CAPÍTULO 16

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Cuándo recuperé la cordura, estaba en una cama... al parecer me había desmayado, mi amo estaba a mi lado, se había quedado dormido.

Tímidamente, acerqué mi mano a la de él y la tomé para enrededar mis dedos con los suyos.

Lo observé con una pequeña sonrisa, mientras él despertaba un poco alterado.

- perdón, me quede dormido- se excusó.

- no tienes que disculparte, pero... ¿ qué paso?- pregunté.

- cuándo escuchaste lo que él médico dijo, entraste en una crisis...-

Lo escuché seguir hablando, mientras comenzaba a recordar sobre las palabras del doctor, algunas lágrimas rodaron por mi mejilla, claro... ¿ cómo no entrar en crisis?, había ido contra mi moral por tener un poco más de tiempo con él, por que pensé que de esa forma quizás llegaría a amarme y todo aquello se derrumbó, me preguntó ¿ que harían otras personas por amor?...

- tranquila- me dijo y entonces lo miré... - veremos a los mejores médicos, y luego todo esto será un recuerdo, tú no te puedes morir- comentó determinado.

- ¿ por qué  no?, ¿ por qué no morirme?... digo, se acabaría todo de una buena vez, tu puedes conseguir a otra persona que te de un hijo-

- ¡¡ ja,ja,ja,ja!!... ¿ con esta cara?- comento burlón...

Lo miré con cierto repoche y malestar en mi expresión, - tu cara no es fea - susurré.

- no se como fue que no saliste corriendo cuándo me viste por primera vez.

- por que tu siempre me hiciste sentirme atraída por ti. - confesé.

No dijo nada por unos segundos al parecer se había sumergido en sus pensamientos...

Me di vuelta para el lado contrario a él y cerré mis ojos por unos momentos, lo sentí minutos más tardes, acomodarse a mi lado y pasar una mano por mi cintura, el se acercaba y automáticamente mi cuerpo se quemaba, asi qué, inconscientemente hice mis nalgas más atrás para poder sentir su miembro, no se inmutó... de forma calmada, su mano comenzó a moverse entre las telas, buscando mi intimidad...

- no se qué tienes, pero me vuelves loco- me susurró, ya rozando sus dedos contra mi vulva...

- que curioso, me sucede lo mismo...- le respondí, abriendo un poco más mis piernas.

frotaba su miembro fervorosamente contra mi trasero, una de las cosas que más me encantaba era escucharlo agitarse; como nuestras respiraciones de repente se entre cortaban, producto de nuestro juego ardiente.

- no quiero a otra mujer y no quiero un hijo de otra persona. -  susurró.

Su mano jugaba apasionadamente con mi clitoris, al mismo tiempo que mis gemidos salían de mí para perderse en aquella habitación, subió un poco mi camisón, ya que era lo que tenía puesto cuando me desmaye y con la mano que tenía desocupada, se desabrocho el pantalón, corrió mis bragas, y acomodó su pene en la entrada de mi vagina, todo de forma muy audaz.

Sacó su mano de mi intimidad, envuelta de mis jugos vaginales, pasó un dedo por mis labios, mientras me daba las primeras embestidas, segundos después de haber entrado en mí...
Posteriormente, metió un dedo en mi boca, el cuál inmediatamente comencé a " chupar" lentamente, saboreando mis líquidos, no tenían un sabor desagradable pero si me lo preguntan, prefiero saborear el esperma de mi amo por supuesto....

Era increíble como el tiempo parecía perderse cuando estabamos juntos, no importaba que tan alto estaba el sol afuera o si la luna ya había salido a observar el mundo mientras muchos dormían, eramos nosotros dos en una cama, siendo uno... buscando apagar el fuego que nos quemaba disfrazado de el roce de nuestra piel, sus cortos pero incesantes gemidos cerca de mi oído me volvían loca, saber que los disfrutaba tanto como yo, era para mí un " condimento extra" a la situación, quizás era el morbo de saber que alguien me deseaba, o qué él me deseaba para ser más específica.

Él no solo me salvo, me aprecio como mujer y además me enseño que muchas veces el amor, no entiende de tiempo o razones, se da en un momento, en el momento exacto como todo lo que pasa en la vida y son cosas que no podemos forzar, ni predecir...

Mediante un intenso orgasmos volteé, quedando de frente a él, desabroche su camisa y se la saqué, se separó de mi para terminar de desnudarse, al mismo tiempo que yo me sacaba el camison, quedando los dos desnudos.

Sabía lo que yo quería, asi que, se acomodó arriba mío, clavando sus ojos en mí, afuera, el sol se estaba ocultando, ocasionando un hermoso atardecer, y lo sé, aunque no mire por la ventana, por que todo a su lado era hermoso.

Su pecho caliente, rozaba mis pezones, que reaccionaba poniéndose duros.

Sutilmente, coloqué mis dedos al rededor de su cara, la luz de la habitación era escasa pero suficiente, suspire profundo, su corazón se aceleró aún más, no dijo una sola palabra pero se podía sentir sus nervios, lentamente, lo acaricié.

- te amo- confesé.

Toqué cada centímetro de su  cara con la punta de mis dedos, lo ví cerrar los ojos, quizás buscando calmarse o quizás por la sensación de la caricia.

Abrió los ojos, segundos antes de que me incorporara un poco, para besar sus labios, lo hice lento, disfrutando, saboreando cada parte de sus húmedos labios, tardó un poco en responder el beso. Volvió a entrar en mí, haciendo movimientos lentos como lo estábamos haciendo en general, supongo que para acompañar el choque de nuestros labios, en algún momento, encontramos él punto justo, entré el sexo y el amor, nos perdimos en aquellas llamas...

- te amo - le volvió a susurrar esta vez al oído. De inmediato me miró, con los ojos muy abiertos, claramente estaba sorprendido, yo solo me limité a sonreír, acariciando su espalda.

Ni siquiera había pasado por mi mente lo que le dije, pero lo amaba y supongo que ya no quería ocultarlo.

—yo también estoy enamorado de ti.— dijo finalmente. — y no quiero perderte, otra mujer no podria reemplazarte, otra mujer no haría lo que haces en mi...

EL DIARIO DE UNA SUMISADonde viven las historias. Descúbrelo ahora