Capítulo 2

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-Quiero que seas amigo de la señorita Granger

-¿Disculpa?-dije girando sobre mis pies para verlo con ambas cejas levantas y los brazos cruzados ¿acaso el viejo había perdido la cordura? seguramente ya era hora de meterlo a algún asilo. Me preguntó si habrá alguno disponible lejos de Inglaterra, sino la segunda opción es dejarlo en una isla y que sea deborado por canivales, no eso no, seguramente lo adoptarian.

-Me has oído bien severus, te necesito en esto.

-¿A caso has perdido la cabeza? Que te hace creer que yo aceptaré, para empezar ni la señorita Granger lo permitiría.

-Creo que ambos sabemos que ella no tiene prejuicios sobre con quién hablar, tal vez si mejoras tu carácter podría funcionar. La conozco y se que la señorita Granger te aceptaría.

-Puede que ella en cierto punto le agrade entablar conversación conmigo pero que yo hablé con ella jamás.

-Aun así, necesito que lo hagas, Harry estos últimos días hace todo sin supervisión, no quiero que haga un movimiento en falso y Voldemort obtenga lo que quiere. Ya le hemos enseñado oclumancia pero no es suficiente, debe de estar preparado y si queremos saber sus movimientos para prevenirlo debe haber alguien adentro, que sepamos cada uno de sus movimientos.

-¿Y porque no le dices a alguno de sus amigos que te de esa información?

-El joven Weasley es un poco distraído, es  inteligente pero distraído y seguramente le diría a Harry que lo vigilamos y Granger...

-Granger quien les cuida el trasero

-Severus, por favor. Ella está muy avanzada en oclumancia y...

-¿También a ella le enseñaste? Cómo quieres que te ayude si sigues ocultándome cosas

-Era necesario, es la única que puede ayudar a controlar la mente de Harry y evitar que Voldemort obtenga información, es por ello que debes acercarte, ella jamás vendría a mi despacho a decirme si piensan hacer alguna estrategia o algo parecido, en cambio contigo, siento una gran conexión.

-¿Conexión? Estás demente, esa niñita me odia, desde que llegó me encargue de fastidiarla.

-No se tus razones por las cuales has actuado así, pero se a la perfección que ella no te odia, ni siquiera te tiene miedo, es respeto y admiración, observala y te darás cuenta.

-Escuchame bien Albus, esta es la última vez que hago algo así, si hago está nueva tarea solo será por la promesa que le hice a Lily, quiero acabar con esto de una vez.

-No puedes seguir amando a un fantasma Severus

-Eso es decisión mía-dije girando sobre mis pies y caminando hacia la puerta

-Pronto entenderás Severus, hay más en tu vida, que tú no lo quieras ver es muy diferente.

Salí del despacho rumbo al comedor, si no había podido leer al menos comería algo. Al llegar algunos alumnos ya se habían retirado, pase a lado de la mesa de Gryffindor y ahí estaba, como siempre con un libro y un pequeño ramo de uvas, se me había hecho costumbre ver de reojo sobre los libros que ella tenía, jamás le había visto uno de romance, siempre eran de Hechizos, Historia de Hogwarts y algunas veces Pociones, era otra cualidad que admiraba de ella, no leía ese tipo de libros por deber u obligación, sino por gusto. Nadie de su edad leería algo así por voluntad propia, al parecer se dio cuenta de que iba pasando a su lado y volteo a verme, yo solo me límite a dar un pequeño gruñido y ocupar mi lugar en la mesa.

Hermione Granger

-¿Cómo es posible que le hicieras ese desplante a Snape?-decia Ron mientras se metía otro pedazo de carne a la boca

-En primer de lugar, deja de comer así, es asqueroso

-¡Oh vamos Hermione! No es mi culpa que la comida de aquí este tan rica

-¡Pues si Ron! Estará rica y todo pero come bien por favor, me desesperas

-Vamos chicos dejen de pelar, además de que estás desviando la pregunta Hermione-decia Harry un poco intrigado, su amiga nunca se había comportado de esa manera.

