CAPÍTULO 15

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- ¿ qué?, ¿ por qué?- preguntó casi tartamudeando...

- haré lo que te dije pero no me tienes que pagar, no quiero tu dinero- le dije.

Discutimos sobre el tema un buen rato, el insistía en que firmará y yo estaba completamente negada, al final gané y aceptó lo que yo deseaba.

Ese día al final del almuerzo nos fuimos a casa, al llegar me dijo que me desnudara para él, yo me di vuelta ya que al entrar, lo había hecho primero.
Entonces le estaba dando la espalda a él, quién ingreso detrás mio.

Llevaba puesto una camisa larga, asi que, comencé a desabrochar los botones lentamente, ante la mirada de él, pero no era el único, cuando terminé deje caer dicha prenda, y di una vuelta para que pudiera observarme con más profundidad, al hacerlo me di cuenta que el chofer nos estaba viendo detrás de un mueble, él al darse cuenta que lo había visto, rápidamente giró y prácticamente corrió fuera de allí.

Supongo que tarde o temprano se iban a enterar de todo esto, aun así  me quedé atónita, mirando lo que hacía. Hasta que las manos de mi amo, sobre mi cuerpo me sacaron de aquel trance. Se había colocado detrás mío y de ahí sus manos recorrían toda mi figura de manera desesperada.

Gemi al sentir la mano de mi Azael, entrando por mis bragas blancas, uso sus dedos para frotar mi clitoris, mientras escuchaba mis gemidos de placer. Me tiré hacía atrás recargandome en su pecho, su piel caliente rozaba mi pálida espalda, había cerrado mis ojos en algún momento durante aquello, por lo que, decidí abrirlos y mirar para los lados confirmando que no había nadie más.

- ponte de perrito- me dijo agitado mi dueño. Yo obedecí, y lo ví, caminar para perderse entre las salas de la mansión, estaba a unos metros de la puerta, a sola. Minutos después, escuché los pasos de mi amo nuevamente acercándose a mí.

Al mirarlo, ví que en su mano derecha traía un cuchillo grande, lo sostenía con firmeza.

Con el cuchillo corto mis bragas y mi sostén, yo lo miré con cara de reproche, por el daño innecesario; pero sin decir nada.

Después con el filo del cuchillo acarició mi espalda desnuda, haciéndome gemir de gusto, esa sensación del frio hierro en mi espalda, era muy excitante.

Escuché como bajo el cierre de su pantalón y se paró frente mi cara con su pene agarrado firmemente por una mano; abrí mi boca, y el introdujo de un " empujón" su tan delicioso mienbro, lo cubrí con mi lengua, buscando saborearlo lo más posible, y él de la excitación soltó el cuchillo, el cuál hizo un ruido en seco al posarse en el piso.

Después de unos minutos donde me deboraba su miembro con locura, me lo sacó de la boca y se colocó detrás mío, tomó mis nalgas con sus manos, luego de acomodar su virilidad entre ellas, poco a poco, masajeando y clavando sus uñas en mi trasero a la vez, fue entrando en él.

- ¡¡ AHH!!- me queje, me dolía bastante, esta vez no le había puesto vaselina.

Él se quedó quieto por unos momentos, y luego continuó, fue imposible contener las lágrimas, y al parecer me escucho sollozar por qué sacó su miembro de mi trasero y lo metió por mi vagina de un solo golpe, estaba deseoso de embestirme al parecer, ya que de inmediato comenzo a chocar su pelvis contra mis nalgas, al mismo tiempo que me daba nalgadas en mis marcados cachetes, ya que me habían quedado sus uñas marcadas.

Cuándo mi amo acabo, dulcemente me ayudo a pararme y me llevo a su tina de baño, aquella que estaba en su habitación, allí con una esponja poco a poco fue cubriendo mis hombros con agua, las gotas bajaban por mi piel para perderse entre el contorno de mis senos, sentir como dulcemente me bañaba era una sensación hermosa.

Desde aquel día pasabamos día y noche haciendo el amor, a cada momento, en cualquier lado, sin importar nada, a veces se acomodaba abrazando mi abdomen y lo acariciaba, realmente estaba ilusionado con la llegada de un bebé, siempre mantuvo su caballerosidad conmigo, me trataba dulcemente, deje mi habitación para dormir con él, cada día me daba un baño, era realmente fabuloso, cada vez más, caía en sus brazos, en su amor, estaba perdidamente enamorada de él...

Pero todo cambió una mañana, me estaba secando el cabello, cuándo mi Azael recibio una llamada, donde le decían que ya tenían los resultados de mis estudios.

- señor Jordán, lamento decirle que la señora Rubí, tiene un tumor en la zona del útero, tendríamos que hacer más estudios y ver si se puede extirpar, luego de eso, podremos saber si podrá tener hijos- comentó el médico.

Mi amo y yo nos miramos fijos, sentí una sensación helada recorriendo mi cuerpo. Él había puesto el celular en alta voz, por eso había escuchado todo.

mis piernas perdieron sus fuerzas, caí atónita, perpleja, en el suelo, al mismo tiempo qué mis ojos se inundaban.

Por un momento perdí la noción del espacio y tiempo, escuchaba a Azael, decir mi nombre pero lo escuchaba a lo lejos, lo único que podía sentir en ese momento, eran sus brazos rodeando mi cuerpo.

Estaba perdida, podría morir, ya no me importaba, deseaba que me amará como yo a él, pero no le podía dar un hijo, sin duda sería reemplazada, sentía que había perdido todo.

¿Qué seria de mi?, ¿por que tuve que enamorarme de él?, ¿por que no me fue esa noche de tormenta?.

Una vez, cuando era niña en el jardín de mi casa, apareció un gato, yo lo quería y tenia el permiso de mi padre para adoptarlo, pero no importaba que tan caro fuera el alimento que le pusiera, cada vez que intentaba acercarme salía corriendo.

Papá me dijo, "dare cariño y demostrale que tu lo vas a proteger y verás como se queda". Asi lo hizo y tiempo después le contraba a todos que tenia un gato.

Ahora me sentía como ese gato, me quede por que Azael desde un principio me dió Cariño y protección.

EL DIARIO DE UNA SUMISADonde viven las historias. Descúbrelo ahora