Capítulo 39. "¿Es El Fin?"

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El automóvil acababa de aparcar frente a la puerta de su casa, cuando se topo con el rostro de Michael, la miraba con una seria mirada. Del otro lado, se encontraba su madrastra, esbozando una sonrisa.

— Kate, esto es demasiado.
Dijo Michael en cuanto se acercó a ella.

Katerin no estaba dispuesta a discutir frente a su madrastra, oh no. No le daría el gusto a ella, respiró todo el aire que pudo, lo contuvo y luego exhalo. Tomó a Michael del brazo y con solo una mirada fría que hasta heló su cuerpo. Por primera vez vio otra cara en ella.

— Silencio, eso debería decirlo yo. Ahora te comportarás y permanecerás en silencio hasta que estemos solos.
Le susurró mirándolo fijamente.

Michael solo asintió, la expresión de ella era diferente por lo que no sabía lo que obtendría si le llevaba la contraria. Ni en todos estos años, ella se había comportado de esta manera ruda con él ni con nadie, definitivamente comenzaba a conocerla de verdad.

— Querida, estaba preocupada por ti. Pensé que te había sucedido algo.
Dijo su madrastra esbozando una falsa sonrisa.
— Oh, no. No te preocupes, sé lo mucho que te fascinaría si algún día desaparezco.
Respondió Katerin de manera brusca.

No era momento para pelear con ella, sino de aclarar la situación con Michael, ya que este comenzaba a pasarse de los límites que podía soportar.

«Veo que al fin mis acciones están comenzando a dar frutos» Pensó mirándola con una sonrisa.

Después de mirarse detenidamente, Katerin arrastró a Michael hacia su habitación, cerró y se aseguró que nadie estuviera escuchando su conversación. Luego de esperar un momento, se giró y miró con seriedad a Michael.

— ¿Quiero saber que es lo que tramas? ¿Acaso quieres darle el gusto a ella?
Preguntó sin vacilar.
— ¿De qué hablas? Tu madre no tiene malas intenciones con respecto a nuestra relación, sería que tú si quieres acabar con lo nuestro porque comenzaste a amar a Alejandro, ¿no es así?
Inquirió de manera acusante.

Katerin se tuvo que tomar un momento para respirar y relajarse. Ella no podía creer que él en verdad estaba diciendo esas absurdas palabras.

— ¿Te estás escuchando? ¿Realmente sabes lo que estás diciendo? ¿Cómo puedes estar seguro que ella te dice la verdad?
Preguntó conteniendose.

Michael no era tonto, él comenzaba a notar el cambio que Katerin empezaba a tener cuando se hablaba de su amado Alejandro, él, quien ella decía y perjuraba que solo era su amigo, sin embargo, sus acciones, atenciones y miradas habían cambiado de una manera más amigable.

— No necesito que nadie me lo esté diciendo, yo me he dado cuenta de cómo lo tratas. Antes decía que era alguien que no aspiraba a ser tu amistad ni siquiera alguien cercano. Pero, de repente hace un cambio y ya quieres estar todo el día con él.

Katerin reflexionó sus palabras, él podía estar diciendo la verdad. Pero, no era para que lo tratará de esa manera. Además, ¿en qué momento el chico tierno y caballeroso que toda las chicas babeaban por él había desaparecido?

— Michael, yo solo tengo ojos para ti. Él es solo mi amigo, entiéndelo. Si mis acciones las malinterpretaste, lo siento. Sin embargo, yo no soy la única que se ha equivocado. Tú también tienes mucho que ver aquí.

Katerin se tranquilizó. Lo que vendría después de esto tenía que arreglarse, sí o sí, él debía de dejar de acosar a Alejandro, no meterlo en sus líos y no estar celoso de él.

— Es inaceptable lo que hiciste con él. Dañaste algo preciado, algo que no se puede arreglar, tú arruinaste el símbolo que representaba a su madre, su felicidad y su abrigo se lo quitaste con destruir aquel rosal. Tal vez tú lo veas como algo insignificante, pero, para él es algo más que un rosal. Así que, si piensas mejor las cosas, debes de encontrar una manera para solucionar su dolor.
Le dijo Katerin mirándolo a los ojos.

Michael sabía que lo que había hecho estaba mal, ahora que habían hablado de sus inquietudes y sus diferencias, era momento de arreglar lo que había hecho, aunque, esto pareciera no tener un arreglo.

— Está bien, lo arreglaré. Te prometo que hablaré con Alejandro. Debo irme, nos vemos mañana.
Contestó Michael, él tenía mucho que pensar.
— De acuerdo, nos vemos luego. ¿Te acompaño a la puerta?
— Oh, no. Sé el camino.
Respondió Michael saliendo de su habitación y cerrando su puerta con delicadeza.

Sumido en sus pensamientos, no sé dio cuenta en el momento que la madrastra de Katerin se había aproximado a él, acompañándolo a la salida. Como si de una hiena se tratará lo rodeo y se aseguró que nadie más pudiera tener acceso a su presa.

— ¿Ya te vas, querido?
— Ya, señora. Otro día hablamos.
Respondió de manera amable.
— De acuerdo, muchacho. Espero que mis palabras y advertencias te hayan servido, no despegues tus ojos de ellos.
Indicó a Michael.
— Sí, gracias.

Michael se fue lleno de pensamientos. Todo lo que sucedía le parecía extraño. No sabía a quien creerle, la actitud de Katerin le parecía extraña y su madrastra también parecía guardar algo que él no sabía.

«Debo de ver detenidamente a todos, y más a Alejandro, sé que algo trama» Pensó mientras viajaba en el coche.

La mujer astuta sonreía con descaro, mientras veía como se alejaba el auto. Ella sabía que poco a poco estaba logrando su cometido.

— Muy pronto, muy pronto, no comas ansias. Ya verás que tu agonía y tus esperanzas acabarán. Pronto la fortuna de los Magno y su influencia estará en nuestras manos.
Dijo para sí misma con tranquilidad.

Su plan iba tomando forma gracias a la inseguridad de Michael, el dolor de Alejandro y la confusión de Katerin.

...

Al día siguiente, Michael se apresuró a llegar temprano y encontrar solo a Alejandro, él cual ahora era el primero en llegar.

Se encontraba leyendo los últimos balances de la empresa de su padre, tomaba nota de los puntos que no podía comprender para después preguntarle a Katerin o a su padre. Cuando, Michael lo tomó por sorpresa y se acercó a él en son de paz.

Alejandro no pudo evitar ponerse en guardia y tranquilizarse. Después de todo, Michael había sido el causante del dolor más grande que había podido experimentar en este momento.

— ¿Qué es lo que quieres de mí?
Preguntó Alejandro antes de levantar el rostro para encontrarse con la arrepentida mirada de Michael.
— Alejandro, yo... En verdad lo siento, lo siento mucho. Yo no quería hacer eso y lo sabes, todo fue un accidente. Lo siento.

Alejandro reflexionó sus palabras, se dio un momento para pensar con claridad y tomar una buena decisión.

Tras un gran momento con sus pensamientos, pudo concluir en dos cosas, la primera era que Michael estaba sinceramente arrepentido y la segunda, la cual más le preocupó era que Michael estaba celoso de él, por eso tenía ese comportamiento en su contra.

— Está bien, acepto tus disculpas. Pero, quiero decirte una cosa y espero que me hagas caso.
Respondió Alejandro quebrando el silencio que se había formado.
— Tú dirás.
Respondió Michael de manera atenta.
— Por favor, deshazte la idea de que te voy a quitar a Katerin o que me voy a enredar con ella. Es verdad que estoy enamorado, pero, ahora tú estás con ella, además, no tengo dudas de que realmente te ama. - silenció un instante- Acepta el hecho que eres suficiente para ella, no te menosprecies y date una oportunidad con ella. No la hagas sufrir, solo así puedo estar tranquilo.
Le aconsejó con toda sinceridad.

Michael asintió y sonrió, las palabras de Alejandro lo habían conmovido, todo este tiempo él pensaba que no era lo suficientemente bueno para Katerin, solo por el hecho de no tener el dinero suficiente para llevarla a lujosos restaurantes, llenarla de joyas y regalos costosos que Alejandro si podía darle.

— Gracias, Alejandro. Te prometo que la haré sonreír.
— Eso espero.
Afirmó Alejandro mirándolo con esperanza.

«Solo quiero que ella sea feliz, su sonrisa y su manera de ser me recuerda a mi madre, y lo que más quisiera es que ella también sea feliz» Pensó Alejandro.

Y si tan solo nos amamos. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora