Hermione Granger
Hoy hace mas frío que otros días, faltaban tres meses para el invierno y por fin vería a mis padres, quiero verlos, abrazarlos y decirles cuanto los quiero, porque no se que es lo que pueda pasar en el futuro, una guerra se aproxima y no tengo la certeza de si saldré viva de esto.
Se que debo ser valiente y ayudar a Harry pero en el fondo tengo miedo, algo podría salir mal, tengo miedo de que le pase algo a Harry o a Ron, pero sobretodo tengo miedo de que le pase algo a él, a ese hombre frio que se empeña en tratarme mal, pero que me fue imposible no enamorarme de él, se que en el fondo es bueno, creo que todos tienen un pasado que los atormenta y no los deja vivir, yo se que con él es así pero lamentablemente jamás me dejará de ver como la insufrible sabelotodo.
Todo comenzó en mi tercer año, esa noche que nos salvo del Profesor Lupin, vi algo en su mirada, era preocupación ¿Por que tendría que preocuparse por nosotros? ¿Acaso no nos odiaba? Nunca hemos sido de su agrado, desde que llegue siempre ha tratado a Harry y a Ron como tontos y a mi, bueno creo que basta decir que fue uno de los que se burlaba de mis dientes y sobretodo que fue el quien me puso el apodo de la sabelotodo. Pero eso dejo de importarme en cuanto empecé a ver todo lo que hacia. Todas las mañanas el era el primero en estar en el comedor, siempre elegía el plato de huevo revuelto con una rebanada de pan tostado y su respectivo café, solo en las tardes y noches tomaba algo mas fuerte. Al finalizar las clases solía ir al bosque prohibido, se recostaba en un árbol cerca del lago y sacaba un libro, algunas veces se quedaba dormido, me gustaba mirarlo a lo lejos, había encontrado unos pilares que daban a un jardín del colegio y me permitían una vista exacta de su paradero, así podía verlo sin ser vista. Después de estar un rato leyendo se dirigía a sus aposentos y por la noche iba con el director, no puedo verlo siempre porque tengo clases, además si me descubren a altas horas de la noche por los pasillos seria reprendida.
Pero no podía evitar observarlo, lo que me enamoró de él fue su inteligencia, su carácter y su pasión por las pociones, cuando las realiza en clase hace movimientos suaves con las manos, te hipnotiza de cierta forma, su inteligencia es inigualable y no la presume, siempre ha resaltado por su conocimiento ¿Cómo es que es capas de adquirir y procesar tanta información? Es un hombre culto, disfruta de la lectura como un pasatiempo y no como una obligación, la mayoría lo detesta pero yo no, creo que debajo de esa mascara hay un hombre que ha sufrido y que es capaz de amar.
Hace días que no participio en sus clases, se que aunque participe siempre me reprenderá y no me tomara en cuenta, así que prefiero estar en silencio y admirarlo desde mi pupitre, se ha vuelto una costumbre y hoy no será la excepción.
Cerré mi libreta de anotaciones y la guarde en mi maletín, este tenia un cierre que daba a una bolsa mas pequeña, ahí escondía mi diario por así decirlo, suena ridículo que a mi edad tenga un diario pero es la única forma en que puedo desahogarme y escribir mis pensamientos sin ser perturbados por los demás. Quien diría que Hermione Granger de sexto año se comportaría como una adolescente llena de hormonas, trate de controlarlas cuando tuve esa pequeña atracción hacia Ronald pero eso es pasado, no comprendo porque no puedo controlarlas ahora, a veces siento que voy a explotar.
Entre a la clase y tome asiento con Harry y Ron, los dos habían notado la ausencia de mis participaciones en clase, simplemente explique que estaba cansada y ellos lo habían aceptado, los exámenes se acercaban y saben que suelo estresarme por ellos, así que cualquier excusa que les de es creíble, porque nadie sospecharía que seria capaz de mentir y no dar razón a mis acciones.
Pasarón unos minutos y se escuchó la puerta abrirse para después ser azotada, entro ondeando su capa desprendiendo un poco de su aroma, hierba buena, menta y pergamino. Me gustaba ese aroma, me relajaba bastante y podía estar centrada en sus explicaciones. Me percate de que venia cojeando de la pierna izquierda, tenia un pequeño rasguño en el rostro, me preocupaba, no era la primera vez que lo veía así, llevaba días en que lo veía entrar cansado y con unas notorias ojeras, nadie decía nada, nadie parecía percatarse de su aspecto, solamente yo.
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El Sacrificio
RomanceUn secreto Dos personas muy diferentes Una batalla Y el mayor de los sacrificios... ¿Quién caerá al final?