Eᴘɪ́ʟᴏɢᴏ

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El-antes- esbelto rubio lucía una barriga de ocho meses, sus pies se hinchaban con frecuencia y sus ansias detener a su alfa a cada segundo del día aumentaban. Beomgyu bajó del auto blanco y entró al edificio donde Yeonjun trabajaba.

Saludó a la recepcionista mientras ella le pasaba un gafete de visitante. Luego de unos cuantos halagos por parte del personal, Beomgyu llegó al estudio de su alfa con las mejillas rojas.

Genious lab...— Leyó el letrero en la puerta del -ahora- pelinegro.

Acercó su mano a la manija de la puerta y la giró para entrar. Un ruido extraño alertó al rubio y la puerta no se abrió, repitió la acción y una luz roja se asomó de un panel de seguridad dejando sorprendido a Beomgyu.

—Tan exagerado...— Se quejó para después sacar su teléfono y llamar al hombre de su vida.

¿Bebé?— Escuchó la profunda voz del alfa y al instante se tranquilizó.

—¿Puedes abrir la maldita puerta? Llevo años queriendo entrar, masajearás mis pies, Choi Yeonjun.

Dame un segundo— Cortó la llamada y la puerta gris frente a Beomgyu se abrió dándole acceso al estudio.

El omega entró y quedó impresionado con la cantidad de monitores, bocinas y micrófonos que se encontraban en el lugar.

—Cuando dijiste que iban a remodelar tu estudio, no pensé que lo cambiarían por completo— Yeonjun se levantó de su acolchonada silla y envolvió al menor con sus brazos— Además...¿Genious lab?— Ambos rieron y el alfa guió a Beomgyu hasta el sofá negro que adornaba la sala.

—Tenía que elegir un nombre, y era ese o La cueva, realmente no quería sentirme un hombre de las cavernas.

—¿Ah no?— Beomgyu le miró con una ceja alzada— De verdad quería que te comportaras como un hombre de las cavernas justo ahora...— El rubio acercó su nariz al cuello del contrario y comenzó a frotarla de derecha a izquierda.

—¿Has venido a eso?— Besó el cabello rubio del otro— Sabes que no me gusta nada que salgas tú solo, y mucho menos que vengas aquí porque-

Te distraigo de tus deberes y quieres darme una buena vida junto a las gemelas— Recitó— Eso ya lo sé, pero necesito a mi alfa junto a mi. Quiero que nos acurruquemos juntos y bebamos té— Renegó apretando sus puños en la camisa azul del pelinegro.

—Bebé...— Yeonjun suspiró sintiendo toda la frustración que Beomgyu sentía— Sé que desde que Youngjae y Daehyun viven juntos, te has sentido más solo... pero-

—Pero nada, Yeonjun. No sabes lo que es cargar con una enorme barriga que te vuelve inútil y-— No continuó debido a las lágrimas que comenzaban a caer de sus pequeños ojos.

—No... hermoso, no llores— Yeonjun se arrodilló frente a él y colocó sus manos en las mejillas del omega— ¿Estás triste? ¿Son tus hormonas?— Preguntó con desesperación— Tu olor está aumentando, Beomgyu. Tienes que tranquilizarte— Comenzó a limpiar las lágrimas del rubio— ¿Quieres que nos vayamos a casa?— Beomgyu asintió como un niño pequeño y Yeonjun lo sacó de su estudio

•••

—¿Dices que no lo harás?— Preguntó Beomgyu con una mano en la cintura mientras preparaba el desayuno.

—No es que no quiera, bebé. No puedo, es mi obligación-

—No, Yeonjun. Tu obligación es estar junto a tu omega cuando de a luz. Tu jefe debería entender la situación y-

Un Omega para YeonJun Donde viven las historias. Descúbrelo ahora