~El Juicio de la Luna~

~Las obligaciones de mi otro yo~

Durante la noche Kaminari olvidó todo por completo y se quedó bien dormido, ya sea por cansancio o por el estrés que tenía encima de que la chica lo estuviera cuidando o por no ser el par ideal para ella; eran tantas cosas en su cabeza que simplemente se durmió. Así hasta que el sonido de una alarma lo hizo abrir los ojos y pronto se quedó en shock al ver que se había girado en la cama y la chica del mismo modo y estaban uno frente al otro a pocos centímetros. Lo que hizo el chico fue buscar con el earphone jack el aparato y atraerlo para apagarlo sin moverse porque sólo podía ver su faz dormida en sus narices. Era extraño verse a sí mismo, pero al mismo tiempo saber que se trataba de la chica. Intentó no pensar en nada y estirar el apéndice para apagar el aparato pero irremediablemente la chica se fue despertando. Cuando Kyoka abrió los ojos se vio a sí misma mirándose con las mejillas sonrojadas; los 2 se quedaron en shock unos segundos procesando la imagen hasta que reaccionó la chica.

- ¿Qué haces mirándome? –

- Tú también te giraste. –

- Esta es mi habitación. –

- No sé lo que hago dormido. –

- Esto es raro. –

- ¿Raro? –

- Sé que eres tú y te golpearía por estar mirándome dormir, pero... es mi cara. –

- Es como un espejo. –

- Sí... de hecho. – Nadie dijo nada, pero de pronto Kaminari comenzó a carburar lo incómodo que se sentía y se fue poniendo medio azul; dejó el teléfono y la alarma y se quedó quieto.

- ¿Qué te pasa? –

- Necesito ir al baño. – La chica se sentó y se estiró; Kaminari no se movió, pero vio su cuerpo estirándose y bostezando, con el cabello revuelto y luego como se deslizaba de la cama.

- Te vas a girar hacia afuera, sin levantarte. – El chico le hizo caso, pero su mueca era pánico puro. – No te asustes, hazlo rápido, te sientas y corres al baño. – Y ni se lo pensó, se levantó como resorte y salió disparado al baño, como el día anterior entró en el baño y se bajó todo sentándose, cuando Kyoka entró en el baño lo vio con las manos en la cara y los codos en las rodillas. - ¿Qué pasó? –

- Un desastre, se ensució todo. –

- Es normal, no estás acostumbrado. –

- Te estoy dañando tu ropa. –

- No te preocupes por eso, se lava y ya. –

- Que vergüenza. –

- Ya, no sufras hombre. –

- No me siento nada hombre ahora... para nada. – La chica lo vio con la cara tapada con los puños apretados y torció la boca; llegó a su encuentro y se hincó delante.

- Oe. – Kaminari se quitó las manos de la cara y desvió el mirar.

- Esto es penoso por Dios, estoy sentado en el baño. –

- Bueno es mi cuerpo; es raro también para mí, pero no pienses en esas cosas. -

- Jirou... - Suspiró y apenado habló. - ¿Puedo quedarme aquí todo el día? Sin salir porque si me pasa lo mismo abajo me muero o algo. –

- Está bien; quédate aquí, igual puedes practicar con la guitarra, yo comenzaré con los arreglos de la canción. –

- Ok, gracias. – La chica entonces le quitó la ropa sucia y de nuevo hizo toda la ceremonia de la noche anterior; el chico solo se quedó tapándose la cara con las manos.