Me empujo a su cama y agarró un cinturon que colgaba de su perchero.
Levantó mis brazos, para finalmente amarralos a la cabecera de la cama.
Mi corazón latía demasiado fuerte, por que podía ver a través del brillo de sus ojos, el deseo que tenía.
Del cajón saco un cuchillo, como aquellos que usan los cazadores.
Mis ojos se abrieron como platos pero no alcance a decir algo, ya que con ese mismo cuchillo corto la remera.
—Hubiese sido mejor que me la sacaras antes.— deslicé.
El sonrió y pasó el filo por entre medio de mis pechos haciendo un leve corte de donde una pequeña línea de sangre fluyó.
—Eso le quita lo divertido.
Me excitaba pensar los posibles pensamientos pervertidos que pasaban por mente.
Me quitó el pantalón y subió pasando su lengua por mi piel, comenzando por los dedos de mis pies.
Pronto se ubicó entre medio de mis piernas; seguidamente de saborear ambas, llegó a mi feminidad donde dejo caer un abundante hilo de saliva.
Yo intentaba ahogar mis gemidos, sentir como su saliva caliente caía sobre intimidad me hizo estremecer al punto de contraer mis músculos. No iba a durar mucho tiempo más, podía sentir como mi órgasmo se acercaba.
Su lengua se apropió de mi feminidad por un buen rato, hasta que no pude más.
—Ya... ya...— dije en un murmullo, queriendo avisar que estaba tocando el cielo pero no podía decir más que esas palabras.
Con mi mano agarré su cabello y lo presione aún más contra mi feminidad, todo mis liquidos fueron directo a su boca.
Minutos después subió hasta que su rostro quedó frente a él y yo abrí me boca, solo para saborear la mezcla de mis fluidos y su saliva.
Pero eso estaba lejos de terminar ahí. Acercó su virilidad a mi intimidad, pude sentir el calor de su miembro cuando este tocaba mi piel.
Segundos después sentí como metía todo su miembro dentro de mí, de un sólo golpe.
Lentamente comenzó a moverse y de a poco fue aumentando el ritmo de sus embestidas, yo abrace sus piernas con las mías y me deje llevar por el calor que otra vez subía en mi interior.
Tenía muy cerca su cuello, por lo que, lo bese suavemente. Sus gemidos se volvieron más intensos, al mismo tiempo que yo me esforzaba por no gemir no quería que se me escapará ningún tipo de ruido, tan fuerte como para despertar a Cristal y Larino.
Había perdido el control, mi cuerpo se había contraido por completo, otra vez sentí esa sensación de orinar, avisándome que un segundo órgasmo venía por ahí.
Él parecía que con cada embestida quería " romperme en dos", sus labios buscaban los mios, su lengua jugaba con la mía pasando de una boca a la otra. Hasta que ambos largamos un gemido ahogado, corto, el entró tan profundo como pudo y se quedó inmóvil, podía escuchar como nuestros corazones latían.
Yo forme un pequeño semi circulo con mi espalda y mis dedos se separon un poco. Había olvidado lo que era tener un órgasmo.
Cayó a mi lado, tiempo después. El sueño nos venció y pronto nuestros ojos se cerraron.
***********
—Buenos días.
—Buenos Días señor Azael, hoy parece de buen humor. — deslizó Cristal.
—¿Tu esposo Cristal?.
—arreglando el jardín desde esta mañana.
Azael frunció el ceño. —¿que hora es?.
—faltan minutos para las dos de la tarde.
— A bien... ¿Te comentó las novedades?.
Cristal asintió.
—Desde ahora trabajará aquí. Anoche nos encontramos por casualidad cuándo ambos ibamos a la cocina y me comento que necesitaba trabajo y que es buena para algunas cosas que necesito en la empresa. No tiene donde quedarse, asi que seguirá ocupando el dormitorio que usa.
—como lo desee mi señor.
Azael era dueño de una importante empresa, pero como efectivamente no se podía exponer demasiado a luz y además no le gustaba mostrarse en público por las miradas de las personas para con su rostro, manejaba todo desde su casa.
******
Me encontraba caminando por los pasillos, después de conocer a Cristal, quien estaba feliz de que otra mujer viviera allí o al menos eso decía.
Comí algo ligero por que la curiosidad de saber como era cada rincón de ese lugar me estaba "matando".
Sin querer llegué a la oficina de Azael, escuché su voz a través de la puerta que se abrió en cuánto acerqué mi cuerpo por accidente.
Hice una mueca en cuento me miró, al mismo tiempo que hablaba a través de su lapto, me hizo seña para que me acercará.
Le hice caso y en cuanto estuve lo suficiente cerca me agarró del brazo para sentarme en su regazo.
Yo llevaba puesto mi vestido, ya que el día aparentemente esta soleado y dentro de la casa hacia calor.
Antes de sentarme, levantó la falda de este. Hablaban sobre las finanzas y proyectos futuros con otras personas.
Como si nada estuviera pasando, Azael hablaba con los demás, pero si pasaba. Su manos manos se posaron en ambos lados de mi cintura y marcó un movimiento, en cada uno de estos podía sentir su virilidad que claramente iba creciendo.
Me levantó un poco y cuándo libero su miembro me volvió a sentar, esta vez con su virilidad dentro mío.
Desabrocho los botones del vestido que cubrían mis pechos y me los masajeo, a la vez que mi cintura se movía encima de él.
Pronto, se levantó y sin salir de mí, me acomodó sobre el escritorio, apoyando mi abdomen en él.
Alguien del otro lado de la computadora le decía que los resultados de su "idea" habían sido favorable y que gracias a eso su empresa se había posicionado en la lista de las mejores cinco empresas.
《 encima de buen amante, es inteligente》 pensé.
Sus embestidas hacían que mi estómago chocara contra el borde del escritorio, en esa posición le había quedado a su merced mis glúteos donde posó sus manos, separando las nalgas y sus dos pulgares dentro de mi ano.
Estaba en la gloria y el morbo que me daba el hecho de tener que morderme los labios para no gemir, me daba mucho más placer.
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EL DIARIO DE UNA SUMISA
RandomElena, es una chica huérfana, la presa ideal para un depredador...