16. Nuevas sensaciones

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No esperé más y eché a correr con todas las fuerzas que me quedaban, incluso con un poco de languidez en los brazos. Sentí como si mi pecho no era capaz de soportar la presión de mis latidos, la sangre se disparó abruptamente y me calentó todo el cuerpo, como si me desintegrara en el instante que me aprisionaron otros brazos demasiado fuertes, mi espalda impactó con la dureza de la pared y mis ojos se vieron obligados a abandonar la penumbra para sumergirse en una oscuridad absoluta. Sofoqué un grito en cuanto una mano que me superaba apretó mi cuello, demasiada presión, brutalidad, escuché voces apagándose y como el oxígeno me dejaba tan fácilmente mientras mis manos arañaban la piel del dueño de esa grande extremidad. Luces estallaron en mis párpados en cuanto luché por ver algo al final.

Entonces emergió. De las profundidades de mi interior.

Como si mi alma estaba saliendo de un mar salvaje en el que las olas la mantenían sumergida. Una onda de energía que se propagó desde mi corazón con tanta fuerza y me hacía flotar, me llenó, liberó, y fortaleció. La mano que me aprisionaba solo era la de un fantasma en mi cuello y el dueño de esa extremidad descansaba en la pared del frente, era un cuerpo a medio incorporar recostada la espalda en el mármol con el trasero plantado en el piso, los ojos abiertos de par en par y la respiración más agitada que la mía. La luz que se colaba por la puerta a mi espalda apenas alcanzaba iluminarle el rostro encubierto, pero sus ojos eran conocidos, vistos una vez antes.

Esa corriente de energía fluía demasiado rápido por mis venas, luchaba con escapar, gritando, arañando y dolía tanto que me vi en la necesidad de darle el gusto porque sentía que solo así dejaría de quemarme, de cortarme, con una decisión abrumadora avancé apartando cualquier negativa que me instaba a quedarme en mi lugar, la bloquee y me disparé hacia el cuerpo desparramado que no dudó ni un instante para ponerse en pie, no demostraba ningún signo de dolor en cambio, era remplazado por furia que le iluminó el rostro, como si un fuego refulgiera, se deshizo de su pasamontañas y su cara quedó completamente al descubierto con la cabellera un poco larga echa una maraña que lo hicieron ver más salvaje.

Diablo.

Ambos avanzamos con rapidez acortando el poco espacio ya. No sé en qué momento sucedió, pero yo me encontraba a horcajadas sobre él impactando mi puño contra su mandíbula, otra, y otra vez. No había dolor, solo furia y locura, no me podía detener, no hasta que un golpe igual de fuerte al que estaba propinando se instaló en mi estómago, me abandonó todo el aire, destellos de luz estallaron en mi campo de visión, me aovillé en el piso al instante a un lado del cuerpo jadeante, me sacudí y gemí de dolor, era como si algo me arañara todo el interior, como si las venas se hicieran jirones y algo vivo me gruñera en reclamo. Lo reprimí gracias a mi falta de aire, cerré con fuerza los ojos por un justo tiempo, pero en cuanto volví abrirlos había dos figuras altas observándome desde arriba.

Una de ellas se agachó mientras la otra me observó con agitación.

Zach.

- Levanta – mandó con voz severa y se puso en cuclillas haciendo un ademán con la mano instándome a que me pusiera en pie, pero yo no podía porque aun luchaba con reprimir esas sensaciones desgarradoras y disipar el dolor del fuerte golpe.

Empecé a negarle la petición frenéticamente demasiado asustada, con su mirada rígida sobre mi cuerpo lánguido y en una posición demasiado ridícula.

Siguió mirándome demasiado serio sin hacer amago de ayudarme, eso me aterró, me demostró que seguía siendo igual a ellos. Respiré agitadamente mientras reprimí el impulso de echarme a llorar, un sollozo me sacudió, pero de inmediato lo remplacé por la poderosa furia que aun reverberaba en mi pecho.

CHERRIES ©️ (COMPLETA PARTE 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora