Capítulo 3: "Sonrisas vacías"

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Capítulo 3: ''Sonrisas Vacías''

Era viernes, Casi han pasado dos semanas sin tomar lo cual habían sido más difícil de lo que planeaba. Cada vez estaba más ansioso, me sentía más inútil, me sentía solo a la vez. Mi inspiración había vuelto, pero junto con la ansiedad, volviendo mis escritos amargos y descompuestos. Tan perdidos, tan nublados que al leerlos me sentía mucho peor.

Mientras más pienso, más perdido estoy. ¿Para que deje el alcohol atrás? Si ya no veo resultados, Sino que miro la realidad con más claridad, volviendo mi vida más patética, sus ojos me traspasan, sé que no lo dice, pero en el interior le arde gritarme culpable. ¿Pr que hablo en tercera persona? ¿Por qué digo que es otra persona que me mira así si soy yo mismo a través del espejo? ¿Por qué me culpo tanto? Sino me puedo sanar yo mismo ¿Por qué quiero que las personas más cercanas a me perdonen? Si ni siquiera sé si están enojados en realidad, si solo siente compasión de mí. Esto era tan confuso.

Leo desde lejos mi cuaderno abierto en la cama y lo cierro para luego suspirar.

Si este mes no ha sido el mejor de todo. Pero no podía seguir pensando ya que como siempre los chicos nos reuníamos el último viernes del mes para hacer una pequeña cena y hablar. Era extraño ya que desde hacía meses no hemos conversado con normalidad, es entendible, pero aun así la hacemos, en busca de hacernos sentir mejor.

Siempre la hemos hecho. El hizo esta actividad para desahogarnos, pero a la vez pasarla bien. Decía: Pasamos tanto en nuestro mundo que nos olvidamos de lo importante que somos el uno de los otro. Tal vez no tengamos la misma sangre, pero si teníamos a cada uno en el corazón del otro. Somos una familia donde sea que estemos siempre.

No los preocuparía más, me dedicaría a observa y hablar lo más mínimo como en estos meses siempre he hecho.

Sali de la casa en silencio, mama no me dijo nada al salir ni me preguntaba tal cosa. Poco a poco le importaba menos. ¿Seguiría luchando? Si, no me cansare de hacerlo.

Mi ciudad siempre ha sido un poco extraña de día el calor era muy fuerte lo cual me hacía estar sin camiseta la mayoría del tiempo con el aire al tope mientras que de noche era helado para mi gusto lo cual hacía que siempre llevara mi chaqueta puesta y esta no era la excepción.

Hoy Los chicos como todos los viernes habían escrito para avisar la hora, pero decidieron esta vez hacerlo diferente. Es decir que todos aceptamos ideas y esta vez la reunión será en un restaurante fuera de la ciudad.

Desbloqueo el auto y entro a él, suspiro y cierro los ojos un instante trataba de relejarme hasta que escucho una risa familiar.

— Siempre tarde, Dionsito. — Ríe y se acomoda el pelo y se huele —Al parecer ese será tu super poder siempre. — Ríe y me mira, sabe que odia que me diga Dionsito.

—¿Qué haces de aquí? — Gruño y me golpeó la cabeza repetidas veces y el niega preocupado.

Decido parar y lo miro desconfiado. Tenia unos pantalones blancos y un suéter igual, sonreía, aunque estaba muy pálido y sus labios estaba blancos. Como si se encontrara sin vida, pero la realidad es que está muerto y que esto no puede ser real.

—Eso me pregunto yo—Sonríe al ver que detuve mis acciones violentas—¿Debería ya de ir a la luz no? — Vuelve a bromear.

Sus chistes son amargos por su voz llena de tristeza. Trata de ocultarlos, pero es imposible.

Ya que lo siento y a mí también me duele. No da risa, solo me hace sentir mas mal.

Aprieto mis dientes.

Gritos al Cielo © ✔️.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora