Capítulo 15

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Capítulo dedicado a : OfiucoNefel

Severus Snape

-Usted es un...un ser despreciable ¡Disfruta herir a las personas y sentirse superior! Pero no tiene ningún derecho a hacerlo, que se ha creído ¿Eh?

-Su mentor Granger y si no será capaz de lanzar un hechizo mejor baje esa varita y dejé de apuntarme

-¡Acció!

Atrajo un tronco que quedó del árbol y trato de lanzarmelo pero alcance a hacerme aun lado.

Su mirada era rabia pura.

Hermione Granger

Jamás pensé escuchar aquellas palabras de su boca, sabía que lo que más amaba en este mundo eran mis padres y él había profanado ese sentimiento.

Trate de lanzarle un pedazo de tronco pero logro esquivarlo.

-¡Expulsó!-me había sacado volando, alce la vista y me miraba con los brazos cruzados ¿Cómo es que amaba a ese hombre?

Me puse de pie pero me lanzó un hechizo que me encadenó parte de las piernas haciéndome caer nuevamente, no me rendiría.

-¡Relashio!-con este hechizo pude liberarme de las cadenas

-Veo que no esta tan perdida Granger. ¡Fumos!

Genero una pantalla de humo y se escondió en ella, no lograba visualizarlo.

-¡Lumus!-seguia con mi varita en alto pero la pequeña luz que salía de ella no ayudaba en nada, había pura neblina a mi al rededor.

Escuché una rama quebrarse y mire hacia ella pero no había nada, empecé a caminar hacia atrás cuando sentí que choque con algo, era él, gire para atacar pero al dispersarse la niebla me encontre con otro árbol.

Entonces escuche un susurro detrás de mi.

-Sorpresa Granger ¡Legemerancia!

Severus Snape

Había logrado entrar en su mente. No sabía dónde estaba, era la entrada de una casa y entonces apareció ella. Tenía la ropa y la cara sucia, se veía cansada.

La vi acercarse a la puerta pero antes de abrirla vimos que había sido forzada. Alzo la varita y entro, decidí seguirla y ver qué había detrás de esa puerta. Miré todos los muebles destruidos, fotos con los vidrios quebrados en el suelo, el jarrón de las flores también estaba roto, ella miraba hacia todas partes y entonces camino hacia las escaleras donde habian pequeñas manchas de sangre, subimos y llegamos a un pasillo en el cual había huellas de zapatos con sangre, vidrios por todos los lados, las paredes también estaban marcadas por líneas delgadas de sangre, pero ¿Sangre de quién? Entonces vi un marco en el suelo, me agache y moví los vidrios.

Al limpiar el marco logré ver una fotografía, ahora todo tomaba sentido, era la casa de sus padres.

En la foto salían ellos en lo que parecía ser un día de campo, ella se encontraba en medio de ellos con una enorme sonrisa, alce mi cabeza para verla y la vi parada enfrente de una puerta.

Respiro y entro corriendo, yo hice lo mismo y lo primero que vi fueron sus cuerpos, no lograba visualizar que más había, solo una lámpara quebrada, plumas por todos lados y sus cuerpos sin vida. Ella lloraba y gritaba a lado de sus padres.

Cayó de rodillas cubriéndose el rostro.

La llamaba pero no me escuchaba, trataba de sacarla y decirle que todo era un sueño, una maldita pesadilla y que ellos no estaban muertos, que realmente los salvaría. Pero todo era en vano, me acerque y la tomé de los hombros gritando su nombre, la jale y por fin pude salir de su mente.

Al salir sentí una presión en mi pecho, era un pequeño dolor, su sueño me había afectado, recordé la impotencia que sentí el día que murió mi madre.

La busque con la mirada y estaba de rodillas con el rostro cubierto de lágrimas, me miró y pude sentir todo su dolor.

-No los salvaré ¿Verdad?

-Granger...

-¡No lo haré! ¿No lo entiende?

Me arrodille frente a ella y la obligue a verme

-Escucheme bien, usted es la mejor bruja de su generación, a su edad ya tiene conocimientos sobre muchas cosas y domina temas a la perfección, temas que ni algunos profesores dominan. Desde que llegó siempre ha demostrado que pertenece a Hogwarts, usted ha sido la única alumna que se me ha plantado de cara retándome y que ha sobrevivido para contarlo ¿Sabe porque? Porque usted es Hermione Granger, la mejor alumna y aprendiz que he tenido en mi vida, no habrá nadie que la supere ni alcance. A usted nadie le llega a los talones porque no solo es su inteligencia la que la caracteriza, sino su valentía. Usted salvará a sus padres ¡se lo juro!

Entonces hice algo que jamás creí hacer, tome su cabeza y la recargue sobre mi pecho, mi otra mano rodeó su espalda pegándole más a mi cuerpo, la estaba abrazando.

Sentía tención por parte de ella y poco a poco se fue relajando y sentí sus brazos rodear mis hombros. Al principio el llanto era fuerte, pero se fue tranquilizando hasta mantener una respiración más calmada.

Había olvidado como se sentía un abrazo, Albus siempre que trataba de darme uno yo simplemente lo esquivaba, ya no recordaba el último abrazo que le había dado a mi madre ni a Lily, pero sabía que el sentimiento era diferente. Granger me transmitía una tranquilidad que hace tiempo no sentía.

Su perfume de vainilla penetró mi sentido del olfato inpregnandose en mi.

Mi mejilla la tenía recargada sobre su cabello, los dos estábamos en silencio y solo se escuchaba nuestra respiración. Ya era hora de volver al castillo.

-Granger, hay que volver

-Si losé, solo que...

-¿Solo que?

-Me gustaría estar más tiempo así

-¿Llorando? Eso no es sano Granger

-No, me refiero a que...bueno me atrevo a confesarle que me agrada su aroma, me gustaría estar más tiempo así, es...agradable

-Hoy si que la leona se levantó con una gran valentía ¿No es así?

-Bueno, no tengo nada que perder al confesarselo profesor, así que...que más da si le digo que me agrada su persona, bueno menos su lado sarcástico y malhumorado

-30 puntos menos por su atrevimiento Granger, andando.

Nos levantamos y me tomo del brazo para aparecernos en el castillo.

-Vaya al comedor y trate de comer algo Granger

-¿No vendrá?

-Si pero más tarde, la veré después ¿Correcto?

-Como diga profesor

Me dio una sonrisa sincera y se fue, me senté en una banca de piedra pensando en lo sucedido, la había lastimado pero era la única forma de que ella encontrara una verdadera razón para atacar, con esto estaba seguro que ya no lo pensaría dos veces para atacar. Sabía que lo que hice era crueldad, la herí y eso jamás me lo perdonaría, en cambio ella si lo haría, en esa sonrisa y abrazo me había dado el perdón, pero aún así me sentía miserable.

Pero aún así recordaba aquellas palabras que me dijo, disfrutaba de mi presencia y lo que me había asombrado era el hecho de que le agradaba mi aroma.

¿Cómo es que una persona tan delicada como ella encontraría a alguien como yo agradable?

-Que me estás queriendo decir Granger...

¿Porque era tan difícil entender y comprender a una mujer?

-Granger...mi gran enigma-dije en un susurro.

Continuará...

El SacrificioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora