—¿Estás seguro de que no quieres que pase por ti? —habló la rubia, con un gesto de preocupación.
—Sí, mamá. No hay problema. —Armin abrazó su mochila sobre su regazo, mirando sus zapatos en el suelo del automóvil. Ella tenía una reunión importante a la cual acudir en su trabajo, el joven no quería ser motivo para evitar que la adulta asistiera.
—Armin-...
—No te preocupes —El ojiazul la miró, conectando sus pupilas, mientras quitaba el cinturón de seguridad—, sé cuidarme, estoy bien. —Salió del coche, cerrando la puerta para terminar asomándose por la ventanilla abierta—. Ve tranquila. —Sonrió.
La mujer lo observó con inquietud. Habían pasado poco más de dos semanas desde que su hijo no tocaba la escuela y sin embargo, ahí iba, tan valiente como siempre.
—Cuídate, cariño. Me llamas si ocurre algo, ¿bien? —Encendió el auto de nuevo, cuando el rubio menor se alejó asintiendo. El pequeño empezó su caminata entre los alumnos, con la señora Arlert decidiéndose—. ¡Armin! —El mencionado se giró, parando su paso—. ¡Piensa lo que te dije, ¿de acuerdo?!
El chico se mantuvo en su lugar, hasta que el transporte donde había viajado desde su casa, desapareció de su vista, entre coches coloridos. Colocó su mochila en su espalda, manteniéndose al margen del camino principal a la entrada de la institución, evitando a los estudiantes ingresando entre ruidosas conversaciones, risas y empujones.
Se giró, dando la espalda al gentío. Sacó el celular del bolsillo de su sudadera, mirando su reflejo en la pantalla. Odiaba verse pero quería cerciorarse de que todo estuviera bien, en ciertos aspectos. Soltó un suspiro, bajando el aparato. Con su mano restante, tomó el gorro de su sudadera, jalando hacia su rostro lo más que pudiera.
Un pantalón suelto. Una prenda grande. Era lo mismo de siempre y se sentía tan enfermo, sin virus alguno. A menos que su virus tuviera de nombre Armin Arlert.
Metiendo sus manos a los bolsos de su sudadera, retomó su camino rumbo a su aula, con la mirada fija en el suelo, tratando de no chocar con nadie.
Y a pesar de que lo intentó, no pudo evitar ser empujado un par de veces en su trayecto hasta su casillero. Ignorando el pequeño grupo que se acumulaba del otro lado del pasillo, en las taquillas de enfrente a la suya, abrió la puerta de la perteneciente a él, cambiando sus libros.
No hubo problema alguno, sus labiales, horquillas, pulseras, entre otras cosas que siempre llevaba en su mochila, al fin habían encontrado un lugar en su habitación. Una habitación que nadie revisaba cuando él no estaba en casa.
O eso pensó, hasta que vio botar un diminuto botecito de cristal. Sus ojos se abrieron en sorpresa al verlo ser pateado por algunos estudiantes que cruzaban el corredor, tratando de seguirlo, antes de que alguien lo notara. Su pánico se incrementó cuando aquel objeto se deslizó entre los pies de los jóvenes que se mantenían al otro lado del pasillo.
Se heló por completo, con su cuerpo inclinado y su mano extendida hacia el suelo, al percatarse cómo los estudiantes se hacían a un lado para dejar ver el centro de su atención.
Una chica rubia. Una linda chica rubia, con el uniforme del equipo de animación, tomaba en sus manos el esmalte de uñas. Un azul pastel, que se destacaba entre el oscuro de su atuendo.
Sus ojos se encontraron, unos iris del mismo tono que los suyos, sin embargo, más hermosos y llamativos. Más seguros. Sólo un par de pupilas bonitas, lo contrario a las suyas.
Armin apartó la mirada, sintiendo ese malestar en su pecho. No podía estarle pasando eso. No podía pero estaba pasando. Se enderezó, abrazando su mochila. Caminó a su taquilla, continuando a guardar sus libros, con una prisa enorme y torpes movimientos que lo hacían casi botar sus pertenencias al suelo.
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Quiero ser bonito || Eremin
Fanfic𝓠 𝓢 𝓑 ┇Armin sólo quiere ser bonito. Eren, por primera vez en su vida, se esforzará por hacerle ver que desde el principio siempre lo fue. ✐ · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · :· ·͙ ❀ *̩̩͙˚̩̥̩̥ ⌇❐.࿔*Eren Jaeger × Armin Arlert ...