❝En el año 3025, las almas gemelas son elegidas al momento de nacer. Pero no todo es amor, una de las personas tiene el poder de hacer lo que quiera con la otra mediante una pastilla, mientras la otra no puede negarse. La relación homosexual está pr...
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Mi rutina diaria era sentarme en el patio del instituto y observar las personas que pasaban.
Bueno, mejor dicho, los chicos. ¿Por qué me siento atraído hacia los hombres? En mi familia se me enseñó a amar a una bella mujer de familia rica para así tener mi vida deseada.
Oh, papá y mamá, mi vida deseada no es esa.
Yo quiero vivir con un chico guapo, listo y que me quiera. Poder luchar por nuestro amor y demostrarles al mundo que no somos unos enfermos.
Y si lo somos, que sepan que amo estar enfermo.
Ikeda Kano volvía a pasar por enfrente mía y yo no hacía nada más que suspirar por él, ¿por qué era tan guapo? Mi corazón no hacía más que palpitar por su culpa, joder, me gusta.
Él era popular, japonés y muy heterosexual además de mujeriego. No creo que quiera estar conmigo por esas dos importantes razones.
-Cierra la boca, te entrarán moscas.
Miré hacia atrás, encontrándome a Lisa sonriéndome.
Lalisa Manoban es la única amiga que tengo. Es una chica dulce, simpática y a todos les cae genial. Se puede decir que es popular, que cliché, soy amigo de la popular.
Me reí internamente por pensar aquello.
-Cállate, subnormal, no hay nadie que te haya preguntado -contesté con una sonrisa ladina.
Lisa se sentó a mi lado, nos encontrábamos en las escaleras que se ubicaban enfrente del campo de fútbol del instituto.
-Gracias por tu amabilidad. ¿Hay algún avance con el japonés?
Negué con mi cabeza varias veces mientras le seguía mirando, ¿qué avance iba a haber si no le hablo?
-Lo veo difícil, yo creo que moriré solo -suspiré desganado mirando al suelo.
-Normal.
Me reí por su comentario. Ella siempre me subía los ánimos.
-No sé ni qué cojones hacer... le miró a él y es perfecto, me miró a mí y...
Bajé mi mirada al suelo, mi actitud podría haber cambiado mucho ahora mismo pero me daba igual. Mis sentimientos contra mi cerebro, que me gritaba que me alejará.
-Sé que parece difícil pero tú cumples todo lo que quieres, por algo eres un genio.
Un genio, ¿acaso todos querían mi cerebro?
La miré sonriendo, más bien forzando una mueca ya que realmente no sentía aquel sentimiento que igualaba a la sonrisa.