-Simplemente le respondí a la orden que el había dado, no le veo problema a eso

-Si, pero es Snape, para el todo es un reto por parte de nosotros-dijo Harry mirando hacia le mesa de los profesores.

Severus Snape

Me senté y comencé a ver lo que había, un poco de puré de calabaza, vino, agua, un poco de carne y ensalada, es lo malo de llegar tarde, arrasan con todo. Decidí optar por un poco de vino y uvas, algo sencillo, en la noche podría comer un poco más. Jugué un momento con las uvas y recordé las palabras de Albus.

"No puedes seguir amando a un fantasma"

Ha decir verdad, hace un tiempo había dejado de amar a Lily, ahora solo la veía como un hermoso recuerdo, uno donde viví aunque sea por un momento pequeño, una infancia agradable. Todo gracias a ella, con sus formas de actuar, pero después entendí que tenía un defecto, el no aprender a perdonar. Todos somos humanos y cometemos errores, yo la perdone cuando prefirió a Potter en lugar de nuestra amistad, le dio prioridad y de ahí comenzaron los conflictos, sabía de mi situación con el, jamás nos llevamos bien pero ella siempre insistió en qué conviviera con el, jamás vio con atención lo que el me hacía junto a sus amigos, al final incluso mis propios gustos le molestaban, mi interés por las artes oscuras, no tenía nada de malo ese interés, no es como si les fuera a hacer algún daño, simplemente era para defenderme y siempre encontré interesante ese tipo de conocimiento, pero jamás para hacer el mal como ella lo veía. Todas las noches me hago la misma pregunta.

¿Lily de verdad era mi amiga?

Se supone que un amigo jamás te criticara ni te juzgará. De verdad aprecio el tiempo que estuvo conmigo después de la muerte de mi madre, pero he llegado a pensar que probablemente era por lástima, porque tiempo después estuvo con Potter, no volvió a apoyarme después de ese día. Ya no cumplo mi promesa por cariño a ella, sino porque una promesa es una promesa. Y yo tengo honor y se cumplir mi palabra, ayudaría a su hijo hasta el final de está guerra y eso sería todo. Ya no más.

Deje de jugar con las uvas porque empecé a sentirme observado, levanté mi mirada hacia la mesa de los leones y ahí estaba, esa mirada que tenía un deje de ¿Preocupación? Si, era preocupación, aquella mirada venía de esos ojos color miel, los cuales pertenecían a cierta castaña.

¿Que tanto me miraba Granger? Ambos nos sosteniamos las miradas tratando de que el otro se rindiera, alce una ceja y ella imitó mi movimiento. ¿Acaso me estaba retando? Por suerte faltaban pocas horas para la cena y finalmente llegaría su castigo.

Empecé a comer aun sosteniedole la mirada, ella hacia lo mismo, parecíamos estar sincronizados en los movimientos de nuestras manos, tomábamos una uva, la mordiamos y levantabamos la ceja.

Al parecer a ella le causaba gracia, vi que hizo una pequeña sonrisa, parecía que ninguno estaba dispuesto a ceder, el comedor se iba vaciando, esto tenía que acabar, así que fui yo quien bajo la mirada dando por perdida está pequeña batalla, me levanté de la mesa para ir a mi siguente clase, pase nuevamente a lado de su mesa pero está vez me detuve.

-Espero no olvide su castigo de era noche señorita Granger

-Le puedo asegurar que no se me ha olvidado Profesor, ahí estaré

-A las 8:00, sea puntual

-Como usted diga profesor-dijo con una pequeña sonrisa ¿A qué se debía tanto gesto de amabilidad?

Asentí con la cabeza y continúe con mi camino, aún no era el castigo y ya estaba pensando en como desquitarme de aquella chiquilla, parecía que aún no sabía quién era Severus Snape, pero esta noche lo sabría.

Continuará...

El SacrificioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora