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Lluvia... cerré los ojos para concentrarme en las gotas, pero empezó el torrente imparable. Una lluvia fuerte, asfixiante, y dolorosa caía en mi cuerpo.
Supuse que aquella vez que nos despedimos sería la última en que caminaría bajo un clima así, pero no, aquí estoy una vez más, reviviendo tu recuerdo, rememorando tus palabras, y ese frío apabullante.
Puedo ser considerable para el título del ser más inútil, porque te fuiste y yo también, pero no me llevé las ganas, la dejé con vos en ese techo de lata:
"Hasta acá llegué" dijiste, "tus ganas se consumieron" te expliqué.
Tanta diferencia entre no puedo y no quiero, lo entendí. Sólo asentí, te llevaste mi abrigo para cubrirte, y no te voy a decir que un pedazo de mi, porque eso es verso, nadie se queda con nada más que recuerdos, lo que si vos te llevaste la versión de mi misma que me gustaba ser, esa boluda enamorada. Y está bien, está bien. Quedatela, nadie vuelve a ser lo mismo dos veces, y yo no quiero ser más que tu "fue..." porque no volverá a ser.

Me siento casa día menos boluda y más yo. Mía y sólo mía. Gracias. 

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