Capítulo 6: ''Grietas '':
Después de dos largas horas llegamos a una montaña afuera de la ciudad, sin siquiera salir del autobús ya se sentía el aire más cálido, el camino fue largo, Aina se durmió en mi hombro poco a poco se iba quedando en un profundo sueño deslizándose hasta quedar en mi pecho.
Se veía calmada, al autobús frenar y tocar su bocina ella despierta de golpee, un poco exaltada, me mira y luego sonríe al darse cuenta donde se había quedado dormida, parecía sorprendida pero no apenada.
—¿Cuánto tiempo tenía dormida? — Pregunta curiosa con un pequeño rubor en sus mejillas para luego rascarse los ojos.
— Todo el viaje. — contesto mirándola.
— Siempre me pasa — Bosteza unos segundos y luego ríe.
— Me acostumbrare — Alzo una ceja y agrego: — Por cierto, Roncas— Bromeo, La verdad no lo hacía, pero estalle de risa al ver su cara de vergüenza y luego negué.
Bajamos del autobús y Sasha nos mira a todos para luego abrir el cuaderno donde tenía todos nuestros nombres, observaba el lugar, tenía muchos árboles, pinos, se podía escuchar el canto de los pájaros por todos lados. También si te esforzabas a escuchar un poco más, se podía notar que había cerca un lago por el sonido del agua a alta intensidad.
Un conjunto de pequeñas cabañas se encontraba a metros delante de nosotras, se miraban en muy buen estado, escuchaba atentamente a Sasha hablar, dividió las cabañas en grupo de 3, una cabaña con 3 personas. Éramos 15, Las personas que pertenecían a misma Cabaña que yo eran: Aina y el pequeño Christian el cual se encontraba nervioso mientras jugaba con las pequeñas dos telas que colgaban de su mochila de acampar. Perfecto seria niñero.
Aina me miro al mencionar su nombre luego del mío y sonrío. Otra coincidencia.
Christian se acerca a nosotros con una sonrisa --- ¡Seremos equipo! --- Dice energético mientras se acomoda su cabello anaranjado.
— Si, será divertido— Le sigue el juego Aina a la pequeña Zanahoria mientras yo volteo los ojos y comienzo a caminar a la cabaña correspondiente a nosotros, escucho sus pasos tras mío de ellos siguiéndome mientras no le tomo mucha atención. Susurran y ríen cosas que no logro entender.
— No le pongas atención es un amargado — Escucho que dice Aina a Christian mientras me siguen el paso.
— Se ve muy malo — Dice al igual tono y siento sus miradas clavadas en mi
— La verdad es un chico muy bueno Christian no te dejes engañar por las apariencias. — Susurra en respuesta Aina.
Y esa pequeña conversación susurrante me hace sonreír un poco. Al igual que todas las cabañas la nuestra por fuera tenía un diseño rustico hecha en madera muy oscura, era pequeña pero resistente se podía notar de siempre vista; unas lámparas colgaban de las paredes encendidas dándole un toque más tranquilo. Decido abrir la puerta de nuestra cabaña y me quedo sorprendido.
Era realmente acogedor y hermoso.
El suelo era de madera totalmente pero su color era un poco más claro que las paredes, a simple vista en la pequeña sala se notaba un pequeño sillón beige con una mesita blanca y un cactus pequeño, el sillón daba la vista directa a la ventana con dirección al lago. Los atardeceres aquí serian hermosos.
Al lado una pequeña cocina con una estufa y un cajón lleno de algunos recursos durante estos días. Christian corrió a abrir la puerta derecha de las tres puertas que se encontraban casi juntas, voy a la del medio y la abro, mientras, que Aina repite la acción con la última puerta restante.
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Gritos al Cielo © ✔️.
Teen Fiction¿Por qué las personas buenas no son infinitas? No me arrepiento de nada Te amo Somos tan diferentes pero el amor nos hace tan únicos. Eres inefable. Eres Luz. Yo soy el pequeño fiel admirador de tú hermosa Luz. Tú Luz hace que el cielo sea irreal...