"El corazón es un niño, espera lo que desea.
-Proverbio."
Capítulo 10
-Porque… eres su hija.
La frase se repetía en mi cabeza un millón de veces. Todos llamaban mi nombre pero no lograba responder ni entender lo que decían. ¿Tengo padre? ¿Jonah? ¿El demonio que intentó matar a Brandon? ¿El que me expulsó del cielo sin dejarme ninguna ayuda?
Sentí palmas en mis mejillas y abrí los ojos, que sin darme cuenta los tenía apretados con fuerza. Drew me miraba paciente, sin presionar, esperando una respuesta de parte mía. Algo que indicara que había entendido. Y… ¿Cómo no hacerlo?
-¿Cómo rayos podría ser yo su hija? –Bramé con fuerza. –Se supone que estaba enamorado de la madre de Chad. ¿¡De dónde salí yo!?
La habitación enmudeció y Brandon se notaba cada vez más nervioso.
-Jonah te creó, con partes de demonio y partes de ángel. Es algo que prohíben los superiores, pero nadie nunca se enteró. Eres la única persona capaz de destruir a cada uno de los ángeles por cuenta propia… Tienes más poder del que imaginas, Devi. El brazalete te hará aún más fuerte.
Mi boca formó una línea e intenté no perderme en pensamientos de nuevo. ¿Soy una creación? ¡Un experimento!
La mano de Drew se posó en mi hombro de nuevo y lo miré con la vista borrosa. Lágrimas se habían acumulado en mi rostro pero no les permitía salir aún. Pasé el dorso de mi mano por mis párpados y asentí repetidas veces, despejando mi cabeza.
-Sólo díganme qué tengo que hacer. –Suspiré.
-Tienes el brazalete. –Dijo Daniel. –Ahora el plan es diferente. No necesitas convencerlo de nada, sólo hazlo bajar y haremos que Brandon recupere el lugar que le corresponde.
-Bien. Si eso es todo, creo que debería ir ya.
Nos levantamos al mismo tiempo y caminamos de vuelta a la congregación de demonios y exiliados que nos iban a ayudar. Brandon les explicó brevemente el plan y ellos estuvieron conformes. Salimos de la cueva y vi una sombra esconderse entre los árboles. Me acerqué lentamente con Drew a mi lado y una mata de pelo rubio salió del bosque.
-¡No me maten! –Gimió poniendo las manos en alto. –Me perdí en el grupo y llegué aquí. Escuché voces y esperé aquí. Supuse que eran ustedes.
-¿Qué pasaba si no lo éramos? Si hubiéramos sido demonios, ya estarías muerto.
-No me quedaba otra opción.
Suspiré fuerte y miré a Drew, que tenía la cabeza en alto y miraba al rubio con desdén.
-Bien, bien. Te quedarás con los demás. –Gruñí y el asintió satisfecho, pero con una matiz de miedo en su rostro. –Pero no te quejes. –Agregué.
Lo reuní con los demonios y vi claramente su arrepentimiento. Me encogí de hombros y me separé del grupo, con la mirada perdida en el cielo.
Jonah… ¿Qué tenía en la cabeza? Suspiré y lancé una última mirada a todos. Chad sonrió de lado y señaló a una parte determinada del cielo. Entre un par de nubes, que parecían no moverse en absoluto, un rayo de sol bajaba iluminándonos. Entendí de inmediato que esa era la ranura y alcé vuelo.
