44. De vuelta al rancho

862 81 42
                                    

2 SEMANAS DESPUES.

Para Andrea la situación era bastante complicada, no tenía la valentía ni tampoco encontraba las palabras para entablar una conversación con Samuel, veía en él las ojeras características de aquella vez que se conocieron, lo veía cabizbajo y más delgado que de costumbre, sabía que lo estaba pasando igual de mal que ella por la ausencia de aquella criatura que estaba segura les hubiera traído muchísima felicidad, con todo ello, Andrea recibió la alta del hospital y se percató del pequeño brillo que él llevaba en sus ojos de llevarla a casa.

José Antonio desconocía aquel pequeño secreto de los que solo Beatriz, Samuel, Andrea e Irina eran conocedores, el hecho de haber fallado en su intento de matar a la salvaje lo tenía ligeramente malhumorado por lo que con la ayuda de Ignacio consiguió levantar más terrenos de la propiedad de Andrea en señal de venganza contra aquella mujer.

Arturo disfrutaba de la fogosidad, nuevamente de una mujer ajena, esta vez con la mujer de su hermano Samuel, jamás había amado a Irina y en eso la rubia tenía mucha razón, poco o nada le importaba el hecho de su embarazo, tan solo que le hubiese visto la cara de idiota y lo hiciese en sus narices, creía tener a Irina controlada y por eso ella se quedaba en aquel rancho, pero se equivocaba, el objetivo de que ella estuviese allí era otro.

Pensaba en ayudar a Andrea a como diese lugar, para ello debería permanecer en aquel rancho con ella, ocultándole a todo el mundo que el verdadero padre de su hijo era Flavio y no Arturo como todos pensaban, el hecho de que José Antonio pudiese estar implicado en el pasado de su nueva amiga le hacía tener la sensación de que tal vez su padre pudiese también tener sus sucias manos metidas en ese asunto.

Se encontraba en la sala ansiosa de que Samuel llegase con Andrea al rancho, sabía que la llegada nuevamente de Andrea a aquella casa traería mucha cola que pisar así que pretendía estar en primera fila para cuando eso ocurriera, de pronto vio aparecer a Patricia, discutía enérgicamente con la muchacha del servicio mientras esta afirmaba reiteradamente todo lo que aquella mujer le decía, Irina se acercó siendo testigo de aquella discusión.

Patricia: ¡Ordené que se hiciera cordero para la hora de la cena!-Irina arqueó las cejas-¡A Samuel le encanta!

-Pero señora... doña Beatriz encargó otra cosa.

Patricia: ¡Pues se hace otro día! ¿¡Ahora que hacemos con el cordero!?

Irina: simple, se pone para la comida de mañana-intervino.

Patricia: ¿Perdona? ¿Alguien te dio permiso para opinar? ¿Quién te crees?

Irina: oh, discúlpame-se tocó el vientre-tan solo soy la portadora del primer heredero de la familia...

Patricia: lárgate de mi vista-comentó molesta.

Irina: aquí quien da las órdenes es nuestra suegra-miró a la empleada-así que se hará la cena que ella ordene-la empleada se marcho mientras que Patricia soltó un gruñido al mismo tiempo que sonaba un coche fuera de la casa-¡Ya están aquí! ¡Qué emocionada estoy!

Patricia: ¿Quién?

Era inevitable que para aquellos movimientos Samuel no llevase las manos al cuerpo de Andrea, el sudor empañaba su frente mientras con temor volvía tocar aquel cuerpo que le volvía loco, aquella salvaje lo admiraba con una mezcla dolorosa y alegre, sabiendo que la torpeza de sus manos se debía a la cercanía de sus cuerpos, tomó su brazo para ayudarla a caminar mientras Andrea lo hacía lentamente y observando aquella mansión en la que no ponía un pie desde que se enfrentó a la idea de que Samuel era un hombre casado.

QUÉDATE CONMIGODonde viven las historias. Descúbrelo ahora