Venganza, Justicia y Amor.

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Adam se encontraba dormido en una habitación que parecía la de una clínica, el cuarto es demaciado simple pues es solo para las personas que están en reposo.
Adam estaba en una cama que detrás tenía una ventana que dejaba entrar la luz del sol. Habían en total seis camas en todo el cuarto, tres en una pared y las otras tres están frente a esas, Adam estaba en la del centro y Elena también estaba ahí, justo en la cama a la derecha de Adam. Ella se encontraba despierta leyendo un libro que le trajeron. No tenía ninguna herida. La razón por la que ella estaba ahí era para cuidar de su hijo.

Poco a poco Adam comienza a abrir los ojos hasta que despierta por completo. Elena nota esto y deja su libro a un lado y habla.

—Hey, hijo. ¿Cómo te encuentras?

Adam trata de procesar todos los últimos eventos que pasó, aún sigue con ciertas consecuencias con las que tiene que lidiar. Pero escuchar el tono amable y preocupado en la voz de su madre lo calmo un poco, lo suficiente para poder hablar.

—Me siento débil. —Dice Adam con un tono de voz bajo, su manera de hablar es lenta y apagada. —Aún no logro superarlo.

—Ya veo.

Un silencio llena el cuarto por completo, Elena trata de buscar las palabras correctas para ayudarlo, pero una pregunta le interrumpe el pensamiento.

—Oye, ¿A ti te han pasado cosas como estás? Estos... traumas.

—Claro que si. A veces no todas las misiones salen como uno esperaba. Muchas veces salen contratiempos, obstáculos que no prevenimos, cosas ajenas a nosotros que nos impiden avanzar, en fin, tu entiendes la idea. Este tipo de cosas hacen más riesgosa la misión y a veces salimos heridos.
Incluso tu padre ha pasado por esto. Es algo a lo que tenemos que acostumbrarnos y a superar. Esto último es lo más importante.

—Supongo. Solo que...

Adam se ve confundido y no encuentra manera de expresar de sus palabras.

—Hijo, creo saber que es lo que necesitas.

—¿De verdad? Dime.

—Hmm, mejor te lo digo después. Espera un poco.

Adam solo se ve más confundido, tiene la respuesta pero no la dice, un comportamiento raro, pero no siente ganas de discutir más sobre eso y decide cambiar de tema. Sabe que está es una de esas típicas lecciones de una madre a su hijo.

—¿Que paso con las personas que secuestro? ¿Están bien?

— ¿Las demás personas? Bueno, ellos están...

Justo en ese momento Elizabeth entra por la puerta interrumpiendo su conversación. Cargaba consigo una bolsa en su mano, parecía un poco pesada, y también tenía un libro de pasta marrón consigo.

—Oh, ya están despiertos. Menos mal. —Dice Elizabeth observando el estado de Adam. — Adam, ¿cómo te encuentras? ¿Necesitas algo? Agua, comida, lo que sea.

—Por ahora nada, gracias.

—¿Y usted, señora Elena?

—No te preocupes por mi, hija. De hecho... —Elena se levanta de la cama y camina hacia la puerta. —Ya no tengo que estar aquí. Y ahora que tú has llegado aquí será mejor que me retire.

Elena comienza a caminar y se aleja de la cama para ir a la puerta, pero antes de salir Adam le interrumpe.

— Espera. ¿No ibas a decirme que es lo que necesitaba?

—Yo se que es lo que necesitas. Y por eso me voy.

Elena abre la puerta pero antes de salir por completo del cuarto está le da una sonrisa a Elizabeth y le guiña el ojo derecho remarcando el hecho de que van a estar solos.
Ahora tienen una oportunidad para acercarse más.
Cuando Elena abandona el cuarto Elizabeth voltea a ver a Adam y se acerca a él. Se dirige a la cama donde estaba Elena y se sienta sin quitarle la vista de encima.

Nuevo Mundo: Mi Querida Amiga (Primera Versión)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora