Hoy traigo algo del folclore Japonés.
En el siglo XII, tras décadas en conflicto por el poder imperial de Japón, se da el trágico encuentro final del clan de los Minamoto (Genji) y el clan de los Taira (Heike) en la Batalla de Dan-no-ura. Este momento marca el final del periodo clásico y el inicio del periodo feudal en el país.
En dicha batalla naval el clan de los Genji, liderado por Minamoto no Yoshitsune, aplastan a los Heike. Al presentir el final la abuela del imperador Antoku, que entonces tenía siete años, le cogió en brazos y se arrojó al mar. Igual suerte tuvieran otros guerreros Taira, incluyendo su líder Tomomori. Todos ahogados por arrojarse al mar.
Este confrontamiento final fue la culminación de las guerras Genpei, que duraran largos cinco años entre los dos clanes, con la muerte del emperador Antoku.
Sin embargo, la leyenda cuenta que los espíritus de los guerreros ahogados en desdichada batalla naval siguen estando en las profundidades del mar de Japón en forma de cangrejos, el Heikegani (Cangrejo de Heike o Cangrejo Samurái).
Este cangrejo tiene un distintivo caparazón con un patrón que se asemeja vagamente a la cara enojada de un samurai. La historia dice que cuando los guerreros de Heike murieron y se hundieron, sus almas fueron transferidas a los cangrejos y sus nudosos rostros fueron grabados para siempre en la espalda del cangrejo. Esta historia popular Japonesa interesó incluso a Carl Sagan, el famoso astrónomo y escritor estadounidense. Sagan especuló una vez que la semejanza se debía a una selección artificial, donde propuso que los pescadores que pescaban en las aguas de Japón devolvían al agua los cangrejos cuyas conchas parecían una cara de samurai por respeto a la caída tribu del Heike, dejando preservado el ADN de los Heikegani con rostros parecidos a los samurai, mientras que adelgazaba la línea genética de los que no. Pero los cangrejos de Heike son diminutos - unos cuatro centímetros como maximo - y nadie los comía, y así que los pescadores solían tirarlos de las redes cuando estos se atascaban.
Pero, porque su similaridad con la cara de un humano? Los pliegues y curvas que se asemejan a una cara de samurai gruñendo son en realidad los puntos donde los músculos se unen al caparazón. Simplemente se parecen a la cara de un Samurai enojado, gracias a nuestra capacidad innata para encontrar rostros en objetos aleatorios - un fenómeno llamado pareidolia. Hasta el día de hoy se pueden encontrar estos cangrejos en las aguas Japonesas, siendo unas de las criaturas que siguen resonando en la cultura nipona.
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Sociedad De Perritos Historiadores
De TodoSubiré datos, mitos y leyendas que nadie pidió con imágenes del perrito Cheems A veces no les pondré un título ya que no se me ocurre lo siento