Narra Castiel
Sabía que le esperaba una tarde movida, pues conocía a Debrah. Ella no dejaría pasar su encuentro en la mañana como si nada. Ya dio el primer paso, buscarlo. Ahora no parara hasta el final de lo que sea que quiera lograr.
El pelirrojo, intentando evadir lo que le esperaba (que aún no tenía claro que era) encendió un cigarrillo y fue directamente a su casa. Caminando despacio, admirando a su alrededor...
No, por supuesto que no. Ese era su plan, caminar despacio y calmado, pero estamos hablando de Castiel, se sentía intranquilo porque aquella situación con esa chica lo afectó más de lo que se admitió a si mismo. Y que exista la posibilidad de pasar por algo parecido, no lo dejaba en paz.
Intentó calmarse a si mismo, repitiéndose "Un problema a la vez" y lo alivió recordar que el asunto con Nathaniel ya no quedaba pendiente. Se había disculpado y no había nada más que hacer. Conforme caminaba, la frase en su mente se distorsionaba "Un problema a la vez hijo de puta" terminó diciéndose. Hay algo en insultarse a si mismo que le daba seguridad.
A unos cuantos pasos de su destino, logró ver a una persona parada en su puerta. Una chica castaña, no muy alta. Solo había un nombre en su mente, su vista estaba floja por el humo del cigarro invadiendo, ya que el aire iba en su contra. Al igual que el mundo al parecer. Diferentes escenarios pasaban por su cabeza, correr en dirección contraria, saltar al árbol más cercano, fingir demencia o ceguera, hasta que la chica de cabellera marrón empezó a agitar los brazos, y hacerse más cercana.
—¿Castiel? Pareces apunto de desmayarte, reacciona. —Dijo Sucrette mientras le daba unas palmadas en la mejilla—.
— Sucrette, maldita sea. ¿Qué haces aquí? —Saliendo del trance al que había entrado accidentalmente, traicionado por su vista y pensamiento, respiró nuevamente pensando "Carajo"—.
— Hola Sucrette, ¿Cómo estás? ¿Bien y tú? Bien también, ¿qué te trae por aquí? — Dijo imitando la voz de Castiel, simulando una conversación con una cara de molestia visible—. Ya no hay respeto hacia los invitados. —Soltó dramáticamente, mientras se llevaba una mano a la frente—.
—Le tomó unos segundos reiniciarse, y dijo— Sí, sí. Ya dime que quieres enana —Sonrió de lado impulsado por el aire que volvía a llenar sus pulmones de tranquilidad. No era Debrah. Por primera vez agradeció que esa habladora apareciera en su casa—.
—Bueno, venía a conversar y pasarte los apuntes. Como no viniste hoy, ya sabes. La próxima déjame fugarme de clases contigo, las clases son insufribles realmente, Lyssandro estuvo particularmente callado el día de hoy y Farres se comió un locutor de televisión deprimido y en drogas.
—Bien, pasa y haré como que te escucho adentro. —Le dijo con una sonrisa, mientras abría la puerta para luego revolverle el cabello— .
Por más que se hacía el difícil, se alegraba de tener una amistad como la de ella y más aún en tiempos difíciles, pasaron la tarde hablando, molestándose y comiendo palomitas. ¿Una tarde de paz luego de una mañana tormentosa o la calma antes de la tormenta? Fuera lo que fuese, se concentró en disfrutar esa tarde e ignorar los problemas pendientes.
ESTÁS LEYENDO
CastielxNathaniel Una historia de amor complicada.
RomantizmUna historia simple, para algo complicado, el amor. Nathaniel y Castiel se complementan, solo que aún no lo saben.