Briana Cullen [Terminada]

05

POV Briana

Estaba nerviosa.

¿Que pasara conmigo?

Toda duda que tenia se esfumó en cuanto Aro hablo.

— ¿Alec porque no le muestras el castillo a la niña Cullen?

El mencionado ni lo dudo y se coloco a mi lado.

— ¿Vamos? –preguntó y asentí.

Me despedí de los abuelos y salí de la sala junto a Alec.

Caminamos hasta el ascensor y entramos.

Él presionó un botón y las puertas se cerraron.

Me estaba hartando del silencio y aunque no fuera incómodo necesitaba hablar.

— ¿Siempre has vivido con los Vulturi?

Él asintió pero solo eso.

— ¿Cuantos años tienes? –le pregunte y él me miro de reojo.

— Fui convertido hace siglos, perdí la cuenta –dijo y asentí.

— ¿La rubia es tu novia?

Él negó de inmediato.

— Es mi hermana –dijo y la puerta se abrió dejándonos ver un pasillo con algunos cuadros algo viejos pero se miraba que eran muy costosos.

— ¿A los cuantos años fuiste convertido? –pregunte una vez que salimos del ascenso.

— A los 14 –dijo y lo mire detenidamente.

— Yo a los 15.

Sabia que no había preguntado y que quizás ni le interesaba pero ya le había dicho.

— ¿Cuantos años tienes realmente? –pregunto viéndome fijamente.

— 25, tengo 25 añotes –dije sonriente.

— ¿Carlisle te convirtió?

Negué y él me miro atento esperando mi respuesta.

— Fue Rosalie, ella me salvo de un ataque de un oso, estaba de campamento con mi familia y por suerte o destino ella y Emmett me encontraron, estaban de caza, mis padres ya habían muerto por la perdida de sangre y el oso me golpeó con sus garras, las encajo en mi abdomen, choque contra un árbol tan fuerte que juraría que escuche mis huesos quebrarse, estaba agonizando mientras miraba como el oso se comía a mi padre con tal descaro que preferí cerrar los ojos.

Solté un suspiro y lo mire fijamente a los ojos, el color escarlata en sus ojos era tan bello e hipnotizante.

— Sentí como alguien me cargaba con cuidado, escuche al oso gruñir y el viento en mi rostro era tan frío, cuando eso paro pude escuchar dos voces distintas, luego sentí como todo mi ser ardía, quería gritar pero no podía, estaba muy débil, de milagro estoy aquí hoy –concluí y no había notado que con cada palabra que decía me acercaba mas a él.