¿Me recuerdas? [Finalizada]

Capitulo 6

-Mamá, ¿puedo ir a un club de Volley?

-Claro, ya te hacía falta un poco de ejercicio -Dijo mirandola de arriba hasta abajo con un poco de disgusto.

-jaja... Está bien, gracias -Forzó una sonrisa para luego irse a su habitación, soltando una lágrima.

¿Porque su madre no puede verla de una forma diferente? ¿Siempre la tiene que ver con disgusto y asco?

-[ Puede que ahora pierda el suficiente peso para que a la vista de mi mamá sea hermosa] -Empezó a verse al espejo con pena.

Según todos tiene un cuerpo delgado, pero... ¿Porque ella no puede ver eso? Siempre que se veía al espejo, su mente le mentía, y la hacía verse gorda, pellizcando su piel, pensando que son rollos de "grasa", midiendo sus piernas, sus brazos, su cintura, su torso, su cadera, cada parte de su cuerpo, para luego anotar esas medidas en una libreta, y dándose una nueva meta, en la que daría su mejor esfuerzo, aún sabiendo el riesgo que está corriendo, aún sabiendo que puede llegar a la muerte.

-[Alimentación; Desayuno: un huevo duro y té sin azúcar, Almuerzo... Sin almuerzo, Cena: té verde ] -Repetía a cada segundo la dieta que se propuso, con ese sér susurrandole al oído "estás gorda, pesas mucho, mira esa grasa sobresaliente, mira ese número en la pesa tan alto, que asco"

Esa dieta, no es sana, es algo inhumano, algo que ella se propuso solo para satisfacer a una sola persona que solo piensa en presumir un esqueleto, haciéndolo llamar su hija, no quiero decir que esté mal ser delgada por genética, eso es completamente normal, pero cuando lo fuerzas hasta no poder más, hasta que caigas de hambre, hasta que tengas que ocultar tus ojeras y manchas con maquillaje por falta de vitaminas, hasta no poder más, eso... Eso es lo que te mata.

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-¿Eh? ¿Donde estoy?

Boomer despertó en medio de un campo, verdoso y soleado, su aire era fresco, le daba paz

-¡Oye, por aquí! ¡Jajajaja!

La voz de una pequeña niña se hizo presente, el rubio miró al frente, y pudo visualizar la silueta de esta, estaba alejada, pero sintió la necesidad de correr directo hacía hayá, sin esperar más, corrió y corrió, pero esta se hiba alejando, era desesperante, sentía un peso, impidiendo poder alcanzarla, quería saber quién era, pero esta se desvanecía. De soleado se hizo a nublado, y la niebla invadía los pastos del campo, la luz desaparecía cuando las nubes tapaban el sol, dejó de forzarse a seguir corriendo.

Boomer no tenía fuerzas pues era pesado y agotador, sentía la brisa chocar contra sus mejillas y el ruido del viento contra los árboles, mientras respiraba pesadamente de pronto vio a la lejanía a la misma niña pero estaba acompañada, era una mujer mayor, rubia y con el cabello ondulado hasta los hombros, llevaba pulseras y un vestido azul marino hasta las rodillas, acompañado con tacones negros, esta estaba hablando con la pequeña de coletas, tenía la cabeza baja por lo que no podía reconocerla.

La mujer procedió a hablar.

—¿Cuantas veces tengo que decirte que no puedes comer golosinas? ¡Vas a engordar! —Le gritaba está con un dulce en sus manos que probablemente se lo arrebató a su hija.

—P-pero Boomer me dió ese dulce —Respondía la pequeña cabizbaja por los regaños de su madre.

—¡Otra vez estás juntándote con ese niño en ese parque! ¡ES UNA MALA INFLUENCIA! ¡¿QUE PARTE NO ENTIENDES?! —Gritó enfurecida la mujer dándole una cachetada a la pequeña niña de coletas que soltaba gordas y espesas lagrimas de dolor y tristeza.