el chico. Lo puse boca arriba y me sorprendió lo suficiente para quedarme quieta.

                Su pelo era rubio y sus ojos celestes. Tenía algo en su rostro que te hacía sentir emoción.

                Sorprendiéndome, sentí corriente pasar por mi espalda. Una flecha atravesó mis alas, antes de poder evitarlo. Solté un grito y caí de rodillas.

-No lo suficiente ágil… -Murmuró Pix, acercándose cada vez más.

-Atacando por la espalda, algo bajo hasta para ti. –Dijo una voz entre las sombras.

                Drew apareció allí, sin alas, sin armas. Totalmente normal.

-¿No tenías que vigilar que no hagan nada estúpido? –Bramó ella.

-Cambio de planes. –Sus ojos se oscurecieron y extendió una mano. De su palma, polvo negro flotó por aire, atrapando a Pix.

                Ella inhaló asustada y movió las manos para alejarlo. Su cuerpo cayó al suelo, tieso. Su piel se hizo negra lentamente hasta convertirse en polvo y perderse en la tierra.

-¿Estás bien? –Drew se acercó a mí y sostuvo mi cabeza, apoyándola a un tronco.

-Sí, ayúdame a llevarlo al campamento. –Dije, señalando al rubio a mi lado, que no recobraba la consciencia.

-No podemos, todos sospecharán. Hay que curarlo aquí mismo.

                En mi cabeza, una luz se encendió.

-Yo puedo. –Aseguré. –Tengo maná en mi organismo y sé hacer un hechizo de curación.

-¿Eso no te debilitaría? Tienes un agujero en las alas. –Confirmó, tocando la herida. Contuve el alarido que estuvo por salir de mis labios.

                Me coloqué de rodillas frente al rubio y puse mis manos en su pecho. Concentré toda la fuerza que me quedaba y sentí cómo la energía pasaba de mí hacia él.

                Un fuerte mareo invadió mi cabeza y lo último que vi, fue la cara de Drew sobre mí, junto con sus manos sacudiendo mis hombros.

 Imágen multimedia: PIX.

Espero sus comentarios y votos. Me operan en unos días, así que estaré todo el día en casa. Subiré más seguido- 7u7

SOLO SI VOTAN Y COMENTAN PEQUEÑAS CRIATURAS.

Saludos.

@CPando

Pdd:

Ese Drew  está buenote.

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