25. La curiosidad va matar un lindo gatito

14 2 0
                                    

La víspera del día de brujas, la decoración de calabazas, fantasmas, calacas y sin fin de adornos haciendo alusión a ese día; no sabíamos que era octubre, aunque tuviéramos la respuesta en nuestras narices, básicamente en cada local en el que pasábamos al frente.

Estábamos sumidas en el nerviosismo de ver un pueblo donde las tres habíamos vivido, no fue hasta que esa mujer le dio los datos a Cat que todo se recobró y vimos nuestro alrededor realmente como era, seis años podían marcar grandes diferencias en las personas viviendo su día a día, dejándose consumir por su trabajo, emboscándose en sus tareas escolares ¡Por Dios! Podían ver todo lo valioso y dejar de preocuparse por esas cosas un poco, su familia, amigos, mascota, nunca tuve una condenada mascota, todos esos seres importantes eran ignorados en sus vidas mientras se dejaban consumir por la rutina. Todos esos años para nosotras habían marcado una gigantesca diferencia.

Halloween en Vernnol significaba el carnaval de disfraces de horror, una celebración con calles abarrotadas de personas siendo un personaje diferente una vez al año. Celebrando al miedo un día, pero dejándose consumir por el durante toda su vida.

Mucho colorido, fiestas en cada casa del centro, gritos que no podían distinguirse si eran de pavor o de alegría. Faltaban solo unas horas para ese suceso y el ambiente alrededor ya se notaba enérgico, un grupo de chicos colocaba una enorme pancarta al principio de la calle principal, justo al frente del parque, unos cuantos niños pedían desde hoy sus dulces para evitar la aglomeración salvaje del día siguiente, quise invocar un recuerdo alusivo de mi infancia de acuerdo a esa fecha, pero no había ninguno. Quizá nunca lo celebramos, mi madre era muy reservada, ese recuerdo si lo tengo presente, mientras mi padre se mostraba demasiado ausente, poco hablador, pero autorizaba permisos para ir a la casa de Honey de vez en cuando, ella era mi única amiga, no recuerdo a nadie más con exactitud, los demás rostros son borrosos.

Estando afuera de ese manicomio, al aire libre, percibiendo la naturaleza y el débil rayo de sol que intentaba colarse por las nubes, más recuerdos tocaron mi memoria, tachones de lo que fue mi vida lo justo para recordar lo bien que pasábamos el tiempo con Honey, su cabello rizado al igual que sus ojos acaramelados de niña eran tan precisos. Lo seguían siendo.

Miré sobre mi hombro, sintiendo la calidez del cabello castaño de Cat y sus suspiros cansados, al otro costado Honey mirando al frente, con la vista perdida en un joven que intentaba hacerle una broma a su amiga.

- ¿Qué haremos ahora? – terminó de pronunciar sin quitar la vista de su punto de admiración, su voz al igual que sus ojos parecían distantes, preguntándose más para sí misma.

Cat al escuchar la voz de Honey se levantó de un salto en el proceso casi dejándome sin dientes. Luego de derramar unas cuantas lágrimas se dejó sumir por el sueño recordando la anterior fecha el día en que perdió a sus padres y consigo su libertad, que por cierto no tengo la menor idea de cómo lo sabía, si yo ni recordaba mi cumpleaños, fueron pocas las palabras que abandonaron sus labios, pero las suficientes para que entendiéramos el motivo de su congoja y también el nuestro, ya había enterrado ese recuerdo, liberarlo ahora no me iba a aportar nada.

O eso creía hasta que...

- ¿Escuchan esa música? – cuando reparaba en contestar la pregunta de Honey, Cat se apresuró a aguzar el oído, ambas nos dedicamos una mirada estando de acuerdo de que ningún sonido similar a música era perceptible desde donde estábamos.

- No...

- Ahí está otra vez – siguió insistiendo ya poniéndose de pie dando varios pasos sin esperarnos, no nos quedaba mayor opción que seguirla con presteza, la dirección que tomaron sus pies cada vez nos alejó más del bullicio del parque y en cuanto dobló una esquina detrás de un almacén quise poner objeción.

CHERRIES ©️ (COMPLETA PARTE 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora