Capítulo 8

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— Perdóname... Tanjiro — Su abuelo le sonreía de manera algo feliz y algo triste — Estamos... designados para hacerlo así —

Un sonido sordo, algo cae.

El cuerpo de su abuelo cae inérte en el suelo.

El joven de no más de 10 años tenía una katana ensangrentada en su mano, sus ojos, como de muerto miraban al cuerpo de su abuelo y maestro.

Somos samuráis, nuestro motivo es morir cuando sea necesario — Le explicó alguna vez su abuelo — Aunque ya no sirvamos a la familia imperial, lo somos

Su katana ensangrentada solo decía una cosa: La sucesión se había cumplido.

Su padre miraba la escena algo reacio, sintiéndose inútil y con ganas de llorar miraba el piso.

— Perdón... Tanjiro... — El pequeño lo voltea a ver — Perdón por obligarte a hacer eso... si tan solo yo... — Mira a su hijo, el cual no tenía expresión alguna.

— ¿Perdón? ¿Porqué? — Sacude su katana, una línea de sangre queda marcada en el suelo — Cumplí la tradición, ahora soy un Samurai ¿No? — Su mirada viaja desde su padre a su katana — Asi... tu no tendrás que morir — Aprieta la katana.

— ¡Pero tu tuviste que matar! ¡A-A tu edad! — Se sentía muy mal, como si fuese el peor padre del mundo.

Tanjiro sonríe y lo mira — ¿Haz matado a alguien alguna vez, papá? — Tanjuro aprieta sus dientes y niega con su cabeza — No lo hagas, yo soy el samurai, no tú —

Sucesión, una práctica de la familia Kamado desde la era Meiji.

Antiguamente habían gozado del prestigio de ser el escudo privado del emperador, pero luego de la reforma del país y de tantas cosas que sucedieron, quedaron exiliados hasta que por medio de tretas y sacrificios, su bisabuelo pudo llegar al acuerdo de dejar la historia de su familia atrás y pudieron volver a vivir libremente en Tokio.

Sin embargo, la tradición familiar no se detuvo.

Instruir a un niño en todo tipo de arte de la guerra, cuando el niño cumpla un número cerrado ( 10, 20, 30... ) y su maestro haga lo mismo y todo el conocimiento haya sido pasado a la siguiente generación, el alumno debe asesinar a su maestro: Solo debe haber un samurai.

Tanjiro cumplió lo que su padre no pudo, ya que este escapó de los entrenamientos toda su vida, creyendo que de esta manera su padre no tendría que morir.

Pero en unos pocos años que estuvo fuera de Tokio por trabajo, su padre enseñó todo a su hijo mayor, y al chico cumplir 10 y su padre 70, el alumno mató al maestro.

Esta tradición dio inicio en el Periodo Edo, pero no era obligatorio matar al maestro en esos momentos, no fue hasta que en el Shogunato Tokugawa, por diversión del Emperador, este pidió que la familia que lo defendía solo tuviese un Samurai, y estableció la sucesión con la muerte del maestro por manos del alumno.

[ • • • ]

— ¿Kamado-kun?— El profesor sentía la mirada del chico — ¿Sucede algo? —

Varios de sus compañeros lo voltean a ver, él actúa rápidamente y sonríe.

— No es nada, es un tema bastante interesante — Saca sus apuntes y escribe el título del tema.

El trauma que ganó el pelirrojo se presenta en su cabeza, él asesinando a su maestro...

Sacude su cabeza.

Por culpa de ese trauma había perdido muchos de sus recuerdos de la niñez y durante la misma lo había hecho actuar de manera distante de los demás niños, razón por la cual se enfrascó únicamente en el Kendo, no era lo mismo que lo que había aprendido con su maestro.

En el kendo nadie debía morir, eso le gustaba.

Pero tenía que atacar a puntos no vitales, no tenía que matar, el daño no debía ser grave, todas esas cosas lo hacían contenerse.

Y aunque intentó no hacerlo mucho, perdió por culpa de tener siempre el pensamiento de "No debo matar".

El horario de clases terminó antes de que se diese cuenta, va al salón de su hermana pero no la encuentra.

— Club de artes... — Suspira y camina hacia dicho club.

Abre la puerta del mismo, varias personas practicaban.

Chasquea su lengua.

En esos momentos que recordaba las cosas que había hecho de niño, prefería irse a dormir, esa era la única manera que conocía para calmarse.

— Woah... — ¿Y ese? — Es lindo... —

Aún las Senpais del club de artes se quedaron viendolo.

— ¡Nii-chan! — Nezuko vestida con las protecciones y el uniforme de Kendo corre hacia él — ¿Practicas conmigo? —

Suspira y mira a todo el club, mayoría lo miraba con sorpresa.

— ¿Es el hermano mayor? — ¿Ayer venía disfrazado? — No sabía que era tan guapo... —

— ¿Mmm? Nah — Tanjiro le sonríe a su hermana menor — Venía a avisarte que ya me iba —

Alguien se para detrás de Nezuko y toca su hombro — ¿Tu... hermano?

Nezuko sonríe — ¡Sí! ¿A que es muy guapo?

Escucha pasos acercarse a él, mira con el rabillo del ojo a la chica que derrotó el día anterior.

— Practiquemos — Kanao le extendía un Shinai

Tanjiro suspira — No — Se da la vuelta — Hasta otra — Sacude su mano despidiendose

— ¡Nii-chan! — Nezuko camina hacia él.

— Practiquemos — Kanao le extendía más el Shinai.

Él solo se da la vuelta y sale del salón del club.

Dejando a las dos chicas que caminaban hacia él en visto.

Qué molestia... — Sonríe — Nezuko no sabe de la tradición... es mejor que no se entere

— ¿Kamado Tanjiro? — Una persona habla a su lado.

Asiente y mira a la persona — ¿Sí... Director? —

Ubuyashiki sonríe — ¿Entrarás en el club de Artes? — Mira la puerta — Si lo haces podríamos llegar a un acuerdo... —

Tanjiro que había empezado a caminar, se detiene — ¿Acuerdo? —

— Conozco quienes son los Kamado, por eso fue que les entregamos las becas — Tanjiro voltea a verlo de manera algo amenazante — No, no, no te quiero chantajear — Kagaya sonríe — Cada torneo de Kendo que ganes, serán 5 años más del permiso de permanencia de la familia Kamado — Le sonríe — ¿Qué me dices? —

Tanjiro queda congelado en su puesto.

¿Porqué le ofrece eso? Aún queda tiempo del permiso que hizo su bisabuelo.

— El permiso de los Kamado termina este año, a mitad de Mayo— La sonrisa de Kagaya se vuelve más grande — ¿Te unirás al Club de Artes? —

Tanjiro chasquea su lengua y aprieta su puño.

— Demuéstrale a japón — Se acerca a él y pone su mano izquierda en su hombro derecho — El poder de un Samurai —

Club de Artes - TanjiKanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora