Capítulo 15.

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—¿Acaso no sabes lo que nuestro hijo intentó hacer ayer? ¿Cuál es el motivo de encerrarlo como si hubiese cometido un pecado?

La señora Choi exclamó molesta al ver a su esposo bajar con un manojo de llaves desde el segundo piso.

Ella simplemente no podía creer hasta donde había llegado la persona que en algún punto de su vida fue alguien alegre y dulce con las dos personas que había dado vida.

El hombre frente a ella no era el hombre del que se había enamorado hace más de veinticinco años.

—Por eso mismo fue que lo hice. Para impedir que hiciera algún otra locura. A este punto creo que lo que YeonJun quiere lograr es atención —contestó el hombre, dejando las llaves en el cajón de la cocina.

Desde el segundo piso, el hermano pequeño de YeonJun observaba todo, con lágrimas en los ojos ante la actitud de su padre.

¿Su hermano había hecho algo muy malo?

Él sólo quería jugar con él y su padre le había prohibido eso, diciéndole que su hermano mayor tenía una enfermedad que pronto saldría de ella.

—Exijo que me dés la llave. Quiero ver a hijo —exigió la mujer, con un tono autoritario. A ella nadie le negaba nada.

—Este no es el momento adecuado para eso, eh. Solo empeorarias las cosas, derramarias el vaso. —contestó.

La mujer bufo, despeinado su cabello marrón con desespero, viendo la actitud que tomaba el hombre frente a ella.

—Escucha, debo volver al trabajo, fue imprudente de mi parte salirme así por algo ridículo. Cuando vuelva, hablaremos con él y todo estará bien, ¿confías en mí?

Él tomó de su mano, acariciandole, mientras la observaba fijamente a los ojos.

¿Confiaba en él?

No.

No lo hacía.

Dejó de hacerlo desde hace mucho.

Sin embargo ella asintió, el señor Choi le sonrió y salió de la cocina tomando sus cosas y saliendo finalmente de la casa.

Ella le observó marcharse, con una extraña mirada.

Camino hacia la ventana, observando como el auto salía de la cochera y finalmente se perdía entre la calle hacia a una avenida transitada.

La hermosa mujer, apodada simplemente como señora Choi, conocida por muchos por tener una familia perfecta, muchos le tenían envidia, deseaban poder tener y vivir de manera feliz.

Pero, ¿cómo ella les mostraba la dura realidad? Sí ella apenas pudo abrir los ojos y dejar de ver todo colorido cuando supo de lo que su hijo intento hacer.

Así que con urgencia corrió hacia el cajón de la cocina, rebuscado entre las más de quince llaves distintas, todas para diferentes usos pero ninguna proveniente de la habitación de su hijo.

Su esposo se las había llevado consigo. Y aún así, ¿se atrevió a decirle que confiara en él?

No más.

Porque ella ya había llegado a su límite, ya no podía soportar ver como su hijo era infeliz a causa de alguien de su propia sangre, su propio padre. No podía seguir viendo y no poder hacer nada porque sólo las palabras de todo va a estar bien podían con sus pensamientos.

No más.

Bajó al sotano, ese lugar donde habían demasiadas cosas que sólo ocupaban espacio y hacían polvo, comenzó a rebuscar hasta que una vieja foto cayó de una vieja caja.

Bon Bon Chocolat ➸ YeonKai Donde viven las historias. Descúbrelo ahora