Extra.

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Porque todo lo imposible es posible si uno lo cree. Esa era la frase que Víctor Nikiforov empleaba cada día de su grandiosa y perfecta vida; grandiosa? Sí. Perfecta? Bastante. Por qué? Despertaba todos los días viendo el hermoso rostro de el adorable japonés que tenía por esposo desde hace tres años, disfrutaba los deliciosos desayunos que le hacía con mucho amor además de verlo con ese bonito delantal rosa que lo provocaba la mayoría de veces, salir a sus respectivas áreas de trabajo o a ayudar a la servidumbre con las labores de la casa los fines de semana así como a pasar tiempo de calidad y brindándole apoyo a su pequeña pero anhelada familia

-Papá, papá!_

-Hola princesa!_

Después de su segundo aniversario de casados ambos decidieron adoptar un bebé para cumplir sus sueños de compartir su amor con la criatura que llegaría para aumentar la alegría en su hogar, en el orfanato habían muchos chiquillos adorables y tiernos así como algunos otros que ya estaban entrando en la etapa difícil de la adolescencia, más eso no les quitaba que fueran educados y cariñosos.

Si bien habían pensado en llevarse a un recién nacido desde un principio dos del montón de chicuelos que jugaban, reían y hablaban habían captado su atención al ver un acto que conmovió el corazón de la pareja, un chico de piel blanca, cabellos oscuros y ojos de un tono azulado que aparentaba unos doce años protegía a una pequeña de ojos verdes y cabellos rubios ondulados, de unos seis años, de un trío problemático, dejando a la chiquilla detrás de él y siendo el escudo que recibió unos cuantos golpes; Yuuri había observado como su esposo se dirigía a intervenir en el problema advirtiéndoles a los busca pleitos, sin ser tan intimidante y vulgar, que se lo pensaran muy bien antes de meterse con una señorita si no querían ser colgados de lo que les identificaba como supuestos hombres, la diminuta rubia se había acercado hasta Víctor aferrándose a su pierna y agradeciendo que la salvaran a ella y a quien consideraba su hermano de que continuara el enfrentamiento, acción que imitó el chico quien en vez de abrazarlo le dedicó una tímida sonrisa. Ese día habían entrado al orfanato con intenciones de buscar un bebé y salieron con un preadolescente y una hermosa nena, no les afectaba en absoluto, estaban más que felices con el veredicto que habían tomado a último instante y los dos se dedicarían a darles ese amor y dulzura como padres aún así no fueran los biológicos

-Te gusta como me queda la ropa que me regaló Yurio?_ la infanta dió un giro enseñándole el tutú negro que hacía juego con una camisa de animal print, pantalones del mismo color de la falda y zapatillas rojas

-Tú te ves hermosa con lo que sea mi niña hermosa_ la cargó rozando sus narices y provocándole cosquillas a la menor_ aunque espero que Yurio no te pegue su moda felina y carácter de gato endemoniado_

-Preferiría eso a que copie tu idiotez, al menos se salva de que no quedará calva como su tonto padre_ dijo el rubio con una contextura un poco más gruesa y alta entrando a la sala de estar junto a Otabek

-Hey! Yo no me estoy quedando calvo_ hizo un puchero_ pobre de mis nietos que les tocará tener un papá gruñón_

-No soy tu hijo!_

-Eso dices tú~_

-Víctor deja de molestar a Yurio_ intervino un japonés bajando las escaleras después de haberse dado una ducha y vestido con jeans negros, zapatos del mismo color, una playera blanca y un saco del mismo color de su pantalón_ Natasha ven aquí para arreglarte tu moño linda_

La oji verde bajó de los brazos de su padre para ir hacia Yuuri quien le acomodó y colocó un gran lazo rojo alrededor de su moño de bailarina

-Papi tenemos que apurarnos, la competencia de Levka va a comenzar pronto y debe de estar nervioso_ dijo la menor ansiosa

|| Todo por Ti || [Victuuri / Yuri On Ice]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora