5. Decepción

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Todos se habían ido a la cama estando acostumbrados a aquel caos que irrumpió esa tarde en su casa estropeando la fiesta que su madre había preparado en el rancho, sin embargo a Flavio y a Samuel aquella explicación tan simple les pareció insuficiente y conociendo como conocían a la gente del pueblo era obvio que había algo más detrás del comportamiento de aquella joven.

Flavio: menudo caos ¿no?-Flavio le ofreció una copa de whisky a su hermano mientras este miraba la oscuridad del jardín de la casa.

Samuel:-tomó el vaso y tomó un sorbo-esta familia siempre fue un caos-miró a su hermano-Arturo está descontrolado...

Flavio: no me dices nada nuevo-dio un suspiro llevando la copa a sus labios y ambos miraron el vacío.

Samuel: ¿Cuándo hemos dejado de ser hermanos?-Flavio le miró.

Flavio: no sé por qué dices eso, tú y yo siempre nos hemos llevado bien Samuel.

Samuel: si, hemos mantenido el contacto pero, ya no somos los mismos de antes, tú te encerraste en tu mundo de la arquitectura, solo tomabas un café conmigo cuando estabas de paso por Houston, no has sido el mismo desde lo de Alicia...

Flavio: ¿y cómo voy a serlo Samuel?-meneó la cabeza-contigo no puedo evitar el tema, me dolió mucho todo lo que pasó, todos decidieron omitir el tema, dejar que el tiempo pasara y hacer como si no hubiese pasado nada, incluso mamá, lo hizo-resopló-solo tú estabas ahí-pasó una mano por su hombro.

Samuel: por eso no entiendo por qué te alejaste de mí.

Flavio: lo siento, tal vez no debí hacerlo pero, fue mi manera de digerirlo todo...-suspiró.

Samuel: no pasa nada-sonrió-siempre hay tiempo para volver a empezar.

Allí estaban los dos, como verdaderos hermanos, siempre se habían entendido el uno al otro y los dos tenían un carácter similar, los dos miraban la oscuridad de aquel lugar al que tanto recelaban volver, admiraban el ruido de la noche sin el ruido de los coches y la contaminación, tomaban una copa en la más absoluta de la calma, Samuel soltó una pequeña risa sin poderlo evitar, meneó la cabeza humedeciendo sus labios para tomar otro sorbo de la copa y volvió a reír esta vez hizo mas ruido.

Flavio: ¿te ríes?

Samuel: me estoy acordando de aquella mujer.

Flavio: ¿de la salvaje?

Samuel: Andrea...-murmuró con una sonrisa-hay que estar rematadamente loca para darle una bofetada a Arturo Gallardo.

Flavio: si no te llegas a meter en el medio seguro se le echaba encima.

Samuel: yo también pienso lo mismo-ambos se quedaron pensativos-¿no te parece curiosa su historia?

Flavio: muy escueta para ser un chisme de pueblo... algo más habrá en esa historia que no quieren que se sepa.

Samuel: la verdad es que me pica mucho la curiosidad hermano, todo lo que envuelve a esa mujer... es curioso.

Flavio: pues ten cuidado con esa curiosidad-se levantó y dio un pequeño bostezo-ya sabes que la curiosidad mató al gato.

Después del evento tan bochornoso que había vivido su padre por culpa de aquella salvaje y de haberse arruinado la fiesta de Beatriz y José Antonio, Irina se encontraba en su tocador desmaquillándose en completo silencio, Arturo se encontraba muy molesto, ambos no habían cruzado palabra en toda la noche.

Irina: no puedo creer que esa mujer arruinara la celebración de tus padres-él levantó la vista para observarla-y es que tu madre había planeado por tanto tiempo esa fiesta-él bufó-es que como se le ocurre pensar que alguien podía querer robarle algo a ella, es tan insignificante, por dios solo es cuestión de mirarla es...

QUÉDATE CONMIGODonde viven las historias. Descúbrelo ahora