CAPÍTULO 17

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Esa noche no pude dormir, en su lugar me perdí en su rostro, lo observé descansar toda la noche, bajo el manto de la luz de la luna que entraba por la ventana. Puse mi mano en su cara y acaricie su mejilla con suavidad...

- perdón no quería despertarte- le susurré cuándo abrió sus ojos, había sentido el contacto de mi mano con su piel y eso lo había despertado.

Él me sonrió y se abrazó a mi cintura con todas sus fuerzas, enrede mis dedos en sus cabellos y nos quedamos así un buen rato.

Ese día fuimos al médico, donde nos pasamos gran parte del tiempo, me hicieron muchos estudios, de cosas que si bien me explicaban yo no entendía...

- ¿ quieres comer algo?- me preguntó mi Azael cerca de la media tarde, la verdad es que no habíamos salido de la clínica y como nos tenían de un lado para él otro, no habíamos parado ni por un segundo.

Pero no tenía hambre asi que me negué.

Esperamos un rato más juntos hasta que mi amo me dijo que iba al sanitario.

Azael volvió tiempo después, justo cuándo el doctor dijo mi nombre, asi qué suspire aliviada, al final nos dijeron que teniamos que esperar por los resultados nuevamente, asi que nos fuimos a casa, llegamos cuando se estaba entrando el sol, a eso de los ocho de la noche, entré agotada.

Cristal y Larino nos saludaron felizmente y nos ofrecieron comida pero ambos nos negamos.

- me voy a mi cuarto- dije mientras subía por las escaleras.

- en la cama vas a encontrar ropa, quiero que la uses para mí, esta mañana por la noche- comentó mi Azael.

Yo afirmé moviendo mi cabeza y subí corriendo, en mi habitación, había un "vestido" tenía una falda de tull en tres capaz de color morado, y de ella salía dos "retazos" de tela de encaje del mismo color, que se ataban al cuello, era hermoso pero totalmente trasparente, miré alrededor y noté que no había ropa interior...

- ¿ que problema tiene este hombre, con la ropa interior?-  me dije en voz alta...

Me duche y al salir me acomodé en la cama envuelta en la toalla por un rato, estaba muy cansanda asi que, poco a poco mis ojos se fueron cerrando.

Me despertó una caricia en mi mejilla, era mi amo...

- vamos, ya llegó el momento...- me susurró...

Sí había dormido todo un día.

Me ayudo a ponerme el vestido y los tacos, también me paró frente al espejo y me acomodó el cabello...

- no te maquilles, no te hace falta- me dijo.

Salimos de la habitación y fuimos hasta el comedor, había una larga mesa de madera, con sillas a su alrededor y en ellas, entré diez o quince personas.

De la mano me guió hasta la misma...

- súbete y ponte en el medio-
Los señores y señoras, hablaban entre ellos parecían no notar lo que yo estaba haciendo, suspire profundo cuándo terminé de acomodarme.

Mi amo, corto mi vestido por el medio con uno de los cuchillos que había en la mesa, dejando mi cuerpo completamente desnudo a la vista de los demás, luego se sentó en una de las puntas.

- ¡ traigan los platillos!- lo escuché decir, varios mozos se acercaron y dejaron distintos platos, qué prácticamente de inmediato empezaron a deborar.

Mi Azael miró el plato y luego me miró a mí, se levantó y puso crema en mis senos y de manera burlona me dijo - prueba esto.

Me dió de comer alguna cosa de la que no sabia el nombre pero su sabor era agradable.

Después paso su lengua por uno de mis pechos, saboreando la crema, repitió el proceso unas cuantas veces más, mientras se iba subiendo de a poco a arriba mío.

Una de las mujeres tomó mi mano que estaba cerca de ella y se lo metió en la boca para " chuparlo" como si fuera un helado, mi amo llevó su mano a mi intimidad sin dejar de saborear mis senos desesperadamente.

La mujer sacó mi dedo de su boca y se paró para desnudarse ante mis ojos de lujuria, pues estaba perdida en el calor que solo mi amo sabía prender en mí, se subió arriba de la mesa y puso su intimidad en mi vagina, posteriormente empezó a moverse como si fuera un barco, hacía atrás y adelante pasando los labios de su intimidad por mi boca, sabía lo que quería asi qué, saque mi lengua y acompañe sus movimientos con ella, sus gemidos no tardaron en llegar para acoplarse con los de mi amo y los mios.

Las charlas de los demás pasaron de palabras a gemidos también, lo que me hizo desviar un poco la mirada, para encontrarme en el medio de un montón de personas teniendo sexo entre ellos.

Yo seguí en lo mío, mi amo en ese momento acomodó su pene en mi intimidad y entraba en mí de un solo golpe, mientras yo, saboreaba por primera vez una vagina, la chica se vino en mi boca y como buena mujer, me tomé todos sus jugos, después salió de arriba mío, para ponerse al revés, es decir, su rostro frente al mío, y dejo su nalgas expuesta. No paso mucho tiempo para que uno de los hombres se pusiera detrás de ella para penetrarla con salvajes embestidas, ella paso su lengua por mis labios y luego me beso suave,  nuestras lenguas se juntaron y pasaban de una boca a la otra, sin dejar de ser embestidas por aquellos caballeros.

Mi amo, no dejaba de tocar cada parte mi cuerpo, mientras apretaba mis piernas, sin dejar de embestirme, mi cuerpo y el de la chica que me besaba se movían por causa de eso.

El hombre que la embestia a ella, acabó y cuándo se movió hacía un costado, otro hombre tomó él qué había sido su lugar, las manos de aquella muchacha, se unieron a la locura de las de mi amo, divirtiéndose con mi cuerpo.

Después de varías embestidas, no aguante más y tuve un orgasmos, la verdad que era excitante todo. En ese momento, las embestidas de mi dueño se hicieron más fuertes, hasta qué el también llegó a su punto máximo, cansado y sudoroso, se dejó caer en mi cuerpo desnudo.

- ya no la toques- le dijo a la mujer, sacando abruptamente sus manos de mí.

Muchos hombres quisieron hacerme suya esa noche,  sin embargo, a diferencia de las demás personas, mi amo no dejo que otro hombre me tocará y él no tocó a otra mujer....  el Amanecer llegó más rápido de lo que pude imaginar, todos se fueron...

Cuándo la última persona traspasó la puerta, aquel hombre que yo amaba tanto, de un movimiento me cargó entre sus brazos...

- ¿ qué haces?- le pregunté...

- te llevo a dormir- me dijo, lo miré dulcemente, por esas actitudes se había robado mi corazón,  y le dí un pausado beso en los labios, disfrutando de su sabor...


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