CHERRIES ©️ (COMPLETA PARTE 1)

14. Alguien tiene respuestas

Miller.

Era uno de esos otros días estresantes en los que no me encontraba en Vernnol sino en la ciudad en el piso de un edificio entre hombres y mujeres de la División de detectives y expertos, la que limpia el verdadero desastre que no ven los típicos policías holgazanes, lo que las organizaciones más reconocidas de investigación no quieren revelar, ni tampoco solucionar, la confirmación de la existencia de aquello que no podemos probar tan fácilmente con unas cuantas palabras.

Yo no quería ser parte de este monto de holgazanes policías en realidad, pero lamentablemente tenía que ser parte de ellos, me había convertido en un policía porque no habría otra forma de obtener detalles de investigación en Vernnol sino nada más que haciéndome valer del título. Soy parte de esta organización muy encubierta secreta de la cual personas contadas sabían su nombre y emblema, manejábamos todo con cuidado y con personal muy especial. Los gobiernos y representantes alrededor del mundo sabían de nuestra existencia, no obstante, no habían podido contactar con nosotros ni darnos el golpe de baja, no habían podido desmentir lo que se revelaba en el internet, lo habían manipulado o burlado, pero ya habíamos sembrado la semilla de que hay cosas muy grandes en el universo que podían destrozarnos si les hacíamos perder la paciencia.

Pero igual estaba aquí para describir una parte de lo que hacían en este lugar, y de cómo figuraban las niñas secuestradas y los padres asesinados en algo más inmenso a uno de los muchos misterios en Vernnol. Podría mencionar algunas de las cosas extrañas que sucedían en este pueblo, como la vez en la que en la orilla del mar aparecieron cientos de orejas y dedos humanos sin explicación alguna según la policía, pero podría darte una explicación que tu escepticismo sería incapaz de aceptar, al igual que las cosas flotantes que podías llegar a ver en el cielo si se estaba presente en el campo de aviación a las 17:17 horas. Las cosas con las que podrías contactar si solo...

Esta organización de investigación de la que formaba parte podría ser la única en el mundo que podría darte una explicación razonable y sincera a estos fenómenos que todos habían ignorado o cubierto con tierra dejando que se pudrieran para que puedan ser olvidados. Eso había sucedido desde tiempos inmemoriales, todas esas personas desaparecidas cada año, niños y mujeres en su mayoría, llegamos al fondo del caso, en algunas circunstancias pudimos intervenir en otras... simplemente disminuíamos un poco la gravedad del asunto.

El edificio que se encargaba de darnos el inmenso espacio de recreación para nuestras investigaciones, lo tenía todo para mantenernos encubiertos y protegidos lo mejor posible, era justo donde estaba ahora vestido con algo de formalidad requerida, odiaba los uniformes y más esos trajes que en vez de verme encubierto me hacían resaltar más de lo normal, era algo sencillo, pero incómodo. Unos pantalones de tela oscuros y una sencilla camisa de botones blanca, puesto que no quería ponerme un traje completamente formal, me había acercado en eso que requería la moda de oficina, con la chaqueta no había forma de que me enfundara en una, así que decidí traer una de cuero, ya no iba a luchar porque me tomaran en serio, estas personas en la habitación sabían que yo tenía la esencia de lo inexplicable, pero...

- ¿Qué dices? – cuestionó uno de los hombres sacándome de mi introspección, Leo, el jefe, nombre que por supuesto es el único que conocemos si es verdadero, sus apellidos los ha adoptado para mantener su vida privada lejos de los desastres del trabajo. Todos aquí éramos muy meticulosos al separar cuestiones de familia, identidad y trabajo por el mismo motivo secreto de la asociación y sus misterios.

- No conseguí nada, Frerguson no abrió la boca nada más que para dejarme en claro que no valía la pena – me hice de rogar y contesté en voz potente ante la mirada atenta de todos los agentes más importantes –. En el pueblo no hay nada de información que nos puedan proporcionar los habitantes, mucho menos en la estación de policía.