29. ¡¡¡QUE LA MATES!!!

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Habían pasado 8 meses desde las últimas palabras entre ellos y desde entonces, todo había ido cuesta arriba para todos, Flavio e Irina, a pesar de mantener su relación especial a escondidas no desaprovechaban cualquier rincón o cualquier oportunidad para estar el uno cerca del otro a pesar de las idas y venidas de Flavio a Los Ángeles por trabajo, en las cuales en alguna ocasión pudo llevar a Irina y pudo enseñarle la ciudad como si realmente fuesen pareja y ella no estuviese casada con su hermano, pero a pesar de todo aquella realidad seguía ahí aunque fuese menos dura después de lo ocurrido.

Finalmente con los cuidados, la preocupación y el amor de Flavio, Irina, lejos de irse del rancho Gallardo había permanecido en él para estar cerca de Flavio a pesar de tener que cruzarse todos los días con el desgraciado de su marido con el cual había decidido dejar atrás todo lo ocurrido para centrarse en esta nueva oportunidad que le daba la vida, gracias a Flavio había vuelto a creer en el amor, se había dado el lujo de escribir una nueva historia de su vida, había encontrado en Andrea un refugio inesperado que la ayudo a enfrentar aquel mal trago con actitud y carácter, sorpresivamente ambas habían conectado muy bien, algo que tenía encantada a Beatriz, en aquella casa ya no había discusiones de ningún tipo ni confrontaciones, por el bien de ella todos habían decidido llevar la fiesta en paz por su estado de salud, pero... ¿hasta cuándo duraría eso?

Para Andrea todo se trataba de un cuento de príncipes y princesas, donde nunca había creído en que alguien le podía proporcionar la verdadera felicidad, allí estaba ella con Samuel para creer ahora en todo lo contrario, sentía que a su lado tenía un hombre perfecto, un hombre que la sacaba a cenar, que le regalaba detalles, que la cortejaba cada día y que la alentaba a ser una mejor persona, finalmente Samuel lo había dejado todo en Houston para moverse definitivamente para el rancho de sus padres y había pedido un traslado de hospital para empezar a trabajar en la propia clínica del pueblo, ante aquel acto de amor ella no pudo hacer otra cosa que mover sus cosas para la casa grande y convivir con él a pesar de tener que hacerlo con miembros de la familia que no eran de su agrado.

Lejos de pesarle la decisión de haber cambiado el mejor hospital del estado de Houston por una simple clínica, Samuel empezaba a pensar en grande, empezaba a pensar en su futuro con Andrea, un futuro en el que tenía toda la intención de formar una familia y tenía ideas grandes para la sanidad de aquel pueblo, su mente siempre había trabajado en eso, pero sobre todo había trabajado en la felicidad de Andrea, con la cual había conseguido que tuviese un lugar en el rancho Gallardo a pesar de las caras de su padre.

Pero si Andrea había conseguido un lugar en aquel rancho no era ni más ni menos que por las intenciones de José Antonio de tenerla cerca para que fuese más fácil terminar con la latosa existencia de aquel estigma que le recordaba al traidor de su padre, una traición que desde que aquella muchacha entró en sus vidas de nuevo recordaba una y otra vez como si todo hubiese ocurrido el día anterior.

Aquellos meses para Arturo había sido una tortura, el cuerpo de Sofía ya no le servía para ahogar aquellos bajos instintos que sentía por la que era novia de su hermano y que siempre había sido el amor de su vida, a aquel hombre estaba que no lo calentaba el sol después de haber perdido los nervios en reiteradas ocasiones debido a ese frustrado amor, ahora tan solo los remordimientos de todo lo ocurrido a lo largo de su vida invadían su cabeza mientras intentaba controlar esa rabia contenida que tenía ante la idea de que su hermano disfrutara en todos los sentidos de la mujer que amaba.

Arturo miraba a Andrea desde la distancia, como cada día, soportaba su presencia por qué era el único modo en el que podía llegar a tenerla, veía como movía la paja para darle de comer a los caballos mientras en sus pensamientos la voz de su conciencia se debatía con la de su ego, apretaba los puños viendo como su esbelto cuerpo se movía, notaba la ligera diferencia de Andrea desde la llegada de Samuel a su vida amorosa, notaba como aquella mujer tenía un carácter más atrevido, como su piel brillaba al igual que su mirada, su forma de moverse se había vuelto más suelta y no se tensaba con cada movimiento, notaba en ella el relajo y la guardia baja desde que tenía quien velase por ella.

QUÉDATE CONMIGODonde viven las historias. Descúbrelo ahora