Alexitimia 🐍 Juuzou Suzuya

🐍 11. Ahorcado

Amon estaba peleando contra Kaneki, y cuando el ghoul estaba por atacarlo, varias cuchillas cruzaron la habitación dándole en el cuerpo. Todos giraron, viendo entrar a Juuzou, sonriendo y jugando con una cuchilla en la mano.

– ¿Podría ser que estés en peligro?

– Nivel 2 Suzuya...

– Está lleno de ustedes aquí, holgazanes inútiles.

El chico saltó, sacando su quinque Jason para atacar al ghoul kakuja.

– Amon~ Estoy ayudando~ –apretó el agarre de su arma.– Hey...Travesura.

– ¿Un kagune salió del filo...?

– ¡No puede regenerarse...! ¿Está funcionando?

– Wooooh, ¡Cortar es tan divertido! –festejó el pequeño.

Kaneki comenzó a repetir la palabra "yo" de diferentes formas, mientras atacaba al albino.

– ¡Ah! ¿Cómo es que se soltó de nuevo?

Pero antes de poder golpearlo, Amon se metió en medio y lo atacó a él.

[Takiyasha-hime's Academy]

Todas se encontraban cenando. Tn jugaba con la comida en su plato, recargando su cabeza sobre una de sus manos mientras veía la noche por la ventana; no le interesaba la conversación que las "inmaduras adolescentes" tenían sobre ropa y chicos.

«"Suborinadas"... ¿Pueden chicas tan estúpidas siquiera fungir como subordinadas? Qué aburrido...», pensó.

– Tn –llamó.

La chica giró la mirada hacia su institutriz.

– ¿Uhm?

– ¿No vas a comer? Estás hace más de media hora jugando con la comida, no has probado bocado.

– ...No tengo hambre hoy –bajó las manos de la mesa.– Me retiraré.

– ...Está bien.

– Gracias por la comida –se levantó.– Con permiso.

La pelinegra hizo una pequeña reverencia y salió del comedor, dirigiéndose a la biblioteca de la academia.

[Laboratorio de Kanou]

Kaneki huyó y, cuando Juuzou iba a seguirlo, Amon lo detuvo:

– ¡No tienes por qué seguirlo!

El albino se detuvo y giró, mirando al más alto.

– ...Deberíamos tratar a Shinohara primero.

– ...Eso puede hacerse más tarde... –giró, pero se decepcionó al ver que el ghoul había huido.– Tch –se quejó, pateando el suelo.

[Biblioteca, Takiyasha-hime's Academy]

Tn revisó el enorme librero delante de ella, buscando algún libro interesante que aún no hubiese leído o alguno que le haya gustado.

– ¡Oh!

Sus ojos se detuvieron en un libro marrón cuyo título estaba en italiano. Levantó la mano y lo atrajo hacia ella, lo tomó y se dirigió a uno de los sofás, tomando asiento para leer. La puerta se escuchó, seguida de unos pasos.

– ¿Tn...?

– ¿Si?

Hina se le acercó, con una taza en sus manos.